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Neuroderechos: cuando el pensamiento humano entra en la era de la protección legal

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Este pasado lunes, 28 de abril, Madrid fue el escenario de una jornada pionera que puso sobre la mesa una de las cuestiones más urgentes —y menos comprendidas— de nuestro tiempo:

¿está preparado el Derecho para proteger nuestra mente? ç

Bajo el título «Los Neuroderechos a debate», la Fundación Zaballos para la Defensa de los Derechos Constitucionales reunió a expertos de primer nivel en neurociencia, tecnología, filosofía y jurisprudencia para reflexionar juntos sobre un tema que ya no pertenece a la ciencia ficción, sino a la vida cotidiana.

Porque la pregunta ya no es si será posible leer, alterar o registrar nuestros pensamientos. La verdadera cuestión es:

¿quién podrá hacerlo y con qué límites?

Un evento pionero en un momento clave

El acto, celebrado en el Auditorio Meeting Place de la calle Orense de Madrid, fue inaugurado por Emilia Zaballos, presidenta de la Fundación organizadora, y contó con la participación destacada del neurobiólogo Rafael Yuste, principal impulsor global del concepto de neuroderechos y director del Centro de Neurotecnología de España.

Rafael Yuste recordó con emoción a Ramón y Cajal, afirmando que “estaría feliz de ver el interés que España muestra por defender el cerebro humano en esta nueva era”. Una era marcada por la inteligencia artificial, las interfaces mente-máquina y los algoritmos capaces de leer o influir en nuestras decisiones más íntimas.

El encuentro, gratuito y abierto al público mediante inscripción previa, fue mucho más que una sucesión de charlas académicas.

Fue un llamamiento transversal a juristas, tecnólogos, científicos y ciudadanos comprometidos con la libertad, la dignidad y la identidad humana.

 Proteger lo más sagrado

La jornada se estructuró en tres bloques que abordaron el fenómeno desde distintas perspectivas, pero con un mismo trasfondo: la urgencia de reconocer y blindar legalmente los neuroderechos.

1. Neurotecnología: construyendo el presente (y el futuro) de los neuroderechos

Moderado por Ofelia Tejerina, abogada especializada en derecho tecnológico, este primer panel puso el foco en los avances científicos y los retos inmediatos que plantean en áreas como la medicina, la privacidad o la inteligencia artificial.

Participaron figuras destacadas como Antonio Oliviero, jefe del grupo FENNSI en el Hospital Nacional de Parapléjicos de Toledo, el catedrático Víctor Maojo, la neurofisióloga María Cristina Villaescusa y el psicobiólogo Francisco Manuel Ocaña, quienes advirtieron que el cerebro ya no es un territorio inviolable: puede ser estimulado, vigilado o incluso hackeado.

2. Neurotecnología y humanismo: la dignidad en juego

Bajo la moderación del jurista Carlos Fernández Hernández, el segundo bloque profundizó en las consecuencias filosóficas, éticas y sociales del uso de neurotecnología. ¿Dónde está el límite? ¿Quién decide cuánto puede intervenirse en la mente?

Aquí se escucharon voces tan provocadoras como la del ingeniero José Luis Cordeiro, defensor del transhumanismo radical, y las del jurista Albert Cortina, el escritor Pablo López Simón o el filósofo Francisco Manuel Jiménez Aguilera, quienes coincidieron en que el mayor riesgo no es el avance tecnológico en sí, sino olvidar que el ser humano no es una máquina mejorable, sino un misterio que debe ser respetado.

3. Las garantías jurídicas ante la revolución mental

El tercer y último bloque, moderado por el periodista Carlos Berbell, puso sobre la mesa la pregunta más incómoda: ¿está el Derecho preparado para este reto?

Figuras como Antonio Garrigues Walker, el exministro Tomás de la Quadra-Salcedo, Emilia Zaballos y Luis Miguel González de la Garza debatieron sobre la necesidad de incorporar los neuroderechos al marco legal. La protección del pensamiento, el libre albedrío y la identidad cerebral no puede seguir siendo un apéndice de la privacidad digital. Se trata del núcleo más íntimo del ser humano.

Como colofón, se presentó un decálogo de principios sobre Neuroderechos, elaborado junto a la Fundación de Neurociencias, que se perfila como un punto de partida para futuras reformas constitucionales.

Mucho más que una jornada académica

Más allá de las intervenciones técnicas, lo que quedó claro durante todo el evento fue esto: no podemos permitir que el progreso nos robe el alma.

Lo que está en juego no es solo la privacidad de nuestros datos, sino la soberanía sobre nuestros pensamientos.

La neurotecnología puede curar, facilitar, potenciar. Pero también puede manipular, vigilar, controlar.

Hoy en día, defender los neuroderechos es más que un avance legal: es un acto de resistencia humanista.

La Fundación Zaballos ha abierto un camino. Ahora, la pregunta es si sabremos seguirlo antes de que sea demasiado tarde.

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