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Demoledora sentencia: el Tribunal Constitucional declara el «derecho» al aborto

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Aunque no ha habido acuerdo unánime, siete votos a favor y cuatro en contra han sido suficientes para que el Pleno del Tribunal Constitucional establezca el aborto como un «derecho» que las mujeres pueden ejercer de manera «libre y voluntaria» durante las primeras 14 semanas de embarazo, tal como establece la ley de plazos del Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero, que ya ha sido validada. Esta decisión también implica que las Administraciones Públicas deben garantizar este derecho.

La sentencia, redactada por la vicepresidenta del Tribunal Constitucional, Inmaculada Montalbán, respalda completamente la ley socialista, sin ningún tipo de matices, trece años después de su aprobación. No se permiten «objeciones» de ningún tipo. El texto rechaza por completo el recurso presentado por un grupo de diputados del Partido Popular y comienza con una «introducción ideológica».

Además, uno de los aspectos más relevantes de la ponencia aprobada en el Pleno de este martes, gracias al bloque de jueces con orientación política izquierdista, es que consagra el aborto como un «derecho». Aunque no se considera un derecho fundamental, se reconoce como parte indiscutible de la «autodeterminación de la voluntad de la mujer» en su máxima expresión.

El respaldo al sistema de plazos establecido en la ley que regula la interrupción legal del embarazo, conocida popularmente como «ley Aído«, reconoce su carácter como un derecho personal de las mujeres, permitiéndoles decidir de manera casi absoluta, libre, informada y consciente sobre cualquier aspecto de su realidad, incluyendo la maternidad.

El enfoque clave se basa en la construcción jurídica establecida en el reciente fallo sobre la ley de la eutanasia, donde se priorizó el derecho que permite a cualquier persona decidir de manera «libre, informada y consciente» cuándo y cómo desea morir en situaciones médicamente comprobadas de enfermedades terminales o gravemente incapacitantes, por encima del derecho a la vida.

La magistrada Montalbán y sus seis compañeros de bloque consideran que esta libertad de elección, una vez explorada y analizada, puede extrapolarse al ámbito del aborto. Al igual que ocurrió con el fallo sobre el «derecho a morir», el Tribunal Constitucional otorga al aborto un contenido que requiere la acción del gobierno para garantizar que este derecho sea exigido a las administraciones públicas.

Los siete votos a favor de este enfoque, que rompen con los consensos doctrinales mantenidos por el Tribunal en los últimos años, son los mismos que rechazaron el borrador previo a la sentencia definitiva revelada hoy. En ese momento, la ponencia era elaborada por el magistrado Enrique Arnaldo, quien renunció al encargo debido a las discrepancias con sus compañeros, y posteriormente fue asignada a la actual autora, la vicepresidenta Montalbán.

Los cuatro magistrados de orientación conservadora, incluyendo a Arnaldo, Concepción Espejel, Ricardo Enríquez y César Tolosa, han declarado que presentarán un voto disidente para mostrar su desacuerdo con la decisión, mientras que la magistrada María Luisa Balaguer ha anunciado que emitirá un voto concurrente, siguiendo así la misma dinámica que en el caso de la ‘ley Celaá’.

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3 Comentarios. Dejar nuevo

  • ¡Qué lástima que las madres de esos siete genocidas no sabían que tenían tal derecho y no lo ejercieron!
    A cada uno de esos siete les queda como anillo al dedo lo que dijo Jesús respecto de Judas: Mejor que no hubiera nacido (Mt 26,24)

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  • Con dicha sentencia estos malnacidos se han ninguneado a sí mismos. Cualquiera que trate a otra persona como si fuese nadie se convierte en nadie. Los embriones humanos, aunque no hayan superado la edad de 14 semanas, son alguien. Son personas igual que lo fueron en su momento estas Señorías tan infatuadas y pagadas de sí mismas que ahora han decretado, como si nada, que los seres humanos de menos de 14 semanas de vida intrauterina no son alguien a quien haya que proteger su derecho a la vida. Cada una de estas Señorías tiene la desfachatez de tenerse a sí misma por alguien mientras conceptúa legislativamente a otras personas como si fuesen nadie. Estas Señorías deben considerar, en efecto, que “mejor que no hubieran nacido”, porque con esta sentencia indigna ellas mismas se han desnacido y abortado. Quien quiere un mal para otros para sí mismo lo quiere. Todos somos embriones.

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  • Ascensión Zaldívar Puig
    15 mayo, 2023 18:11

    En vez de fomentar la natalidad que nos está llevando a un suicidio identitario, hacen esta Ley!

    Responder

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