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ĀæQuĆ© es ser niƱo? Ser feliz. El niƱo sonrĆ­e a su mamĆ” y le hace carantoƱas. ĀæDónde lo ha aprendido? ā€œĀ”No seas bobo, que es innato!ā€, te acicatearĆ”n. Ciertamente, el tomar esencia de hombre o de mujer implica que gran parte de nuestra fisiologĆ­a y psiquismo estĆ” a merced de la Naturaleza, y para eso debemos, mĆ”s que someter, gobernar nuestros instintos. Lejos de parecer una trivialidad, es importante ese detalle de ā€œser hombre o mujerā€, para cualquier persona que no viva a trompicones siendo rebotado por sus instintos de la bestia que todos llevamos dentro desde AdĆ”n y Eva.

Hombre y mujer, ”eh! Es ése el código por medio del cual queremos que nos identifiquen y reconozcan nuestros papÔs, hermanos, amigos, conocidos, y hasta nuestras mascotas: hombre o mujer. Porque ese código, forjado por nuestra voluntad nacida libre y por nuestras relaciones con nuestros semejantes y mascotas, por decir algo, nos abre el futuro viviendo el presente; ”de ninguna manera al revés! Si vivimos en el futuro (que eso es el presente imaginado), caeremos fÔcilmente en la utopía y perderemos el presente, y cuando el presente llegue a pasado, serÔ pasado por agua. Esto estÔ claro como el sol de mediodía. Y estamos en ello.

El problema con mayúsculas es que los ensueños de la adolescencia lleguen a ser tomados por definitivos. Pues todos sabemos que la niñez y sobre todo la adolescencia es un período en que gusta hacer las cosas no solo por identidad, sino por jugar probando y hasta para llamar la atención, porque tanto nuestro físico como nuestro psiquismo estÔn en pleno desarrollo -a veces en ebullición-, a partir de la esencia misma que nos da el sentido a la propia identidad, desde que nacemos. Así que primaria es la identidad, y secundario el sentido.

Pero no lo olvidemos: ser niƱa o ser niƱo es un hecho que impone la propia Naturaleza, no una elección. Esa es la identidad. La elección –la elección responsable- viene despuĆ©s de formar la conciencia y posteriormente calibrar las alternativas. La verdadera libertad estĆ” en saber elegir la alternativa mĆ”s sensata, que en el caso que nos ocupa es la que marca la fisiologĆ­a y asume con naturalidad un psiquismo sin traumas. Solo asĆ­ la elección puede ser llamada libre; si no, es desvarĆ­o, que deriva en imposición a uno mismo y a los demĆ”s, pues si no se impone no se sostiene de otra manera. Todos sabemos que una casa no es una mandarina: es un hecho, su identidad. El sentido es que la casa sirve para proteger, y la mandarina para refrescar (no me hagas puntualizar mĆ”s).

ĀæPor quĆ©, entonces, tanto dilema en si ā€œsoy hombreā€ o ā€œsoy mujerā€? No nos dejemos arrebatar por las fantasĆ­as que el establishment nos vende ahora como imposición de una minorĆ­a sobre la mayorĆ­a, para tenernos cogiditos por donde yo me sĆ© y salirse con la dictadura del relativismo, ese pensamiento Ćŗnico que forja e impone la ley para dar el dinero a las grandes corporaciones, y asĆ­ unos cuantos vivan en la opulencia sobre el rebaƱo de depauperadas ovejitas mansas.

Estate atento, amigo, que vivir no es pasar el rato jugando a muƱecas con cabezas alternables, es algo mĆ”s serio. Cuando uno se toma la vida como un carrusel, el disparar al muƱeco es hasta distraĆ­do. El problema –el problema que previamente hemos ignorado evitando reconocer la realidad como es- es lo que viene despuĆ©s. Porque no ha de ser nada fĆ”cil tener la diversión de cogerte el primer tren que pasa para disparar, pues el estruendo serĆ” mayĆŗsculo al despertar.

Sentemos la cabeza. La vida no estÔ para bromas, que es algo muy serio y hasta difícil encarar el presente para asegurarte un futuro mejor, que tiene que serlo para todos. Porque si cediendo, cediendo con tus jugueteos, resulta que llegas a descubrir un día que te habías equivocado de elección, el reset serÔ hasta apoteósico, te lo cojas como te lo cojas. Porque sí, el niño nace libre, pero la libertad es escurridiza y a veces el no coger las bridas comporta lo que comporta: el trompicón (muchos se suicidan).

Y no hay mĆ”s. Que la libertad estĆ” muy bien, es indispensable. Hasta Dios, que es quien nos ha creado, se nos somete a ella: a la tuya, a la mĆ­a y a la del otro. Ɖl nos ha creado por Amor, porque nos quiere felices amĆ”ndolo, pero no quiere que le amemos por la fuerza. El haber abandonado a Dios en la cuneta nos estĆ” llevando al desmadre con la alucinación colectiva generalizada que se estĆ” extendiendo como reguero de pólvora. Para afrontar el reto del futuro que se nos echa encima, necesitaremos mucha energĆ­a, serenidad y el saber hacer que solo Dios da, so pena de que el regato encendido llegue al polvorĆ­n, y nos explote en la cara. Ciertamente, por cómo estĆ” el patio, si no volvemos a nuestro Padre, la noria girarĆ” ansiosa cada vez mĆ”s desbocada, hasta que, si insistimos, nos harĆ” saltar en pedazos por los aires, y aĆŗn nos le quejaremos.

Así que no le des mÔs vueltas, y acéptate como eres, que es la única manera saludable de amarte para amar a los otros hermanos con los que compartimos camino. Si tienes inclinaciones inapropiadas, no tienes por qué seguirles el rastro: ofrécelas al Señor, y podrÔs llegar a santo, y luego me dirÔs tú a mí que también yo debo perfeccionar mi elección para llegar a la santidad. Ten en cuenta que no es lo mismo una inclinación que una consumación: no es pecado (eso es, no daña tu alma, ni por tanto tu cuerpo) el sentimiento, sino la obra. Por eso es importante la humildad, y quitarle orgullo al asunto, sobre todo las mayúsculas. Nadie es perfecto. Todos tenemos algo que debemos sobrellevar; y hay que hacerlo con dignidad para poder gozar de la felicidad de haber elegido bien. Si no -desengÔñate-, la vida te pesarÔ, por mÔs que finjas gozar de la libertad, pues la supuesta libertad atenaza y pesa encima cuando no es tal libertad.

Muchos olvidan ahora que no viven ellos solitos con su corrito y su desmadre, sino que la justicia es para todos la misma; y la primera justicia es haberte dejado nacer. ĀæPor quĆ© solo tienen derecho a vivir ciertos privilegios los desorientados, y ademĆ”s con Orgullo? Ā”Crasa contradicción el no dejar nacer a unos e imponer el querer vivir de otros! Por eso su vivir con Orgullo es desvivir, desencajar, desballestar, demoler… y olvidan que todos deberemos morir. AhĆ­ estĆ” la diferencia entre saber vivir y no saberlo.

No le des mÔs vueltas, y acéptate como eres, que es la única manera saludable de amarte para amar a los otros hermanos con los que compartimos camino Clic para tuitear
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