Hoy toca hablar un poco más de La Unción de los Enfermos y el Orden Sacerdotal. Son dos Sacramentos emparentados. Se necesitan el uno al otro. El enfermo o anciano en fase terminal necesita que el sacerdote le administre la sagrada Unción. El sacerdote necesita el contacto pastoral con el enfermo terminal, para redoblar la firmeza en su ministerio y en su sacramento ministerial. ¡Como han hecho muchos santos sacerdotes y religiosos, canonizados y no, en la vida secular de la Iglesia! No debe olvidar nadie que un sacerdote lo es en la vida presente y para toda la eternidad. Una vez hecho esto, por mi parte quedará publicar un repaso al Sacramento del Matrimonio, en título aparte tal como se merece el primer Sacramento instituido en el tiempo en el Paraíso Original.
Son muchos los enfermos que, confinados en tiempo ordinario no pandémico en un hospital, fallecen en él y sin familiares al alcance. Pensemos en personas mayores sin descendencia. A este gran sacramento es recomendable acceder a él en sesiones ordinarias de vida parroquial. Es menos asequible recibirlo en ingreso hospitalario aun cuando no haya pandemia. Hay hospitales que cuentan con visitas pastorales de sacerdotes que se ocupan de este menester. Estamos en tiempos confinados con infecciones en personal sanitario y también en sacerdotes. ¡Con fallecimientos por Covid-19! Vale la pena ser apóstol de este sacramento con aquellas personas que tratamos, son de templo, son mayores y todavía viven en sus domicilios.
El orden sacerdotal es sacramento que imprime carácter y dura toda una eternidad ¡valga la redundancia! No obstante, los sacerdotes son seres humanos no celestiales que necesitan y agradecen los apoyos y afectos de militancia cristiana. ¡Mucho más allá que el fervor algo plasta de algunas mujeres de templo! Este escrito referenciado sobre el Orden Sacerdotal me quedó bien. ¡Reléanlo por favor!
