Soria constituye un rara avis en la geografía española: en los últimos 31 años ningún bebé ha muerto abortado en el vientre de su madre.
La razón es que todos los médicos de la región son objetores de conciencia de una Ley del aborto que no da garantías a las madres embarazadas y que no deja salidas a los bebés.
La realidad de Soria también tiene que ver con el hecho de que en la provincia no existe ni una sola clínica abortista, tampoco encontrarían médicos que trabajaran en ellas.
Esa realidad no es tan feliz como parece, las madres que quieren, a pesar de todo, enfrentar un embarazos suelen viajar a una clínica que se encuentra en Valladolid, a 300 kilómetros, El año 2019 fueron 113 madres.
En España existen dos fechas clave en lo relativo al aborto. En 1985 se despenalizó el aborto inducido en tres supuestos: riesgo grave para la salud física o mental de la mujer embarazada (supuesto terapéutico), violación (supuesto criminológico) y malformaciones o taras, físicas o psíquicas, en el feto (supuesto eugenésico).
En 2010 se promulgó en España la Ley Orgánica 2/2010 de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que despenalizaba la práctica del aborto inducido durante las primeras 14 semanas del embarazo.
Desde entonces y hasta la actualidad cualquier madre puede decidir abortar su embarazo antes de la semana 14 de embarazo. Los últimos datos, de 2019, señalan que se practicaron 99.149 interrupciones, un 3,37% más que el año anterior.
Según un reportaje de Noemí López y Alba Martín publicado en Newtral, en la provincia de Soria no se practica un aborto desde hace 31 años. El testimonio del ginecólogo Roberto Lertxundi, que se incluye en un reportaje de la EITB, hace referencia al viaje que deben afrontar las sorianas hasta Valladolid para poder abortar porque, aunque la Ley obliga a que debería se haga en los hospitales públicos, en la provincia todos los médicos se acogen al derecho a la objeción de conciencia.
Soria, espacio pro vida.