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Puntos oscuros del folleto “Síntesis de la fase diocesana del Sínodo 2021-2022”, de Barcelona

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Hay varios puntos oscuros en este folleto, pero me ceñiré a uno solo. Espero que no se considere como contribución del arzobispado de Barcelona al sínodo, pero, aunque fuera sólo una propuesta de un particular resulta muy grave.

Vamos a considerar este punto del escrito distribuido con la hoja diocesana del 3-7-2022: “Falta coherencia entre lo que se predica y lo que se hace: “Amar a todos” y no se ve bien el amor entre personas del mismo sexo”. No hace falta decir que aquí se refiere a relaciones sexuales entre personas del mismo sexo, ya que la Iglesia siempre ha bendecido la amistad pura entre personas del mismo sexo y además se introduce la frase refiriéndose a los marginados, entre ellos por su orientación sexual.

Se dice en la introducción de este escrito que hay que dejar hablar al Espíritu Santo, más aquí se deja hablar a su contrario, a un mal espíritu: Y se hace un uso prostituido de la palabra “amor”, en línea con el “haz el amor” tan manido y que reduce el amor al placer sexual. Y el Espíritu Santo nos enseña que ese no es verdadero amor. Y si ya los heterosexuales se han de abstener del sexo si no están casados, cuanto más los homosexuales, cuya práctica (no la tendencia que no es culpable) nos dice el Catecismo que es gravemente desordenada.

Así en el nº 2357 leemos: (…)  ” Apoyándose en la Sagrada Escritura que los presenta (los actos homosexuales) como depravaciones graves (…), la Tradición ha declarado siempre que “los actos homosexuales son intrínsecamente desordenados” (…) Son contrarios a la ley natural”.

Por supuesto que el homosexual de tendencia está llamado a amar y ser amado, pero para que sea amor recto y verdadero ha de conjugarse con la castidad, virtud que se exige a toda persona (al casado como casado y al soltero heterosexual como soltero). El homosexual está llamado y puede ser santo: Nº 2358 del Catecismo: “se evitará respecto a ellos (los homosexuales) todo signo de discriminación injusta. Estas personas están llamadas a realizar la voluntad de Dios, en su vida, y, si son cristianos a unir al sacrificio de la cruz del Señor las dificultades que puedan encontrar a causa de su condición”. Y prosigue el nº 2359: “Las personas homosexuales están llamadas a la castidad (…) pueden y deben acercarse gradual y resueltamente a la perfección cristiana”. Y no son pocos los homosexuales que viviendo conforme a estas pautas han hallado alegría, paz y felicidad.

El Espíritu Santo nos enamora del amor elevado y verdadero, que exige, no pocas veces, sacrificio y crucifixión de la carne. Y la propuesta citada va contra los canales usuales del Espíritu: Magisterio autorizado de la Iglesia, Santa Tradición y Sagrada Escritura. En esta última se repite la condena de la práctica invertida: Citemos sólo un pasaje (San Judas, versículo 7, versión Nácar-Colunga): “Como Sodoma y Gomorra y las ciudades vecinas, que de igual modo habían fornicado, yéndose tras los vicios contra naturaleza, fueron puestas para escarmiento, sufriendo la pena del fuego perdurable”.

Esas voces de sirenas engañosas, que, aparentemente, son “comprensivas” y “piadosas”, en realidad son crueles, puesto que, al cerrar la puerta al reconocimiento del pecado, cierran la puerta al arrepentimiento, cierran la puerta a la misericordia de Dios, que es infinita. Todos somos débiles y podemos pecar, pero lo grave del fragmento aludido es que niega el pecado, más bien anima a cometerlo. Y negando el pecado (todo está bien) como el médico cruel que oculta una grave enfermedad a su paciente, inducen al enfermo, al pecador, a no poner remedio a su enfermedad, a su pecado. Ya que, si no es pecado, ¿de qué me voy a arrepentir? Ahora bien, sin reconocimiento pesaroso no se da entrada a la misericordia divina, que tiene que hallar para actuar un corazón arrepentido, pues Dios respeta nuestra libertad.

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3 Comentarios. Dejar nuevo

  • JORDI TORRES
    29 julio, 2022 13:06

    Muy bueno y muy claro articulo el de los «puntos oscuros». Menos mal que aun quedan personas con criterios claros y se explica bien.
    Continuo són poder haver la donación por el articulo leido. Si poneis un número BIZUM serà mas fàcil.

    Responder
  • «Hay que dejar hablar al Espíritu Santo». ¡Qué manipulación tan de medio pelo!
    El Espíritu Santo ha venido hablando desde el Antiguo Testamento hasta ahora.
    Y el Espíritu Santo no se contradice. Ni se va amoldando a los cambiantes criterios humanos y sociales.
    De paso, esa mención al Espíritu Santo es un mal disimulado desprecio hacia la Tercera Persona de la Trinidad.

    Responder
  • Antonio Jimeno
    4 agosto, 2022 00:09

    Enhorabuena al autor, Javier Garralda. Es necesario recordar la doctrina de la iglesia sobre la homosexualidad, especialmente cuando la iglesia alemana emitió hace poco una respuesta a una carta del Vaticano poco tranquilizadora, ya que persiste en su propuesta de bendecir las parejas homosexuales. https://religion.elconfidencialdigital.com/articulo/vaticano/el-vaticano/20220722004046044170.html#google_vignette

    Los homosexuales deben entender, muchos de ellos ya lo hacen, que sus inclinaciones sexuales, de los cuales ellos son completamente inocentes si han nacido así, no se ajustan a la naturaleza de la especie humana, por lo que no deben ni satisfacerlos ni influir en que otros cometan este tipo de desorden. Si persisten en ello, manteniendo la castidad, están llamados a la santidad como el resto de las personas.

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