Moscú se ha negado al plan de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) de recortar la producción del crudo ante la crisis del coronavirus. La epidemia económica sigue hundiendo el precio del barril, pero la decisión de Rusia no ha hecho más que disminuir el precio del petróleo.
La OPEP, liderada de facto por Arabia Saudí, proponía retirar del mercado 1,5 millones de barriles diarios, la mayor reducción de la oferta desde diciembre de 2008, meses después de la quiebra de Lehman Brothers. Pero el país euroasiático, tercera potencia petrolera mundial, negó la mayor, aceptando solo la prolongación de los recortes ya pactados: una minucia para compensar el brusco y repentino descenso en la demanda. Finalmente, ni siquiera se producirá esa extensión: la retirada de 1,7 millones de barriles pactada en diciembre pasado será papel mojado en tres semanas.
En tiempos de zozobra como los actuales, los mercados financieros quieren golpes de efecto. El desplome bursátil obligó el martes a la Reserva Federal a jugar al contraataque, con la primera rebaja de tipos entre reunión y reunión desde la crisis. Aunque de forma más efectista que efectiva, era una forma de dejar claro que había llegado el momento de actuar. Que el peligro del coronavirus sobre la economía pasa de castaño oscuro. Y el FMI y la Unión Europea recogieron el guante 24 horas después: el primero, con un paquete de ayudas de 45.000 millones de euros para países en problemas; la segunda, con manga ancha fiscal para que sus Estados miembros puedan desviarse de la senda de déficit. Este viernes le tocaba a la OPEP+ y todo ha quedado en agua de borrajas: no quedaba otra que pasar de las musas al teatro y el cartel ampliado se ha quedado en las musas.
La epidemia económica sigue hundiendo el precio del barril Share on XA pesar de que el rechazo de Rusia parezca contraproducente, no hay nada sorprendente en la decisión de Moscú. La situación en el mercado petrolero sigue siendo extremadamente inestable a nivel mundial. El acuerdo sobre la reducción de la extracción de petróleo, vigente desde 2017, ya no se percibe como «una pastilla mágica» para el mercado. Con el paso de los años sus efectos secundarios se hicieron cada vez más evidentes, considera el politólogo Leonid Krutakov, de la Universidad Financiera ante el Gobierno de Rusia.
Esto sucede al tiempo que otros países, y EEUU en primer lugar, incrementan activamente la producción de petróleo. Sus actividades han desequilibrado la demanda y la oferta en el mercado petrolero mundial. A su vez, Rusia ha ido postergando su salida del acuerdo de la OPEP. Y este ha sido considerado «una espina en la garganta» para sus petroleras Gazprom Neft y Rosneft, dos gigantes que desarrollan activamente nuevos proyectos. Las recientes declaraciones del cartel sobre las futuras reducciones de la producción de crudo no han causado el efecto esperado. Desde comienzos de 2020 la marca Brent perdió la cuarta parte de su valor, pasando de 70,2 dólares por barril a 53 dólares.