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La pederastia y la pedofilia se incrementan en España

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La corrupción de menores y la pornografía infantil han experimentado un repunte en España, según datos del Ministerio del Interior referidos a 2015. La mayor parte de los casos de corrupción de menores se concentraron en Andalucía y la Comunidad Valenciana, con cerca de un centenar de delitos en cada comunidad; mientras los casos de pornografía infantil se dieron en mayor medida en Cataluña, con 195 delitos, y de nuevo en Andalucía, con 136.

Cabe recordar que la pederastia y la pedofilia, aunque pueden estar relacionadas, no son el mismo tipo de delito, según argumenta el psiquiatra forense José Cabrera.

En declaraciones a Europa Press, este experto recuerda que la pederastia es una conducta criminal, mientras que la pedofilia es el trastorno de la sexualidad que subyace detrás. Así, aunque todo pederasta basa su conducta en la pedofilia, “no todo pedófilo acaba en la pederastia”. Un pederasta es considerado como alguien que ya ha abusado de niños; “no estamos hablando del pornógrafo infantil que nunca ha tocado a un niño”.

Lo que dice el Código Penal

En ese sentido, la última modificación del Código Penal, en 2015, agravó las penas correspondientes a aquellos condenados por delitos sexuales contra menores de edad, estableciendo condenas de cárcel de entre uno y cinco años, ampliables a nueve en caso de que la edad de la víctima baje de los 16 años o se emplee la violencia en estos abusos, entre otras circunstancias.

El Código Penal divide en dos a este tipo de delitos sexuales. En primer lugar, está la corrupción de menores y personas con discapacidad, crimen que engloba todos los actos relativos a prostitución, explotación sexual o abusos sexuales contra menores de edad o personas con discapacidad necesitada de especial protección.

Por otra parte, el delito de la pornografía infantil o de personas con discapacidad agrupa los actos de captación, producción, posesión o distribución de material pornográfico protagonizado por estas personas, así como la utilización de estas para espectáculos exhibicionistas o pornográficos.

Un policía rastreando un ordenador en busca de material pedófilo
Un policía rastreando un ordenador en busca de material pedófilo

Pederastia y pedofilia, al alza

Atendiendo a las estadísticas anuales del Ministerio del Interior, la corrupción de menores y personas con discapacidad se ha incrementado entre 2011 y 2015, último año del que constan datos oficiales.

Al mismo tiempo, desde 2013 ha vuelto a aumentar el número de delitos y detenciones por pornografía infantil, tras la caída en picado que se había experimentado durante los cinco años anteriores.

Este repunte “es circunstancial”, señala Cabrera, ya que la cantidad de personas con este tipo de trastornos “ha sido prácticamente una constante durante toda la historia de la humanidad”.

De hecho, el número de denuncias y, por tanto, de investigaciones y detenciones, ha crecido últimamente debido a que ha habido una mayor repercusión de este tipo de delitos en los medios por la alarma social creada.

Con datos del Instituto de la Mujer, organismo dependiente del Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, de las 502 víctimas de delitos de corrupción de menores e incapaces registradas en 2015, un 30% se correspondieron con chicos y un 69,51% con chicas, mientras que el porcentaje cae hasta un 50,81% en el caso de la pornografía de menores.

Por el contrario, el hombre es presuntamente culpable de la mayoría de los casos. Solo un 8,50% y un 3,30% de las detenciones por corrupción de menores e incapaces y por pornografía de menores, respectivamente, se correspondió con mujeres en 2015.

Andalucía, Cataluña y Valencia, las CC.AA. con más casos

El informe del Ministerio del Interior también facilita por Comunidades Autónomas la estadística de casos de corrupción de menores y de pornografía infantil referidos a 2015.

Así, la mayor parte de los casos de corrupción de menores e incapaces se concentraron en ese año en Andalucía y la Comunidad Valenciana, las dos únicas que superaron el medio centenar de delitos conocidos, con 98 y 86 casos, respectivamente.

Al mismo tiempo, las comunidades que registraron un menor número de casos fueron Asturias, Cantabria, La Rioja y Navarra, que no alcanzaron los diez delitos conocidos por las autoridades, como se puede ver en el siguiente mapa, reproducido a partir de la información de Europa Press.

Andalucía, con 98 delitos, y la Comunidad Valenciana, con 86, las comunidades con más casos de corrupción de menores
Andalucía, con 98 delitos, y la Comunidad Valenciana, con 86, las comunidades con más casos de corrupción de menores

En cuanto al delito de pornografía de menores, Cataluña y Andalucía fueron las únicas autonomías que sobrepasaron, de largo, los cien casos detectados en 2015, alcanzando valores de 195 y 136. Les siguen, con cifras entre 51 y 100 casos, Madrid y la Comunidad Valenciana.

Por el contrario, las regiones con menor incidencia detectada son Navarra y La Rioja, que bajaron de los 10 casos conocidos en ese año, como se ve en este segundo mapa.

En cuanto a los delitos de pornografía infantil, también Andalucía está entre los dos primeros, con 136 casos, pero por detrás de Cataluña, con 195
En cuanto a los delitos de pornografía infantil, también Andalucía está entre los dos primeros, con 136 casos, pero por detrás de Cataluña, con 195

El perfil de un pederasta

Pero, ¿cuál es el perfil de un pederasta? En opinión del doctor Cabrera, el núcleo de sus problemas en la inmadurez psicosexual. “Pueden ser inteligentes, cultos, estar integrados en la sociedad e incluso estar casados y tener hijos”, aclara el psiquiatra.

También añade que tienen un conflicto sexual no superado, “seguramente a raíz de un trauma infantil no superado, que está oculto y a veces no se es consciente de él”, detalla.

El retrato psiquiátrico del pederasta se caracteriza por no ser un enajenado, “pero sí tiene una anómala integración de su sexualidad”. Sin embargo, tiene consciencia de que lo que le pasa no es lo normal, “y algunos sufren por ello”.

En este mayor o menor reconocimiento propio de la situación influye el grado de afectividad del sujeto: si tiene un sentimiento afectivo, sufre, y si su conducta se posiciona más hacia la línea de la psicopatía, no.

La gran mayoría de las víctimas, “entre un 80% y un 90%”, se encuentran dentro del entorno familiar del agresor, ya que son las más fáciles de ocultar “y llaman menos la atención”. Con un niño con el que se guarda una relación de parentesco, la confianza favorece la coacción para que la víctima no revele lo ocurrido.

El pederasta "puede ser inteligente, culto, estar integrado en la sociedad e incluso estar casado y tener hijos", advierte un experto psiquiatra
El pederasta «puede ser inteligente, culto, estar integrado en la sociedad e incluso estar casado y tener hijos», advierte un experto psiquiatra

Cómo se le detecta

Pero, ¿cómo detectar a un pederasta? Estas son algunas de las pistas que pueden encender las alertas:

– Es una persona que guarda una especial afinidad por los niños y que empleará todos los medios para estar con ellos el mayor tiempo posible.

– Busca ganarse progresivamente la confianza de los padres, tras lo que comenzará a ofrecerse para cuidar de los niños o a salir con ellos a la calle.

– Se centra en niños que no reciben la suficiente atención en casa, que sufren carencias emocionales o hijos de padres solteros que no les pueden dedicar el suficiente tiempo. Tratará de convertirse en una figura paterna más.

– Se vale de juegos, obsequios o de un lenguaje concreto para engatusar a los niños y captar su atención. El niño lo detecta como natural en su contexto, y así el pederasta tiene un medio para ganar confianza y dar comienzo a sus abusos.

– Se aprovecha de la afición de los más pequeños por los secretos para mantener con él una empatía especial y decirles que guarden el secreto.

-Habla de los niños como si fuesen adultos y los trata como si así lo fuesen. Además, afirma que siente amor por los niños e incluso que se siente todavía como uno.

– Ten en cuenta que puede ser de cualquier entorno o contexto social.

¿Es posible la rehabilitación?

Ante la pregunta de si un pederasta puede ser rehabilitado o no, el psiquiatra considera que solo hay dos alternativas para que ponga fin a su conducta criminal.

La primera de ellas consiste en inhibir su libido a través de métodos farmacológicos, con sustancias que actúen sobre los testículos -que producen la testosterona- o determinadas zonas del cerebro.

La segunda hace referencia al empleo de la psicoterapia. Existen distintas formas de proceder, entre las que se encuentran las terapias aversivas, encaminadas a saturar al pederasta de impulsos sexuales y provocar un rechazo.

Otras posibilidades son las sesiones en grupo, aprovechando la empatía de los agresores y buscando que relaten sus sentimientos y experiencias, que identifiquen las malas conductas en otros pederastas y se pongan en el lugar de sus víctimas.

Entre los consejos para los padres, enseñar bien a los hijos que no deben compartir imágenes con desconocidos en las redes sociales
Entre los consejos para los padres, enseñar bien a los hijos que no deben compartir imágenes con desconocidos en las redes sociales

Recomendaciones a los padres

Ante este escenario, hay una serie de recomendaciones que se pueden hacer a los padres para prevenir este tipo de delitos.

– Deja bien claro a tus hijos que tú eres una figura paterna siempre presente para apoyarlos, protegerlos e incluso participar en sus juegos; no necesitan para ello a un extraño.

– Fija unas normas de las horas de uso de internet y mantén conversaciones periódicas con ellos acerca de los temas de sus chats y con quiénes hablan; si son tímidos con ello, vigila por ti mismo su conducta en la red.

– Muchos pederastas crean perfiles falsos en las redes sociales, así que debes enseñar bien a tus hijos que no deben compartir imágenes con desconocidos.

– Alecciónalos a través del juego sobre cómo deben actuar en caso de perderse en un lugar muy concurrido o cuando un desconocido se dirija a ellos: plantéale supuestos para que aprenda lo que debe hacer. Enséñales también que su cuerpo es suyo y que no puede permitir que otra persona lo toque.

– Si se comportan de forma distinta a la habitual, habla con ellos para deducir qué ocurre. Pregúntales por su día a día, dejando caer una pregunta sobre si sufrieron tocamientos.

– Confía en su palabra. Si acusan a un adulto de tocamientos o aseguran que un ‘mayor’ no les cae bien, ponte en alerta, por muy respetada o querida que sea esa persona.

– Por encima de todo, escúchalos y conviértete en un buen interlocutor con ellos. Dedícale toda la atención posible, u otra persona lo hará.

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