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Buscar la verdad: el mayor heroísmo de nuestros días

Educación

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El Padre Javier Olivera Ravasi en la conferencia pronunciada ayer en el colegio Juan Pablo II de Alcorcón, que gestiona la Fundación Educatio Servanda, ahondó en la importancia que ocupa la verdad en la vida cristiana y en la sociedad contemporánea.

Durante su alocución, el sacerdote invitó a los más de 300 asistentes a reflexionar sobre un tema que, en la actualidad, se encuentra bajo ataque constante: la verdad objetiva.

Con ejemplos profundos y anécdotas personales, Ravasi expuso cómo el relativismo, el subjetivismo y las ideologías han permeado en nuestra cultura, distorsionando la realidad y debilitando los fundamentos éticos más elementales.

La pregunta fundamental: ¿Qué es la verdad?

Para introducir su charla, el Padre Ravasi recordó una escena del Evangelio de san Juan en la que Jesús se encuentra frente a Pilato.

A la afirmación de Jesús sobre su misión de dar testimonio de la verdad, Pilato responde con la famosa pregunta: «¿Qué es la verdad?». Esta misma cuestión, planteada hace siglos, sigue vigente en el corazón de la humanidad, pues la búsqueda de la verdad es esencial para cualquier ser humano.

Pese a lo cual, el relativismo contemporáneo, ha intentado imponer la idea de que cada persona tiene «su propia verdad», desvirtuando la noción de una verdad objetiva.

La modernidad, explicó Ravasi, ha generado una tendencia peligrosa hacia el «todo es relativo», lo cual no solo afecta a la filosofía, sino también a la moral y a las bases de nuestra convivencia. Esta corriente, que se originó con filósofos como Protágoras, quien defendía que «el hombre es la medida de todas las cosas», ha sentado las bases para un mundo en el que ya no existe una verdad universal, sino tantas «verdades» como individuos.

De esta forma, lo que en una época era considerado erróneo o pecaminoso, ahora es visto como una mera «opción personal» que no debe ser cuestionada.

 La falsa seguridad del relativismo

Ravasi advirtió que, aunque el relativismo promete una libertad absoluta, en realidad conduce a una pérdida de la identidad y del propósito. Si como se afirma hoy «todo es relativo», ¿qué base ética o moral queda para determinar lo correcto o incorrecto? La verdad es la adecuación de la mente a la realidad, y sin ella, no hay un punto de referencia estable. Sin la verdad, no se puede construir una sociedad justa y coherente.

El sacerdote argentino ilustró este concepto con una anécdota personal: en aquella ocasión, siendo joven, a fin de justificar sus acciones, trató de convencer a su madre de que cada uno tiene «su verdad». Ésta, de profesión psicóloga, le respondió señalando que, si «toda verdad es relativa», lo que se defiende, a modo de paradoja, es una verdad absoluta: que «todas las verdades son relativas». Esta contradicción, explicó el sacerdote, es una trampa lógica en la que muchos caen, sin darse cuenta de que la propia idea de relativismo es insostenible.

La realidad no se adapta a nuestros deseos

Uno de los puntos más relevantes de la intervención de Ravasi fue su explicación sobre la realidad como algo inamovible y objetivo. La realidad no se ajusta a nuestros deseos ni a nuestras ideologías. Sin importar las opiniones o preferencias personales, la realidad sigue siendo lo que es, nos guste o no. La tendencia actual de ajustar la realidad al objeto de que encaje con nuestras percepciones, tal y como sucede en el ámbito de la ideología de género o las narrativas revisionistas de la historia, conduce a una deshumanización de la sociedad.

La realidad —enfatizó— siempre se impone.

Para demostrar cómo las ideologías intentan forzar a las personas a negar la verdad y aceptar como reales cosas que no lo son, el padre Javier puso como ejemplo la novela de George Orwell, 1984. En una escena de la obra, un personaje es obligado, bajo tortura, a aceptar que «2+2=5», y a negar la realidad tal como la percibe. Cuando el interrogado cede y afirma que el resultado de la suma es 5, el acusador le infiere que no vale con que lo diga, sino que además ha de creerlo. Esta escena, explicó Ravasi, es una metáfora de lo que sucede cuando una sociedad se rinde al relativismo.

Las ideologías: una amenaza a la verdad

A continuación, el ponente analizó el impacto de las ideologías en la percepción de la verdad. Afirmó que una ideología es un sistema de pensamiento cerrado que, en lugar de acercarse a la realidad, intenta amoldar la realidad a sus propios fines.

De este modo, las ideologías funcionan como una especie de filtro que distorsiona la verdad y crea una realidad paralela.

Uno de los peligros más graves de las ideologías reside, a juicio de Ravasi, en el hecho de que privan al ser humano de la capacidad de ver la realidad tal como es.

«Un católico no puede tener ideología» ya que la fe no puede estar condicionada por una interpretación limitada o sesgada de la realidad.

La fe cristiana es, en su esencia, una apertura a la verdad que Dios ha revelado, y que no puede ser manipulada ni ajustada a los caprichos humanos.

La verdad como base de la libertad

Para concluir, el Padre Ravasi subrayó que la libertad solo es posible cuando se vive en la verdad. La libertad que propone el relativismo es una libertad falsa, porque niega la naturaleza del ser humano y su relación con la verdad objetiva. Citando a Chesterton, afirmó que un ideólogo es como aquel que, al ver que su sombrero le queda pequeño, prefiere achicar su cabeza en lugar de buscar un sombrero que le ajuste. Una metáfora que refleja la actitud de quienes prefieren amoldar sus pensamientos y su percepción a las exigencias de una ideología, antes que reconocer la realidad tal como es.

El Padre Ravasi instó a los presentes a buscar la verdad sin miedo, a rechazar la imposición de las ideologías y a vivir su fe con convicción, recordando que el cristiano está llamado a seguir a Cristo, pues Él representa «el camino, la verdad y la vida». Y es que la única manera de construir una sociedad justa y humana es abrazando la verdad, aunque ello implique nadar contra corriente.

La conferencia del Padre Javier Olivera Ravasi constituye toda una invitación a repensar los fundamentos de la sociedad moderna y a recuperar la noción de una verdad objetiva que trasciende opiniones y modas.

Pues solo mediante esta búsqueda sincera de la verdad podremos encontrar el verdadero sentido de la libertad y de la dignidad humana.

 

 

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