fbpx

Es una simple pantomima política

COMPARTIR EN REDES

El cambio, propuesto por el PSOE y Sumar, ha recibido críticas contundentes por parte del PP y Vox, quienes argumentan que se trata de una modificación «política» e «ideológica» que no contribuirá a avanzar en la igualdad de género. Nuevamente ha quedado en evidencia el circo lingüístico en el que nos encontramos.

¿Es realmente necesario modificar el lenguaje del Reglamento del Congreso para promover la dignidad del ser humano?

La eliminación de la coletilla «de los Diputados» puede parecer simbólica, pero ¿es este tipo de cambio lingüístico la mejor manera de abordar las desigualdades de nuestra sociedad?

Las objeciones presentadas por el PP y Vox señalan preocupaciones legítimas sobre la naturaleza política de esta iniciativa. ¿Estamos priorizando agendas ideológicas sobre soluciones prácticas y efectivas en materia de equidad y dignidad? 

El PP ha expresado la preocupación de que esta reforma sea el preludio de una revisión más amplia del corpus legislativo español, mientras que Vox ha denunciado que podría constituir una «reforma encubierta de la Constitución». Estas objeciones destacan la percepción de que la iniciativa es una maniobra política. Ignacio Gil Lázaro de Vox ha calificado la iniciativa como una «pura fachada» que no aborda las raíces profundas de la desigualdad. ¿Estamos desviando la atención de problemas más urgentes y sustantivos de nuestra sociedad?

El lenguaje inclusivo, ese invento insulso y totalmente inútil, ha ganado terreno en el discurso público, pero es hora de detener esta locura lingüística.

¿Qué propósitos persiguen ciertas aberraciones gramaticales que desdibujan las normas básicas del idioma?

Este intento de forzar la inclusión de términos absurdos y sectarios solo demuestran una falta de sentido común. ¿Acaso cambiar «el Congreso de los Diputados» por «el Congreso» realmente va a cambiar la realidad? Es una falacia absurda. La equidad se alcanza con acciones políticas concretas. El invento del lenguaje inclusivo, en muchos casos, es una afrenta al buen uso del idioma, una mutilación de la riqueza y precisión que ofrece.

Además, ¿quién decide qué palabras son inclusivas y cuáles no lo son? ¿Acaso se puede inventar un idioma nuevo cada vez que a alguien se le ocurra una idea política o social? Esto es un ataque a la propia esencia del lenguaje, un intento de imponer una narrativa ideológica sobre la realidad lingüística.

Es capital volver a la sensatez y a la claridad en la comunicación. No necesitamos inventar palabras ni alterar la gramática para promover derechos fundamentales o dignidad humana. Lo que necesitamos son acciones concretas y políticas efectivas.

Dejemos de lado los inventos ideológicos que venden un estéril juego de palabras «inclusivas» y enfoquémonos en lo que realmente importa, el bien común.

Dejemos de lado los inventos ideológicos que venden un estéril juego de palabras inclusivas y enfoquémonos en lo que realmente importa, el bien común Clic para tuitear

 

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

1 Comentario. Dejar nuevo

  • Esta gente ya no saben qué hacer para estar en el candelero. No en el del servicio al bien común, que es donde deberían estar, sino en el de la falta de sentido común, por no decir en el de la suprema estupidez. ¿No saben que este tipo de plurales en masculino gramatical incluyen a ambos sexos? ¿Se han olvidado de lo que estudiaron en la EGB?¿No se han reciclado leyendo los comunicados de la RAE al respecto?
    Parece, más bien, que se han empachado de feminismo caducado, se les ha nublado la mente, y han entrado en un delirio alucinante que los lleva a arremeter contra todo.
    Ahora les molesta que el Congreso sea de los “Diputados”, cuando lo que les debería molestar es el espectáculo indigno que nos están dando y las leyes absurdas y nocivas que nos están imponiendo desde este mismo Congreso.
    Las objeciones de PP y Vox las despacharán con los habituales escupitajos de machistas y reaccionarias. Y se saldrán con la suya.
    En fin, ya puestos a ser feministones, si yo fuese un diputado de la oposición les exigiría que, si suprimen la palabra “Diputados”, cambien también la palabra “Congreso” por “Congresa”.
    La Congresa y la Senada: ¿qué más pueden pedir las mujeres?

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.