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El caso Biden y el individualismo católico: ¿se puede ser político y cristiano?

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El reciente caso del republicano Joe Biden es sintomático: el individualismo católico en la política no tiene nada que hacer. Lo sucedido con este político estadounidense demuestra lo necesario de que la presencia católica en la política sea transversal y no residual, ya que su ejemplo ha revelado que un católico aislado es difícil que aguante sus posturas.

El aspirante demócrata a la Presidencia de 2020 tuvo que recular en una postura tan definitoria para un católico como es estar a favor de la vida para no quedarse descolgado de la carrera por la representación demócrata.

El que fuera ex vicepresidente con Barack Obama, mostró este jueves su rechazo a una medida restrictiva al aborto que había apoyado durante décadas. La razón es que había recibido numerosas críticas de sus rivales políticos y los defensores del aborto.

La medida mencionada se trata de la Enmienda Hyde, que data de 1976 y prohíbe que fondos públicos federales se destinen a la mayoría de supuestos del aborto.

«No puedo justificar dejar a millones de mujeres sin acceso al cuidado que necesitan y la habilidad de ejercer su derecho constitucionalmente protegido», afirmó Biden durante un mitin en Atlanta, capital de Georgia, uno de los estados que en las últimas semanas ha aprobado leyes restrictivas contra el aborto y por las que algunas empresas como Disney o Netflix han amenazado con abandonar su actividad empresarial en el área.

La abortista Planned Parenthood presionó a Joe Biden

Varios de sus rivales y entidades como Planned Parenthood, la mayor organización de planificación familiar del país, habían criticado por ese posicionamiento a Biden, que según las encuestas es el favorito para ganar las primarias.

En EE.UU. el aborto es legal en la práctica desde que en 1973 el Tribunal Supremo declaró inconstitucional cualquier interferencia del Estado en la decisión de la mujer sobre el embarazo.

En los últimos años, sin embargo, el movimiento pro vida ha tratado de que el Alto Tribunal, de mayoría conservadora, vuelva a estudiar su constitucionalidad para revertir la decisión de 1973.

La llegada de Donald Trump a la Casa Blanca y los nombramientos en el Supremo de los jueces conservadores Neil Gorsuch y Brett Kavanaugh han supuesto esperanzas renovadas para los que anhelan su prohibición.

 

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