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Qué hacer ante el alud de leyes que, como el aborto y la transexualidad, destruyen el sentido de la vida y de la naturaleza humana

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Este jueves 6 de octubre, se inicia el debate por la vía de urgencia de la ley que regula el cambio transexual a partir de la simple declaración de voluntad del individuo, sin más requerimientos, y que incluye a menores de edad. También  se aborda en el Congreso, una nueva ley del aborto. Ambas normas han sido tramitadas  por el procedimiento de urgencia, cuando, es evidente, que tal condición carece de justificación, y más aun cuando en el caso del aborto, el Tribunal Constitucional tiene pendiente de resolver el recurso sobre la ley vigente. Estamos ante una burla de las garantías que, teóricamente, este estado de derecho nos ofrece a la hora de establecer nuevas normas de convivencia. El editorial de Forum Libertas es revelador en este sentido.

El gobierno de Sánchez fuerza la máquina y en menos de tres años habrá aprobado leyes y desarrollado normativas que inciden de pleno sobre la educación, los centros de enseñanza , los derechos de los padres, la eutanasia y el suicidio asistido, el rechazo a ampliar los cuidados paliativos, el cercenamiento de libertades fundamentales, y la adopción de acuerdos en el Congreso que discriminan a los católicos, a las que se añaden ahora las dos leyes citadas.

Ante este verdadero alud, la actitud del Partido Popular, que por lo dicho y no desmentido, rechaza modificar la actual ley del aborto, y que no tiene una posición clara respecto a las otras normas aprobadas; ante el precedente nefasto del Gobierno de Rajoy y el hecho de que ya se consideran ganadores un año y medio antes de las elecciones, es necesario reflexionar, coordinarse y actuar, sin dejarse llevar por el conformismo o la desesperanza.

Conformismo y desmovilización, pensando que el Partido Popular ya lo tiene ganado y que se termina el problema, cuando las dos afirmaciones son absolutamente inciertas: ni tiene todavía una garantía de victoria, ni, todavía menos, está claro que vaya a remover las leyes de Sánchez que destruyen el sentido de la vida y de la naturaleza humana, que es algo de una gravedad terrible.

El otro mal consiste en sentirse desesperanzado e impotente ante una exhibición tan impresionante del poder político.

Este último aspecto, el de la desesperanza, es una actitud absolutamente impropia de todo cristiano que, por definición, actúa y siente en términos opuestos a este ánimo, porque confía en Dios, sabe cómo termina la historia y que todo lo que hace para frenar tanto daño y construir un mundo mejor, redunda absolutamente en su propio beneficio ante la mirada de Dios

A partir de este principio donde radica el fundamento de todo, me atrevo a apuntar los objetivos y la forma de lograrlos, diferenciando entre el corto y el largo plazo, y considerando que los objetivos para lograrse han de guardar relación con la situación real, y no pueden confundirse con un enunciado de principios, ni con los fines. Han, eso si, de estar en el camino de aquellos últimos y servir a los principios, pero no son ninguna de las dos cosas.

Centrándome de entrada en el aborto y la eutanasia, la respuesta a corto plazo solo puede ser política. Esto significa:

  1. Utilizar el tiempo que queda de aquí a las elecciones autonómicas para presentar a escala de competencias que les corresponde, unas reivindicaciones concretas y viables, que deben incluir, y además,  concretar, cómo se garantiza la libertad de conciencia y un plan de cuidados paliativos con los recursos necesarios para que alcance al cien por cien de la población
  2. La crítica a los socialistas pensada en los términos que resulten más efectivos en parte de su electorado.
  3. La presión al PP, extensiva formalmente a Vox, y en aquellos casos que existe y es receptivo, los partidos de ámbito autonómico que corresponda, para que asuman aquellas reivindicaciones mediante conversaciones, campaña, actos, etc. con la observación precisa que no hacerlo significa por su parte rechazar el voto de los que defendemos la vida y su dignidad. Mientras el PP nos considere un voto cautivo, no hay nada que hacer
  4. Trabajar en el seno de la Iglesia para que desde su ámbito y en la forma que le corresponde, haga oír su voz fuerte y clara en estos temas en el tiempo que falta hasta las autonómicas, pidiendo a los partidos y a los ciudadanos que se opongan a leyes injustas y busquen formas de contrapesarlas en el ámbito autonómico. El catolicismo en una fe encarnada en la realidad, y sobre la realidad ha de referirse desde su perspectiva especifica

A medio y largo plazo la respuesta radica en las alternativa cultural cristiana, que debe fijarse con cuidado, porque el concepto no significa cualquier cosa.

Se trata de lograr el debate máximo y persistente en los 3 niveles, el académico y científico, el político y cultural, y el mediático y divulgador, sobre unos términos precisos: la propuesta inicial que trate sobre la cuestión de la naturaleza del ser humano engendrado y no nacido y la de sus derechos, la de la eugenesia aplicada como excusa utilizando la ley del aborto, la libertad de conciencia y en las causas que hacen posible que se produzca cada año un aborto masivo cercano a los 90.000 casos contabilizados, más aquellos otros que no se contabilizan porque utilizan la pastilla del día después, cuando existen métodos anticonceptivos, económicos y fiables, y cuando la población, incluida la más joven, dispone de información sexual  en abundancia. Hay una gran quiebra de la responsabilidad personal y colectiva nunca abordada en todo esto. Hay una concupiscencia y promiscuidad que desborda todos los limites y que, sin tratarla, el aborto siempre estará ahí como solución irresponsable de comportamientos irresponsables.

Existen otros ámbitos a madurar, desarrollar y organizar cara a la acción, como el de la protección de los niños ante la agresión de su manipulación sexual por parte de los poderes públicos, los derechos de los padres y otras cuestiones importantes. Pero mientras realizamos esta tarea de fijar qué hacer en estos otros ámbitos, podemos comenzar por actuar sobre lo que ya esta más definido, en relación a algo tan decisivo como es el respeto a la vida, a su sentido y a su dignidad, Este es nuestro quehacer.

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Javier Peñas
    8 octubre, 2022 23:56

    Yo lo resumiría en algo tan breve como dar la cara.
    Dar la cara por las propias convicciones, aunque nos cueste.
    Dar la cara por el aún no nacido, pensando en que algún día será una persona sonriente.
    Dar la cara por las personas mayores, por que sus años no laborales sean gratos y por que reciban los cuidados necesarios hasta que Dios quiera.
    Dar la cara individualmente pero por supuesto también solidarizado con los grupos parroquiales, de aprendizaje, de ocio, etc. que se hallen en la misma sintonía cristiano-católica.
    Dar la cara por la Verdad de Dios emanada del Evangelio, la Tradición y el Magisterio.
    Dar la cara, sin sentir vergüenza, por mostrarse cristiano en medio de un mundo a menudo hostil.
    Dar la cara desde los púlpitos, aquellos a quienes corresponde el lugar. Para dejar de tener fieles confundidos y escasamente avisados.
    Dar la cara por que la fe llegue a nuestros hijos. Sin necesidad de forzar, hay que ir dejando caer semillas. Un día, tal vez algunos se convertirán.
    Dar la cara en el ámbito político. Para ello se precisa mucho más que el atril de las cámaras: hay que hablar, si se presta, con los alejados de Dios. Pero tampoco se les puede obligar a que nos escuchen.
    Dar la cara por Dios, por su Hijo que del todo inocente murió en la Cruz por todos
    Dar la cara por el símbolo de la Cruz.
    Dar la cara por la Iglesia a pesar de todos sus errores y direcciones erráticas.
    Dar la cara.

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