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Profesor de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo: «estamos ante la propuesta más carca, retrógrada, distópica, miserable y envenenada que he visto en muchos años»

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Nuria Coronado entrevista a José Errasti, profesor titular de Psicología Clínica de la Universidad de Oviedo, en La Hora digital a propósito de la denominada Ley Trans que la ministra de Igualdad, Irene Montero, pretende imponernos. Una ley que, en palabra de la propia Montero, pretende “dotar de derechos humanos a las personas trans” [sic] y posibilitar la “autodeterminación de género sin informes médicos, así como la libertad personal para hormonarse.

Además, permitiría que menores de edad rectifiquen su sexo en el Registro Civil sin el consentimiento de sus familias, algo que, en opinión de Errasti, “debería estar abriendo los telediarios, incluso por encima de la propia pandemia”.

En la jugosa entrevista, Errasti alude al articulado que indica que el profesorado debe de estar atento «por si algún alumno o alumna mostrase repetidamente conductas discordantes con el género que se le asignó al nacer según sus genitales«. Según el profesor de la Universidad de Oviedo, “estamos ante la propuesta más carca, retrógrada, distópica, miserable y envenenada que he visto en muchos años. Pedir al profesorado que esté atento a cuántos selfies poniendo morritos se hace Pedro, o cuantas veces María juega al fútbol con los chicos, para estudiar el caso, no vaya a ser que Pedro en verdad sea una niña y María sea un niño -mientras los buitres de las farmacéuticas sobrevuelan la escuela en círculos-, es algo tan vil que hubiera estremecido de repugnancia hasta a Pilar Primo de Rivera”.

Por ello Errasti pide una sola cosa: “Que dejen a la infancia en paz y la saquen de la película de terror en donde quieren hacerla vivir. No los sometan a sus delirios snobs, metafísicos y anticientíficos. No creo que sea necesario organizar la objeción de conciencia, porque no creo que haya mecanismos que controlen si el profesorado cumple con estas consignas goebbelianas”.

Más adelante, Errasti añade un afilado análisis de la lógica de género:

«Todo lo que fije límites, lo que defina conceptos de forma clara y distinta, lo que tenga un mínimo rigor, es tránsfobo, porque la lógica trans defiende que cualquier criterio, cualquier ordenación de la realidad es un constructo social, y eso para esta gente implica que es arbitrario y caprichoso, tan sólido como el criterio contrario. Todo lo que se oponga a algo que alguien manifieste acerca de sí mismo desde su sagrada subjetividad es tránsfobo. Aunque sea absurdo. Si yo afirmo “soy mujer y no soy mujer” y alguien me señala mi contradicción, está incurriendo en transfobia. En una palabra, la realidad es tránsfoba

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