Si conocieras el don y la grandeza de Dios y lo que es el Cielo. Si pudieras oír el cántico de los ángeles y verme feliz en medio de ellos. Si pudieras ver ante tus ojos:
- Los horizontes colmados de grandeza.
- Los campos cuajados de hermosura.
- Y los nuevos senderos que atravieso.
Si por un instante, pudieras contemplar exhausto como yo:
- La hermosa y celestial belleza, ante la cual todas las terrenas bellezas palidecen.
Te pido a ti, que me has visto y me has amado, en el país de las sombras, que no te resignes a verme y llamarme en el soberano y encantado país de las inmutables realidades.
Créeme:
- Cuando la muerte venga a romper tus ligaduras, como ha roto ya las que a mí me encadenaban.
- Cuando llegue el día, que Dios conoce y tiene fijado, y tu alma venga a este Cielo en el que te he precedido.
- Ese día volverás a verme, sentirás que te amé y que profundamente te sigo amando:
- Y encontrarás mi corazón en su esplendor y con todo su ser purificado.
- Y volverás a verme: En transfiguración, en éxtasis. ¡Feliz! Ya no esperando la muerte, sino avanzando contigo.
- Y te llevaré de la mano, por nuevos senderos de Luz y de Vida.
- Y entonces, enjuga tu llanto y: ¡Si me amas, no llores!
En el blogspot “latazadepapel” he encontrado esta bella y esperanzadora descripción del cielo atribuida a San Agustín. Nunca había leído una explicación tan profunda, tan fácil de entender y con estas características tan esenciales que inundan el alma de paz y de sosiego.
A las expresiones de San Agustín personalmente le he actualizado algunos términos lingüísticos, usando otros que entiendo que llegan más al lector, por otro lado le he hecho algunos retoques, quedando al final lo que ustedes han podido leer.
Espero que este texto del Santo les haya sido útil para poder entender mejor los misterios de Dios y ese tan esperado Paraíso que Él nos tiene prometido.
También estas ideas son una buena reflexión y una buena oración para este mes de noviembre dedicado a las postrimerías, al más allá, a la muerte y a la Vida Eterna.
Aquí pueden encontrar el original de San Agustín “No llores si me amas”.