fbpx

Óscar Rivas entrevista a Alejandro R. de la Peña: «La cristianofobia ha marcado la leyenda negra de la Edad Media»

COMPARTIR EN REDES

Alejandro habla con pasión de lo que estudia y con la gran claridad del que sabe explicarlo. Alejandro Rodríguez de la Peña, historiador riguroso, catedrático de Historia Medieval, profesor en la Universidad San Pablo CEU y autor de obras de referencia, lleva años desmontando «la falsa historia» con datos y mucho sentido común.

En esta entrevista, nos invita a mirar con otros ojos la Edad Media, injustamente difamada… y, de paso, a redescubrir las raíces de Europa.

Desde haces siglos Edad Media ha sido asimilada a una etapa de oscuridad, de tinieblas. Usted, sin embargo, a lo largo de su obra, sin hacer apología, destaca lo mucho positivo que hubo en ella. ¿De dónde viene esta leyenda negra?

Pues tiene muchos orígenes. Tiene un origen, por un lado, en el Renacimiento italiano, que es cuando, en realidad, empieza a hablarse de Edad Media, pues como es lógico, en la Edad Media no eran conscientes de vivir en la Edad Media.

Es Petrarca quien crea el concepto de Renacimiento y también el de Edad Media, y los crea como una especie de gemelos antagonistas donde el primero es luminoso y el segundo, oscuro.  Pero esta es sola la primera fase.

La difusión por toda Europa de esta idea se debe más al hecho de que la Reforma Protestante emprende una campaña de difamación, una suerte de damnatio memoriae, contra todo lo que pueda representar a la Edad Católica del Papado, que es lo que hoy conocemos como Edad Media.

¿Cómo es posible que el mundo protestante haya podido ejercer tanta influencia hasta el punto de calumniar a un periodo que abarca tantos años?

Porque el mundo protestante, el mundo de Norte de Europa, es el que prevalece en la batalla cultural del siglo XVII y XVIII y el que consigue que se hable de la Edad Media oscura. Pero, si bien su papel es fundamental en este proceso, la última fase de esta leyenda negra le corresponde a la Ilustración, cuando personajes como Edward Gibbon y Voltaire la hacen, aunque, bien es cierto que con cambios. Si para los protestantes la Edad Media era mala por católica, si para Petrarca la Edad Media era mala por germánica, para la Ilustración, la Edad Media será mala por ser cristiana.

Es decir, el tema no reside ya en que la Edad Media sea papista o católica, sino en que sea cristiana. Y esto se transfiere a la Edad Contemporánea, y hasta hoy.

Con esos orígenes ¿pudiera decirse que hay un punto de cristianofobia en la crítica actual que se está haciendo desaforada hacia la Edad Media?

Sí, sí, sin duda. Hay varios elementos a tener en cuenta. Por un lado, queda algo del paradigma original renacentista, la idea de una época donde lo bárbaro es un componente predominante.

Hay otro aspecto muy importante de rechazo a la Iglesia, piensa que la Edad Media es el momento histórico donde más ha influido la Iglesia.

No hay duda que existe una cristianofobia vinculada a la leyenda negra medieval. Mientras que “renacentista” suena a moderno, lo “medieval” suena a retrógrado. La palabra ha quedado maldita.

¿En qué medida crees que tus trabajos pueden contribuir a arrojar luz donde otros ponen oscuridad?

Ese es precisamente mi propósito. Aunque la influencia que un historiador tiene es la que es, el cambio es posible. Los historiadores escribimos libros, pero los libros no cambian la percepción popular.

Son los medios como éste los que pueden motivar el cambio. Prensa, televisión, películas… ahí es donde, de verdad, se puede cambiar la mentalidad popular.

Los libros que yo escribo, o que escriban historiadores más importantes que yo, no van a cambiar nada porque, por desgracia, se están escribiendo libros en esta dirección desde hace 100 años y el tópico sigue ahí.

Si tuvieras que resaltar, a modo muy sintético, los aspectos más positivos de la Edad Media, ¿Cuáles destacarías?

Por un lado, el aspecto de la dignidad de la persona.

Contra lo que se piensa, durante la Edad Media, se avanza muchísimo en el campo de los derechos humanos, aunque yo prefiero hablar de la dignidad de la persona humana.

Es un momento en el que se toma conciencia de que la esclavitud es una aberración, donde el sacrificio humano, que ya había desaparecido hacía tiempo en el Mediterráneo clásico, desaparece también en el Norte de Europa. La civilización medieval acaba con el horror de las ejecuciones por crucifixión, con el infanticidio ritual y con el sacrificio humano en toda su amplitud.

Los avances científicos son extraordinarios respecto a lo que había en la Antigüedad Clásica. Durante los cuatro o cinco siglos de la Alta Edad Media, se produce un retroceso por las invasiones bárbaras, pero desde el nacimiento del siglo XII hasta el final de la Edad Media hay un despegue científico unido al nacimiento de las universidades.

En efecto, antes de la Edad Media no existían las universidades. Su presencia debió de incidir mucho en campos muy diversos…

Por supuesto. Allá donde uno mire, ya sea en el ámbito de la astronomía, de la matemática, de la medicina… se experimentan avances, y no pequeños, y todo gracias a que los profesores y sabios del mundo medieval supieron incorporar los hallazgos del mundo árabe, de la India o de China, es el caso del cálculo algebraico, el número árabe, el desarrollo de la imprenta, el desarrollo de la química.

Desde el punto de vista de la creación de las identidades, Europa nace en la Edad Media.

Hasta su llegada, no existía una idea de Europa en el mundo grecorromano. El concepto de naciones europeas como España, Inglaterra o Francia, nacen como conciencia y como identidad, en el caso español con unas identidades regionales. No había una España antes del mundo medieval, pero tampoco había una Cataluña. Además, todo nuestro pasado literario, nuestras lenguas, vienen de la Edad Media. Podría seguir y seguir…

Juan Pablo II, no hace tanto tiempo, pronunció en Santiago aquellas palabras que aún resuenan con fuerza en nuestras cabezas: “Europa, vuelve a encontrarte, sé tu misma, aviva tus raíces…” ¿Europa puede ser Europa sin ser cristiana?

En mi opinión no, porque se trata de una idea cristiana. Europa nace como concepto político-cultural con Carlomagno. Es una idea que nace cristiana. Los ilustrados intentaron cortar el pasado cristiano remontándose al pasado clásico, a Grecia y Roma, y no lo consiguieron.

De hecho, toda la transmisión de lo grecorromano se llevó a cabo a través de la Edad Media y del cristianismo. A Aristóteles, Platón o a cualquier autor literario o filosófico, lo leemos con el filtro cristiano; somos herederos de todo eso, amputarlo equivaldría a destruir la esencia de Europa. Nuestra historia no empieza en el siglo XVIII.

No será porque no lo han intentado

Ahí está el proyecto de Constitución Europea. Aunque al final no se aprobó porque no hubo consenso para que saliera adelante, no podemos olvidar que en el diseño que hizo Giscard d’Estaing se hacía referencia a todas las épocas menos al cristianismo de la Edad Media. La omisión no puede ser más significativa.

Hay un sector de la opinión pública europea, de la intelectualidad europea, de la clase política europea que tiene alergia al cristianismo.

Como tú bien has señalado detrás de todo esto subyace una cristianofobia innegable.

¿Cómo crees tú que se puede recuperar por parte de Europa ese rumbo perdido? Porque está totalmente desnortada. A tu juicio, y siguiendo con las palabras de Juan Pablo II, ¿cómo podemos avivar esas raíces?

San Juan Pablo II, lo dice muy bien en Memoria e Identidad, un libro, por cierto, maravilloso. O hacemos un ejercicio de memoria o no tenemos identidad.

Esas dos palabras, memoria e identidad son indisociables. Sin memoria somos zombies, ya que el que pierde la memoria es una persona. Cuando vemos a una persona que, por desgracia, ha olvidado quiénes son sus padres, sus abuelos, vemos a un zombie. De hecho, son personas las que ejercen tutela legal sobre ellos.

Una persona sin memoria es una persona que cualquiera puede manipular.

Hemos perdido la memoria, si somos tan fácilmente manipulables es porque hemos perdido nuestra identidad. Memoria e Identidad. No se me ocurre otro antídoto.

Juan Pablo II, pronunció en Santiago aquellas palabras que aún resuenan con fuerza en nuestras cabezas: “Europa, vuelve a encontrarte, sé tu misma, aviva tus raíces…” ¿Europa puede ser Europa sin ser cristiana? Compartir en X

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS
No se han encontrado resultados.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.