fbpx

Masterchef: la degeneración de un buen programa

COMPARTIR EN REDES

El pasado lunes dio comienzo la nueva temporada, la octava, de Masterchef en TVE. Una de las ediciones más esperadas por la audiencia y quizás la más seguida, por la situación de confinamiento que vivimos y por el desarrollo plausible de las dotes culinarias de los españoles como hobby para superar el encierro.

Resulta que, a diferencia de las anteriores, esta edición se identifica con las ideas que defienden los partidos del gobierno, como se pudo comprobar ya desde los minutos iniciales del programa y a lo largo del mismo. Para situar al lector, en este primer capítulo se realiza la selección definitiva de los aspirantes que formaran parte de la etapa final del concurso. Dicha selección se produce de entre una pre-selección de 50 candidatos que han resultado elegidos de entre 30.000 participantes de toda España. Por razón de lo limitado de los tiempos en la televisión no cabe exponer el proceso completo de elaboración, cata y juicio del plato de cada aspirante por parte del jurado final (Samanta, Jordi y Pepe), sino que se centraba el programa en dedicar más o menos tiempo de exposición pública a unos u otros candidatos según el interés que desprendían, su extravagancia y sus probabilidades de ser seleccionados. Hasta aquí nada fuera de lo normal.

No obstante, a medida que se suceden los candidatos se empieza a apreciar una esencia de propaganda totalmente descarada. Los candidatos, en su mayoría, pero no todos, realizan una pequeña presentación del motivo que les lleva a querer formar parte de Masterchef, de sus gustos en la cocina y de su procedencia y profesión. Sin embargo, lo anómalo del programa sucede cuando los candidatos se limitan a exponer sus orientaciones sexuales, su ideología feminista y anti-machista, su metamorfosis de sexo, e incluso formas de dar plenitud a sus necesidades sexuales. Claramente el programa nace con una vocación de integración, algo que es de remarcar, ya que consagrar la cocina como un punto de encuentro es algo defendible, encomiable y un logro sin duda. Pero el pasado lunes se defenestró la cocina como punto de encuentro, para considerarlo un escenario en el que todo vale porque es lo que soy y así me quiero expresar. Sirvan de ejemplo los siguientes casos:

Uno de los candidatos entra en plató con su plato y en la mano un instrumento ajeno a la cocina. Los jurados preguntan de qué se trata y para su sorpresa, el candidato, varón, dice que es un vibrador (instrumento erótico para dar placer sexual a la mujer).

Una mujer entra portando el plato a valorar y una especie de cintas con anclajes. El jurado, nuevamente sorprendido pregunta que de qué se trata, y la mujer responde que de un columpio. Pero no un columpio ordinario, sino un columpio sexual. Y no queda ahí la cosa, sino que el programa instala el columpio delante del jurado y la candidata les explica cómo se usa a los jurados, montándose en el mismo e incluso haciendo partícipe a Pepe (jurado) dándole incluso unos toques en el trasero.

Otro ejemplo más: entra una persona de etnia gitana, con rasgos de hombre, pero de nombre Saray. En su presentación, hace referencia a que es transexual. Dato que no aporta demasiado a la cocina pero que puede admitirse como algo que puede definirle. Sin embargo, la historia no queda ahí, sino que se entra a fondo a conocer su situación.

Probablemente, estos candidatos sean recordados por estos actos más que por sus platos que los llevaron a salir en Masterchef. Y así multitud de referencias a las orientaciones sexuales de los participantes, obviamente, solo explicitadas cuando se trata de miembros del colectivo LGTBI. Así como referencias a cuestiones como el ser dependiente de una tienda de productos eróticos. También referencias a otras cuestiones que en un concurso por ver quién es el mejor cocinero del país son contradictorias, como candidatos veganos, que no saben cómo reaccionar si tiene que cocinar un cordero, u hombres vestidos con tacones y contoneándose delante del jurado.

Con esto el programa entra en una contradicción interna muy alarmante. Nadie se opone a dar visibilidad a la realidad de las cosas, pero el espacio es importante cuidarlo. Masterchef es un programa cuya calificación legal es +7, es decir, que está destinado a que los niños lo visualicen y aprendan el valor de la cocina, del comer bien y sano, y descubrir valores como el sacrificio, el compañerismo y la obediencia. No a que se les inculquen cuestiones que ya no solo son ajenas a los objetivos del programa, como saber qué es una persona transexual o los gustos sexuales existentes, sino que incluso, y estos es lo más horrendo, que se da visibilidad como apto para todos los públicos, a objetos y actos cuya calificación es exclusivamente para adultos. Se está atentando directamente contra la sensibilidad e integridad del menor. En la televisión pública.

Finalmente, es curioso ver como la segunda parte del programa se desarrolla frente al Monasterio de Guadalupe (provincia de Cáceres). Quizás con el propósito de silenciar posibles voces discrepantes, ya que la pretensión de ser un programa que da cabida a que aparezcan símbolos religiosos y católicos puede a su vez exigir la abstención de una censura posterior de cualquier otra clase de contenido, como los referidos antes. No hay que perder de vista, que dicho Monasterio ofrece las condiciones propicias para el desarrollo del programa, en la denominada “Prueba de Exteriores”, en la que los candidatos se enfrentan por equipos con el objetivo de dar de comer a un número de comensales ciertamente elevado. Proporciona el Monasterio los peregrinos que actuaran comensales, y sobre todo, el espacio idóneo de ambiente y entorno agradable para celebrar una prueba de dichas características. Por lo que la aparición de dicho Monasterio puede considerarse más como un aprovechamiento de la riqueza cultural, artística y demográfica, que como un favor que se hace por el hecho de aparecer en el programa.

En suma, Masterchef, un programa serio, creativo y apto para menores, ha comenzado a ser utilizado para contenidos que requerirían cambiar su calificación y que tienen una clara orientación ideológica. Un buen programa que degenera. Imaginamos que muchos consumidores sabrán tenerlo en cuenta cuando hayan de acudir a los restaurantes que se promocionan en el programa, o cuando se planteen comprar productos que en el mismo se promocionan.

Masterchef, un programa serio, creativo y apto para menores, ha comenzado a ser utilizado para contenidos que requerirían cambiar su calificación Clic para tuitear

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

8 Comentarios. Dejar nuevo

  • En primer lugar, Master es un programa de gran audiencia el cual le ha venido fenomenal al Monasterio de Guadalupe para darlo a conocer ya que jamas podría pagarse una publicidad similar. Además sino no habrían accedido el Alcalde, los principales empresarios de la zona que fueron entrevistados durante la comida y las 180 personas a las que se dio un menú para valorar los platos de los concursantes.

    En referencia a los niños de +7: dura 3 horas y acaba a las 02:00 de la madrugada. No debería de haber muchos niños de 7 años despiertos a esas horas y si es así, la culpa es de los padres.

    Efectivamente lo que no es aceptable es que se dediquen a hablar sobre consoladores y columpios sexuales (esa parte me la perdí) y más aún que Pepe acepte que le den azotes en el culo en su programa de cocina… (cuánto les deben de estar pagando para que acepte hacer esas cosas?)

    Por último comentar que comente con mi mujer que era claro y evidente que la selección de concursantes no era debido a la forma de cocinar sino a que se estaba claramente eligiendo etnias y se quería completar una variedad de orígenes y formación. (No han hablado de la mujer Comandante de suministros con 2 hijos y sin marido)… otro tema de cupo… yo he visto Masterchef USA y efectivamente se hace para que el programa tenga más seguidores y no por un tema político…

    En definitiva la TV se va modernizando y tb va buscando audiencia que al final es lo que le importa a la cadena.

    Responder
    • El programa lo repiten todos los sábados por la mañana precisamente para que lo vean los niños. Lo llevan haciendo desde siempre. No es algo nuevo

      Responder
    • Lo moderno no son las ideologías con las que pretenden «adornar» el programa. Y que coinciden con las que la coalición de gobierno quiere imponer, sobre todo, la ideología de género, que niega la diferencia sexual y la presenta como intrascendente, elegible y cambiable, sin respetar la realidad humana.
      Por lo que creo que TVE se ha equivocado radicalmente. Y espero que sus presentadores eliminen las intervenciones de mal gusto, propias de clubes de alterne. O que dejen el programa, por vergüenza.
      Yo de todas formas me doy de baja de la TVE, que pago con mis impuestos, totalmente politizada y al servicio del gobierno, no de los españoles.
      Auténtica bazofia que denigra al género humano y que escandaliza a nuestra infancia.

      Responder
  • Miryam montoya
    16 abril, 2020 22:00

    Vivo en Colombia pero disfruto de este programa como la más española. Hay espacios, como este, que ya tienen muy buena sintonía no necesitan recurrir a la ordinariez y basura de que echan mano otros para ganar audiencia. Que pesar pues he celebrado,en el pasado,todas referencias religiosas que se han dado dentro del mismo. Ojo Pepe que te dices católico y esto tiene mucho peso. No dejen que el demonio se les meta a la cocina.

    Responder
  • Empezaron con los besos en los morros, que hacía gracia hasta que lo quemaron por repetición. Luego fueron al morbo de simular o forzar situaciones en las que aparentemente había idílios entre concursantes o con los jueces creando situaciones, en muchos casos, muy incómodas y hasta bochornosas. Y ahora se han lanzado a la ordinariez burda y desenfrenada mostrando juguetes sexuales, posturas y actitudes lascivas que si bien no llega al nivel de un reality de Tele5 es más grave porque hablamos de un programa dirigido a toda la familia en la televisión pública. Esta es la España cañí y casposa que por desgracia vende.

    Responder
  • Yo veo desde el inicio Masterchef y más que un programa de cocina lo veo como un programa de entretenimiento y más en fechas como las que estamos sufriendo. Dicho esto tampoco entendí a cuento de qué venía lo del columpio. A ver por donde van los siguientes programas

    Responder
  • Hace tiempo q Masterchef dejó de tener la frescura de las primeras ediciones
    Ahora escogen personas q den juego al programa y no debería ser así
    Cada vez me decepciona más
    Tengo todas las ediciones grabadas y veo su pésima evolucion

    Responder
  • Jose Luis Balcells
    29 abril, 2020 13:26

    Realmente,el director de este programa, se ha columpiado ¿Con que columpio? Es lamentable¡, programa que «era» entretenido para ver en familia, cosa que ocurre cada vez con menos frecuencia, con todo respeto a otras formas de convivencia que han hecho suya la palabra familia»,es preciso que se respete la familia, como aquello que siempre ha querido decirse con este nombre, desde los primeros tiempos de la Creación a la unión de una mujer con un hombre «o» a un hombre con una mujer,( como hoy dicen los pertenecientes a un partido político)con capacidad de engendrar, aunque pueda existir impedimentos físicos que en algunos casos esto no sea posible, pues una vez mas esta «imposibilidad» confirma la regla, como ocurre en general en otras cuestiones.

    Responder

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.