La semana pasada nos hacíamos eco del video, que se ha hecho viral, de la interrupción de la Misa del Domingo de Resurrección en la parroquia de San Jenaro del barrio de Pueblo Nuevo (distrito de Ciudad Lineal, Madrid). El impacto mediático del vídeo ha sido muy abundante, tanto en la prensa de Madrid como en las de otros lugares. Se ha criticado el contraste del episodio de Madrid con la tolerancia mostrada por las fuerzas de seguridad en El Vendrell hacia los rezos del Ramadán en plena calle. Incluso ha dado lugar a algún artículo muy crítico que llega a tildar a la policía municipal del actual consistorio de PP-Cs como más dura que los grises del franquismo.
Las crónicas más prolijas en detalles, afirman que varios vecinos estaban escuchando la Misa desde los balcones y ventanas de sus casas, reprocharon a los agentes su actuación y aplaudieron al sacerdote, que les pidió tranquilidad y dijo a los residentes que la policía cumplía con su obligación y tenía razón.
Sin embargo, la nota de la policía municipal de Madrid, afirma que debieron proceder a interrumpir la celebración de la Misa porque había “numerosas personas aglomeradas en el exterior de la parroquia sin guardar las adecuadas medidas de seguridad ni distanciamiento”.
Con todo, la Policía Municipal ha querido destacar el clima de colaboración y respeto mutuo que ha habido entre el párroco y diversos miembros del Cuerpo, tanto en esta intervención como en diferentes conversaciones mantenidas después.
Desde ForumLibertas hemos podido hablar con las más altas instancias municipales, y se nos ha dicho que el párroco reconoció el error, y que en efecto el clima de colaboración está siendo absoluto, hasta el punto de que el párroco de San Jenaro es quien va a celebrar la Misa de difuntos de la policía.
No tenemos por tanto inconveniente en reconocer con la debida docilidad y cooperación al bien común que el escándalo de este caso ha sido excesivo (aunque la intervención del policía sin mascarilla debería dar lugar a alguna medida, ¿no?). Sin embargo, los casos del Domingo de Ramos y el del Viernes Santo en la Catedral de Granada nos hacen pensar en que la vigilancia ciudadana sigue siendo necesaria para garantizar la integridad de los derechos. Tal vez no sea un problema institucional, sino de la torpeza de ciertas personas. Pero lo cierto es que, con ocasión del coronavirus, se ha puesto en peligro la libertad religiosa de los españoles.
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