El negociador jefe europeo, Michel Barnier, advierte al Reino Unido de no firmar el esperado acuerdo comercial. Desde que el Reino Unido rechazó pedir una última prórroga al Brexit, la necesidad de acordar la futura relación comercial no ha hecho más que crecer de forma urgente. Barnier ha advertido que as líneas rojas británicas hacen «poco probable» encontrar un punto de acuerdo antes de octubre, la fecha límite para poder tramitarlo todo antes de final de año. Según el negociador los dos puntos de conflicto son el establecimiento de un «terreno de juego justo», que impida una competencia desleal por parte de las empresas británicas, y un acuerdo pesquero que permita a las flotas europeas seguir faenando en aguas inglesas de forma más o menos similar a la actual.
Ni a la Unión Europea ni al Reino Unido les interesa que las relaciones se rijan únicamente por los términos de la Organización Mundial del Comercio, pero el tiempo se les agota Eso sí, los equipos británico y europeo han logrado progresos en otros campos. En concreto esta semana se han destacado dos cesiones, una por cada lado. David Frost, negociador británico, ha admitido que el Reino Unido está dispuesto a buscar un mecanismo de gobernanza “más simple” del que hasta ahora pedían, una exigencia de la Unión Europea, que quería alejar a Londres de la idea de contar con una serie de acuerdos separados al estilo de Suiza que han sido un auténtico dolor de cabeza para Bruselas durante muchos años y que, de hecho, busca simplificar. El último deseo de la Comisión Europea era resolver el rompecabezas suizo solo para que acabara apareciendo uno nuevo, poniendo en peligro el acuerdo comercial.
A cambio, Frost ha explicado que el equipo europeo ha movido sus líneas rojas sobre el rol que debe jugar el Tribunal de Justicia de la UE (TJUE), la alta corte de Luxemburgo que se convirtió en uno de los elementos centrales de la cruzada euroescéptica británica y que es el último intérprete del derecho europeo. También parece haber un mayor nivel de acuerdo en materia de cooperación judicial y policial. Lo que es ya una realidad es que Johnson no cumplirá con el objetivo de lograr un acuerdo a finales de julio. Para Frost sí que sería posible alcanzarlo en septiembre. La UE no tiene tanta prisa, pero también tiene un límite, al menos de forma pública, que es mediados o finales de octubre para tener tiempo para todo el proceso de ratificación. Sin embargo el equipo de negociadores técnicos europeo está dispuesto a ir mucho más allá de esa fecha y continuar con las negociaciones bien entrado el otoño, algo a lo que se oponen sus homólogos británicos.
La Unión Europea ha concentrado todos sus esfuerzos en los últimos meses en la gestión económica del coronavirus y de hecho este martes alcanzó un histórico acuerdo para una masiva emisión conjunta de deuda con la que financiar un programa de recuperación de 750.000 millones de euros. Eso ha provocado dos cosas: la primera es que el tiempo que quede por delante sea mucho menor, y que Londres no haya podido encontrar en las capitales europeas la atención que esperaba obtener para poder hacer uso de ella en las negociaciones del acuerdo comercial.
La UE no tiene tanta prisa, pero también tiene un límite, al menos de forma pública, que es mediados o finales de octubre para tener tiempo para todo el proceso de ratificación. Share on X