fbpx

Dr. Philip Nitschke: «Dr. Muerte» y la promoción de la eutanasia

Libertades

COMPARTIR EN REDES

El Dr. Philip Nitschke, conocido como «Dr. Muerte» en Australia, como se contó en otros artículos, ha construido un negocio centrado en la promoción del suicidio asistido y la venta de dispositivos relacionados con la muerte autoinfligida.

Uno de sus desarrollos más polémicos es la cápsula Sarco, un dispositivo impreso en 3D que permite la muerte asistida por hipoxia, sin necesidad de intervención médica. Recientemente, Nitschke supervisó el primer caso de suicidio asistido con la cápsula en Suiza, generando inquietud incluso dentro del gobierno suizo, que ha manifestado dudas sobre la seguridad y ética de esta tecnología.

Nitschke también ha declarado su intención de llevar la cápsula Sarco a Reino Unido y Escocia en caso de que estos países legalicen la eutanasia. Esta declaración ha generado preocupación entre activistas y autoridades que temen que dispositivos como este puedan hacer que la muerte asistida sea más accesible sin los controles adecuados.

Un enfoque controvertido de la muerte y la vida

A lo largo de su carrera, el Dr. Nitschke ha hecho declaraciones que han impactado a la opinión pública. En su autobiografía Damned If I Do, publicada en 2013, reveló cómo la experiencia de asistir a muertes le generaba intensos impulsos sexuales.

Según relató a la periodista Margaret Simons en el Sydney Morning Herald, después de participar en una eutanasia sentía «una necesidad urgente y apremiante de sexo». Su justificación para compartir estos sentimientos fue que «nadie más los mencionaba y pensé que valía la pena hacerlo».

En la misma entrevista, Nitschke describió que, al salir de las casas donde se había producido una muerte asistida, experimentaba una mezcla de tristeza y un «enorme sentimiento de estar vivo».

Estas revelaciones demuestran su poca idoneidad como promotor de la eutanasia y el suicidio asistido, argumentando que su enfoque carece de la seriedad y el respeto que estos procedimientos deberían implicar.

Estas declaraciones son profundamente perturbadoras. Ver la muerte como un desencadenante de impulsos sexuales no solo es moralmente inquietante, sino que denota una desconexión con la dignidad inherente de la persona. El papel de un médico es sanar y aliviar el sufrimiento, no trivializar la muerte ni usarla como una fuente de placer personal.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.