19 beatos mártires del siglo XX en España teminaron su pasión el jueves 24 de septiembre: cuatro salesianos –Rafael Rodríguez Mesa, Esteban García, Antonio Pancorbo y Manuel Gómez Contioso– y dos maristas en Málaga, cuatro trinitarios en Cuenca, en la provincia de Valencia dos sacerdotes diocesanos y dos laicos, un carmelita y un dominico –José María Vidal Segú– en la provincia de Barcelona, un religioso claretiano –Ramón Roca– en la de Lérida, un sacerdote secular en la provincia de Alicante, más un oblato capuchino –Norberto Cembranos de la Verdura– en Madrid.
En Rusia, la Iglesia ortodoxa ha glorificado a cuatro mártires es este día: dos de 1918 (el arcipreste Nicolás Podyakov y el sacerdote Víctor Usov, a quien asesinaron mientras estaba celebrando el entierro del anterior), uno de 1937 (arcipreste Karp Elbe) y otro de 1942 (el diácono Nicolás Shirogorov).
Lo soltaban, pero al reconocerlo como religioso, lo mataron sobre la marcha
Los maristas dirigían en Málaga el Colegio Nuestra Señora de la Victoria, fundado en 1924 y quemado el 11 de mayo de 1931 juntamente con el Palacio Episcopal, al lado del cual estaba.

De inmediato puso manos a la obra para abrir de nuevo las clases en casas particulares, y que los alumnos pudieran terminar normalmente el curso escolar. Refiriéndose a los obreros a los que ayudaba a encontrar trabajo para que no fueran jornaleros, y a cuyos hijos admitía también cuando no podían pagar el colegio, decía: «Nosotros somos pobres, pero tenemos de todo, mientras que esa pobre gente no tiene nada que llevarse a la boca hoy y padecen mil sufrimientos por procurar algo para sus hijos».
A la vuelta de misa el 19 de julio de 1936, los maristas se dispersaron al ver gente armada en torno a su escuela. El hermano Guzmán les distribuyó el dinero que quedaba. Fue varias veces detenido, pero siempre liberado por el secretario del gobernador civil, que era su amigo. Pero el 22 de agosto, tras un bombardeo de la aviación nacional, subió de tono el furor anticlerical, y todos los religiosos fueron encerrados en los días siguientes.

-Tú, ¿por qué estás aquí?
-No tengo los documentos.
-¡Fuera! Recoge tu cartilla y márchate.
El hermano Fernando María salió detrás de él, pero «uno de la FAI lo reconoció y gritó a la chusma: Ese es un marista. Se echaron sobre él, un miliciano le torció el brazo y le pegó dos tiros dejándolo medio muerto. Los demás lo remataron».
Detenido en el hotel Imperio, donde se alojaba, el hermano Guzmán ingresó en prisión el 22 de agosto, y según el sacerdote Luis Vera Ordás «notamos que estaba extremadamente pálido. Cuando le preguntamos la causa nos dijo que lo habían sacado fuera para matarlo, pero que en el lugar de la ejecución, los verdugos le dijeron sencillamente: Media vuelta y que lo llevaron a la cárcel». El jesuita Francisco García Alonso testificará a su vez que el 22 de agosto «lo dejé en la enfermería con una fiebre muy alta. Por la mañana escuché su confesión, él de rodillas, yo de pie, en medio de la sala».
El 24 de septiembre la aviación nacional bombardeó de nuevo Málaga. En represalia, se fusiló a mucha gente en la cárcel, incluidos todos los que estaban en la enfermería. Eran tantos que en el lugar de la ejecución tenían que ponerse en fila y esperar su turno.
Los otros cuatro maristas beatificados en 2013 fueron: Pedro Valls Piernau (Hermano Teógenes). Mauro Álvarez Renedo (Hermano Luciano). José Félix Serret Anglés (Hermano Pedro Jerónimo), los tres fusilados el 27 de septiembre. Abilio Villareal Abaza (Hermano Roque), asesinado el 18 de octubre.
Un sacerdote y un padre de familia de Algemesí (Valencia)


De los 24 asesinados esa noche, 14 cadáveres terminaron en el cementerio de Alcira (uno de ellos el mártir mencionado a continuación, José Ramón Ferragud, que comparte apellido con las cinco monjas asesinadas tres noche después), cinco en en el de Albalat (entre ellos el de Ferrer, a quien el ayuntamiento de posguerra califica ante el fiscal de la Causa general como «asesor religioso del requeté» (legajo 1370, expediente 1, folio 5)-, dos en el de Carlet y tres mujeres de Acción Católica en el de Carcagente.


El 3 de septiembre fue trasladado al Monasterio de Fons Salutis, convertido en cárcel. A las dos de la madrugada del 24 de septiembre, con otros 19 compañeros, fue asesinado en Alzira. Dijo al que le iba a matar: «Te bendigo y te perdono».

-¿Quién de vosotros me va a matar?
-Yo.
-Pues bien, yo, como soy sacerdote, te bendigo y te perdono.
Siguieron unos momentos de silencio y los milicianos subieron al coche, dudando qué hacer. Uno dijo: «Si no lo matas, te matan a ti». De modo que dispararon y el sacerdote murió de un tiro en la cabeza.
Fusilada con su hermano sacerdote, aún no beatificado

El menor de 15 hermanos, ordenado en Jerusalén, condenado por ser religioso

El charco con su sangre apareció adornado con rosas

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