Poco se está hablando esta vez del brote de ébola que está teniendo lugar en África, en esta ocasión en el noreste de la República Democrática del Congo. Allí una epidemia de este virus mortal ya ha dejado más de 1.160 fallecidos.
La enfermedad avanza sin que se pueda refrenar su avance. Cada día se identifican 20 casos nuevos de personas infectadas. En la actualidad al rededor de 1.760 personas están contagiadas.
Esta situación sanitaria excede a la política y las autoridades competentes consideran que la epidemia puede sobrepasar las fronteras congolesas, y especialmente llegar a Uganda, país con el que se comparte un movimiento de bienes y personas importante en la frontera en el norte del Congo.
La ineficacia del a respuesta internacional
La Federación Internacional de la Cruz Roja y la Media Luna Roja, cuyo director de Sanidad, Emanuele Capobianco, explicó que la inseguridad reinante en la zona, donde operan decenas de grupos armados, y la desconfianza de la población hacia la vacunación y tratamiento se unen a una respuesta insuficiente por parte de la comunidad internacional.
Esta organización hizo un llamamiento para una mayor inversión, según informó Europa Press. “La comunidad internacional no puede permitir que el ébola arraigue en Kivu Norte e Ituri ni se puede permitir que se expanda a zonas urbanas donde sería mucho más difícil de controlar, ni que se extienda a través de las fronteras”, aseguró.
Unos 1.500 voluntarios de Cruz Roja se encargan de llevar a cabo entierros seguros, uno de los ejes de la lucha contra la enfermedad. Sin embargo, la mitad de los fallecimientos que se están produciendo en las últimas semanas afectan a personas que no están ingresadas en centros de tratamiento, lo cual supone un alto riesgo de contagio para cuidadores y quienes manipulan el cadáver en los ritos funerarios y revela la existencia de cadenas de transmisión ocultas.
Las muertes comunitarias han elevado al 66% la tasa de letalidad de este brote, lo que supone que fallecen al menos dos de cada tres personas contagiadas. En la peor epidemia de la historia, la de 2014-2016 en África occidental, la tasa de letalidad se situó en un 40%.
Los ataques a personal sanitario y estructuras médicas provocaron que Médicos sin Fronteras, la ONG internacional con más experiencia en atención a pacientes de ébola, suspendiera temporalmente sus actividades en el epicentro del brote. La OMS aseguró esta semana que la campaña de vacunación, que alcanza ya a 117.285 personas, y la rápida respuesta inicial fueron suficientes para frenar el brote en ciertas localidades, pero advirtió de su fracaso en otras como Butembo y Katwa, donde ahora está más activo.