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Estudio científico: ni un solo resultado favorable a la crianza homosexual

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Una reciente revisión académica ha reavivado el debate sobre los efectos del “parenting” homosexual en los niños. Esta vez, no se trata de una simple opinión, sino de un riguroso análisis estadístico que refuerza una verdad fundamental: los niños necesitan, para su óptimo desarrollo, a su madre y a su padre biológicos.

El estudio en cuestión, realizado por los sociólogos Cristobal Young y Erin Cumberworth, aplicó una innovadora metodología llamada multiverse analysis al polémico estudio de 2012 del sociólogo Mark Regnerus.

En aquel entonces, Mark Regnerus había mostrado que los hijos criados por parejas del mismo sexo presentaban peores resultados en salud mental, éxito académico, estabilidad emocional y comportamiento social que aquellos criados por sus padres biológicos casados y estables.

Este nuevo análisis, lejos de desacreditar los hallazgos originales, los ha confirmado de manera sorprendente.

Tras revisar más de dos millones de posibles combinaciones estadísticas, ninguna arrojó resultados favorables para los hijos de padres homosexuales.

Al contrario, todos los escenarios reafirmaron que los niños prosperan mejor con sus padres biológicos en un hogar estable. Esta consistencia convierte el llamado “efecto LGBT” en un hecho empírico robusto y no una simple coincidencia.

¿Por qué importa esto?

Durante décadas, la ciencia social coincidía en que los niños criados por su madre y padre biológicos tenían mejores resultados en casi todas las áreas de la vida. Sin embargo, con la irrupción de agendas ideológicas, comenzaron a proliferar estudios que, sin rigor metodológico ni muestras representativas, aseguraban que no existían diferencias entre los niños criados por parejas homosexuales y los criados por padres heterosexuales.

Estos estudios, a menudo basados en encuestas a los propios padres homosexuales —sin consultar a los hijos—, fueron usados para justificar políticas de adopción por parte de parejas del mismo sexo.

Pero la ciencia seria y transparente, como lo demuestra el trabajo de Young y Cumberworth, contradice esta narrativa.

Honestidad científica

El caso Mark Regnerus no solo revela datos contundentes sobre la estructura familiar, sino también una preocupante tendencia a censurar estudios incómodos. En lugar de debatir con argumentos, muchos intentaron desacreditar el trabajo de Mark Regnerus como «anti-gay», buscando suprimirlo del debate público.

Sin embargo, como bien señalaron Young y Cumberworth, la censura ideológica tiene consecuencias nefastas para la ciencia y la sociedad.

Si solo se permite investigar o publicar lo que es políticamente correcto, el conocimiento se convierte en propaganda. En cambio, un enfoque abierto y riguroso, que evalúe todas las hipótesis sin prejuicio, es esencial para una sociedad verdaderamente informada.

La familia natural

Este redescubrimiento empírico de lo que la doctrina católica siempre ha enseñado —que el matrimonio entre un hombre y una mujer es el entorno natural y óptimo para el desarrollo de los hijos— es ahora también una conclusión científica.

Los niños necesitan a su madre y a su padre. No por ideología, sino porque así han sido creados y estructurados por naturaleza y por Dios.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Bien está que estos estudios científicos lo confirmen, pero es algo que dimana de la racionalidad más cotidiana.
    Una cosa es que un niño quede huérfano de padre o de madre, o que su padre o su madre se desentiendan de él, y otra que se sustituya a posta la figura paterna por una mujer, o la materna por un hombre, de forma que desparezcan del imaginario del niño. Eso es inadmisible, porque es violentarlo y obligarle a representar el papel de hijo de dos personas que ni real ni virtualmente pueden ser sus padres. Es utilizarlo para satisfacer el capricho de parodiar a la auténtica paternidad, que es la de una mujer y un hombre. Es burlarse del niño, por mucho que digan que le dan “amor”. Amar también es renunciar y si alguien, por su inclinación sexual, no puede engendrar una nueva vida, debería acomodarse, por amor, a su limitación y no perjudicar a nadie.
    No hacen falta estudios para saber que la crianza homosexual es una violación por el morro del derecho de los niños a tener un padre y una madre.
    Sea como sea, gracias a estos estudios los activistas y políticos que propugnan e imponen la ideología LGTBI tendrán que admitir la impostura en que se mueven. Y a la larga tendrán que dar cuenta del mal que están haciendo.

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