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Una economía con alma: el camino que empezamos con Francisco continúa con León

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El pasado 21 de abril recibimos con profundo pesar la noticia del fallecimiento del Papa Francisco. Con ella, también llegaron mensajes de muchas personas preguntando: ¿y ahora qué va a pasar con sus iniciativas y concretamente con La Economía de Francisco-EoF? ¿Se acabó?

Quienes formamos parte de esta comunidad global —personas jóvenes economistas, emprendedoras, investigadoras y agentes de cambio o “changemakers”— sentimos que no perdimos solo a su principal impulsor, sino también a un verdadero amigo. Alguien que nos acompañó, con palabras y gestos, en el camino hacia una economía más justa, inclusiva y sostenible.

Personalmente, estoy profundamente agradecida por su magisterio, pero sobre todo por su cercanía. Sus palabras han sido un faro en distintos momentos de mi vida. Desde aquella Jornada Mundial de la Juventud en 2013, cuando yo aún no sabía a qué me iba a dedicar y nos animó a “hacer lío”, y por mucho tiempo resonaron en mí sus palabras en aquella homilía inolvidable: “vayan, sin miedo, a servir.” Hasta ese 1 de mayo de 2019 en que nos escribió una carta para convocarnos a soñar una “economía con alma”. Una iniciativa —nos dijo— que “he deseado tanto.”

En esa carta iniciaba la aventura de La Economía de Francisco (EoF The Economy of Francesco) y nos llamaba a encontrarnos, a conocernos, a generar un cambio en la economía, pero también nos interpelaba con fuerza: “Todos, absolutamente todos, estamos llamados a revisar nuestros esquemas mentales y morales.” Esa llamada sigue vigente. No es una tarea del pasado: sigue siendo una urgencia del presente y un horizonte para el futuro.

Miles de jóvenes de todo el mundo respondimos —y seguimos respondiendo— a ese llamado. Porque no se trata de una iniciativa ingenua, sino de un compromiso profundo con una transformación que sabemos necesaria y posible. Una transformación que no depende solo de grandes decisiones políticas o empresariales, sino también de las elecciones cotidianas de cada persona. Todas formamos parte del sistema económico, y todas podemos ser agentes de cambio.

En estos años, el Papa Francisco nos ha acompañado con sus mensajes, sus gestos y su confianza. En 2022, más de mil jóvenes nos reunimos con él en Asís. Porque sí, el nombre La Economía de Francisco hace referencia al santo de Asís, cuya vida inspiró esta propuesta de una economía al servicio de la paz, del cuidado, de la inclusión y del respeto por la casa común. Hoy, ese compromiso sigue vivo en comunidades, empresas, proyectos y encuentros que tienen lugar en los cinco continentes. Y este septiembre, una vez más, jóvenes de todo el mundo volveremos a encontrarnos para seguir caminando en esa dirección.

Hoy formo parte del Grupo de Coordinación del HUB de España de la Economía de Francisco, y puedo decir que lo que comenzó como una intuición personal —la convicción de que la economía podía y debía ser diferente— se convirtió en un camino compartido gracias a la llamada valiente y generosa del Papa Francisco. Un camino que también atraviesa mi vida profesional y que ha motivado la creación de Tejiendo Impacto, una asociación desde la que trabajamos por reducir las desigualdades en el mercado laboral impulsando el emprendimiento liderado por mujeres. Porque la vida no puede vivirse compartimentada: lo que creemos, lo que soñamos y lo que hacemos deben estar profundamente conectados.

En su último mensaje dirigido a nuestra comunidad al crearse la Fundación EoF-The Economy of Francesco” en septiembre de 2024, Francisco nos dejó tres indicaciones que hoy resuenan más que nunca: “Sean testigos, no tengan miedo, nunca se cansen de esperar.” Seguimos caminando con estas palabras como brújula.

La elección del nuevo Papa, León XIV, abre una nueva etapa. Su perfil reflexivo y su profunda comprensión de los desafíos sociales nos recuerdan que la continuidad con Francisco no es solo simbólica, sino que se manifestará también en hechos concretos. León XIV ha expresado su intención de fortalecer la dimensión social y pública de la fe, reivindicando una teología comprometida con la justicia, la dignidad de las personas migrantes, la fraternidad y el bien común. Todo esto nos anima a seguir construyendo una economía con alma, una economía al servicio de la vida.

Así que no, no se acaba EoF. El camino que emprendimos con el Papa Francisco continúa. Y continuará mientras que las personas que lo conformamos sigamos caminando juntas, construyendo con esperanza, con compromiso, y con la certeza de que no es una utopía: es una posibilidad real que depende también de cada una de nosotras.

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