Cada 22 de octubre celebramos a san Juan Pablo II. Lo recordamos pontífice, pensador y santo. Aquí tienes un ramillete de curiosidades —entrañables, sorprendentes y muy humanas— para conocer mejor al Papa que marcó a generaciones enteras.
1) “Lolek” antes que “Juan Pablo”
En Wadowice, su pueblo natal al sur de Polonia, todos lo llamaban “Lolek”. Ese diminutivo acompañó a Karol Wojtyła en la infancia de meriendas con pan y juegos en la plaza frente a la iglesia parroquial.
2) El goloso de las “kremówki”
Su pastel favorito era la kremówka, una milhojas de crema pastelera que en Wadowice pasó a apodarse “la tarta papal”. Cuando recordó en una visita “cuántas kremówki comimos tras los exámenes”, los hornos del pueblo no dieron abasto.
3) Actor de vocación temprana
Amó el teatro desde adolescente. Participó en el “Teatro Rapsódico”, una compañía clandestina que recitaba obras a la luz de las velas durante la ocupación nazi. Esa escuela de palabra, memoria y presencia marcó para siempre su predicación.
4) Obrero con manos curtidas
Antes de entrar en el seminario clandestino, trabajó en la cantera y en la fábrica química Solvay. Sabía lo que pesa un turno de madrugada y lo que duele el cansancio en los huesos. Su cercanía con el mundo obrero no fue teórica.
5) Seminarista a escondidas
Estudió para sacerdote en la Varsovia ocupada, con clases dispersas por pisos y sacristías. Allí aprendió que la fe —como las semillas— crece también bajo tierra.
6) Filósofo “de los que escuchan”
No fue académico de torre de marfil. Su corriente, el personalismo, lo llevó a mirar a cada persona como un misterio. Sus catequesis de los miércoles, conocidas como “Teología del Cuerpo”, nacen de esa filosofía que huele a Evangelio y a vida cotidiana.
7) El Papa que esquiaba
En los inviernos previos al pontificado se escapaba a las montañas. De Papa, siguió haciéndolo cuando podía; bromeaba: “No es que el Papa no deba esquiar; lo que no debe es romperse una pierna”. Llevaba unas gafas enormes y discreción… regular.
8) Piragüista y mochilero
Con los universitarios de Cracovia formó una pequeña tribu: Środowisko. Remaban en el río, acampaban, rezaban, cantaban y conversaban largamente. Le llamaban “Wujek” (“el Tío”) para esquivar miradas indiscretas.
9) Políglota sin alardes
Se desenvolvía con naturalidad en varias lenguas. No siempre perfectas, pero siempre cercanas. Tenía un talento especial para aprender saludos y bendiciones locales; con dos palabras desarmaba distancias.
10) El Papa de las puertas abiertas
Viajó como nadie: 129 países, millones de miradas cruzadas. Tenía una convicción: “Si no vienen a Roma, Roma irá a ellos”. Ese “ir” se volvió sacramento de cercanía.
11) Un balazo y un perdón
El 13 de mayo de 1981 fue herido de gravedad en la Plaza de San Pedro. Meses después visitó en la cárcel a Mehmet Ali Ağca, el hombre que le disparó. Conversaron largo. Rezaron. Nunca explicó aquella charla en titulares: el perdón no necesita micrófonos.
12) Una bala en una corona
La bala extraída de su cuerpo fue incrustada en la corona de la Virgen de Fátima. Su lema, Totus Tuus (“todo tuyo”), se hizo gesto de gratitud.
13) Primer Papa en una sinagoga y en una mezquita
Entró en la Gran Sinagoga de Roma en 1986 y saludó a los judíos como “hermanos mayores”. Años después, visitó la mezquita de los Omeyas en Damasco. Puentes donde otros veían trincheras.
14) Juventud, tú eres mi camino
Inventó —sí, literalmente— las Jornadas Mundiales de la Juventud. Dijo a los jóvenes: “Vosotros sois la esperanza del mundo”, y se plantó con ellos en aeropuertos, praderas y ciudades. No los trató como problema, sino como promesa.
15) Poeta con seudónimo
Firmó versos y obras con nombres como “Andrzej Jawień”. Su drama “El taller del Orfebre” es una joya sobre el matrimonio; habla de alianzas, peso específico de las promesas y la artesanía de amar.
16) El humor como teología doméstica
Contaba chistes de sí mismo. En una cena con periodistas, al ofrecerle vino, dijo: “Gracias, pero soy polaco: sé lo que es fuerte”. Su risa —contagiosa— era apostolado.
17) Un abrazo al dolor
La enfermedad de Parkinson le fue estrechando los gestos. No se escondió. Dejó que el mundo viera cómo se ama cuando el cuerpo no responde.
18) “No tengáis miedo”
Sus primeras palabras como Papa —“¡Abrid de par en par las puertas a Cristo!”— fueron también su testamento. Murió un 2 de abril de 2005, al caer la tarde. La plaza, de rodillas. El mundo, en silencio.
En Wadowice hay una inscripción sencilla: “Aquí empezó todo”. Podríamos repetirlo cada 22 de octubre. Porque cada santo nos recuerda que Dios comienza en lo pequeño: una plaza con una pastelería, una canoa en un río, un aula clandestina, una bala que se convierte en joya para una Reina, unas manos temblorosas que bendicen.
San Juan Pablo II nos enseña a mirar la vida con ojos grandes: a descubrir a Cristo atravesando nuestras curiosidades y nuestras heridas, y a responder —con botas de montaña o con bastón— que vale la pena abrir la puerta. Totus Tuus.









