En la celebración de Pentecostés de este domingo, 28 de mayo, el Papa Francisco ha ofrecido una homilía en la Basílica de San Pedro, resaltando el papel del Espíritu Santo en la acción divina y su presencia en tres ámbitos clave: la creación, la Iglesia y nuestros corazones.
En relación con la creación, el Santo Padre ha destacado que el Espíritu Santo es quien trae armonía y orden al mundo, transformando el desorden y la confusión en cohesión y armonía, según reporta Vatican News. El Papa nos recuerda que el Espíritu Santo renueva la tierra y no busca cambiar la realidad, sino armonizarla, ya que Él mismo es armonía en esencia.
En cuanto a la Iglesia, el Papa Francisco ha explicado que el Espíritu Santo actúa de manera diversa en cada miembro de la comunidad, otorgando diferentes gracias y carismas. El Espíritu Santo no impone normas y reglas, sino que crea una armonía orgánica en la diversidad de dones presentes en la Iglesia.
El Papa hace hincapié en que el Espíritu Santo no busca uniformidad, sino que armoniza sin eliminar las diferencias y las culturas. Además, el Papa advierte sobre la tentación de homogeneizar superficialmente las disciplinas sin tener en cuenta su verdadera sustancia.
El Papa también ha reflexionado sobre el Sínodo en curso, enfatizando que debe ser un camino guiado por el Espíritu Santo, y no simplemente un parlamento en el que se discuten demandas y necesidades según la agenda mundial. El Sínodo debe ser una oportunidad para ser dóciles al soplo del Espíritu Santo, quien es el alma de la Iglesia y el motor de la evangelización.
Solo el Espíritu puede reconciliar, sanar y unificar
Finalmente, el Papa ha destacado la capacidad del Espíritu Santo para crear armonía en nuestros corazones. Al recordar el acto de Jesús de soplar el Espíritu Santo sobre sus discípulos para perdonar los pecados, el Papa subraya que solo el Espíritu puede reconciliar, sanar y unificar los corazones heridos por el mal y la culpa. Invita a buscar la verdadera armonía y comunión con Dios a través del Espíritu Santo en lugar de buscar sustitutos mundanos.
En definitiva, el Papa Francisco nos insta a invocar al Espíritu Santo en momentos de división y fragmentación, tanto a nivel mundial como en la Iglesia y en nuestros corazones, para encontrar la verdadera armonía y unidad.
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Bergoglio y sus trabalenguas.