Una reciente encuesta realizada en Gran Bretaña ha dado como resultado que la mayoría de las personas se oponen a que se permita a los niños «autodefinir» su género. Eso sí, algunos encuestados están a favor de que cada uno pueda elegir su propia especie.
El gobierno británico ha concluido su consulta sobre el transexualismo, en la que han participado más de 50.000 personas. Una encuesta realizada por ComRes y aparecida en este contexto muestra que la mayoría de los encuestados considera que los menores de 18 años no deberían poder definir su género por sí mismos.
Entre las 2.000 personas consultadas, el 32% apoyó la autodefinición de la raza, el 19% apoyó a las personas que eligieron su propia edad y el 10% dijo que la elección de especie era aceptable.
Para las personas de entre 18 y 24 años, las cifras fueron aún más elevadas, con casi una de cada cinco a favor de que uno pueda elegir a la especie a la que pertenece (para quienes no entiendan exactamente esta pretensión, estamos hablando de la “libertad” para que cualquiera elija a qué especie animal quiere pertenecer, por ejemplo uno podría autodefinirse simio, felino, insecto o cetáceo).
En cuanto al tema del transexualismo, solo uno de cada cinco encuestados piensa que los niños deberían poder autodefinir su género.
Al ser interrogados sobre el deporte, los encuestados se dividieron en partes iguales entre permitir que los transexuales compitan bajo su «nueva identidad de género» y aquellos que creen que deberían competir en función de su sexo biológico. Un poco más de un tercio abogó por la primera opción, casi el mismo porcentaje por la segunda y el 31% dijo que no sabía.
En palabras de Colin Hart, «esta encuesta muestra de manera concluyente que el público sigue siendo muy escéptico acerca de la dirección de la política del Gobierno y quiere que los niños estén protegidos ante tratamientos irreversibles, como la supresión de la pubertad a través del suministro de hormonas o la eliminación de genitales«.
Al mismo tiempo más de 100 académicos han escrito a The Guardian quejándose de que su libertad para realizar investigaciones sobre temas relativos a personas transgénero está siendo restringida.