El Vaticano acoge desde este 21 de febrero hasta el próximo 24, cuatro días de diálogo y acercamiento ante un tema tan sensible como los casos de abuso sexual en la Iglesia católica por una parte del clero.
El Encuentro titulado «La protección de los menores en la Iglesia» despliega encuentros e intercambio de opiniones y argumentos para enfrentar estalacra que afecta a la sociedad y que sufre también la Iglesia.
«Sabemos que las víctimas de los abusos siguen pidiendo que se las escuche y se les crea. ¿Cómo se puede profesar la fe si cerramos los ojos ante las situaciones de injusticia? Y ¿cómo encarar este problema, esta lacra, también en las Iglesias más pequeñas? Sin escapar de la responsabilidad, incluso económica, puesto que de este modo los recursos se emplearían mejor. Ideas y estímulos en orden a la concreción y al carácter sinodal con que hay que proceder, dedicándose a esta causa tan importante«, esa es la síntesis con la que se ha iniciado este Encuentro.
El Papa pide eliminar el riesgo
Al inicio del Evento el Papa Francisco manifestó su deseo de que se llegue a “medidas concretas” y ofreció unas «líneas-guía» para ayudar en la labor de estos días. Eran 21 puntos de reflexión que recogió de las Conferencias Episcopales que formularon con vistas a este evento, «un simple punto de partida, que viene de ustedes y vuelve a ustedes, y que no quita la creatividad que debe haber en este encuentro», según apuntó el Pontífice.
Los puntos que más llamaron la atención son los referentes al hecho de elaborar un vademécum práctico en el que se especifiquen los pasos a seguir por las autoridades implicadas en un posible caso de abuso sexual; implementar procedimientos compartidos para el examen de las acusaciones y la protección de las víctimas; realizar una revisión periódica de los protocolos y de las normas para salvaguardar un ambiente protegido para los menores en todas las estructuras pastorales; acompañar, proteger y cuidar a las víctimas, ofreciéndoles todo el apoyo necesario para su completa recuperación y elevar la edad mínima – que actualmente es de 14 años – para contraer matrimonio a los 16. Esto último es una petición del Papa como derecho universal, más allá del contexto católico.
También se han abordado escuchas a testimonios de víctimas de abusos de diferentes orígenes del mundo. Fueron trabajos derivados de los grupos que se han desarrollado con determinación.
En ese sentido, monseñor Charles Scicluna subrayó la profunda experiencia que supuso la escucha de los testimonios: «todos nosotros nos hemos sentido muy afectados por los diversos testimonios de las víctimas, de las que hemos podido escuchar sus voces, para comprender bien la gravedad de la situación”. De ahí la importancia de escucharlas, subrayó, de donde “surgen deberes que llevar a casa”.
Por su parte, el cardenal Tagle llamó la atención sobre la necesaria cercanía a las víctimas para «tocar sus heridas»; también se debatió acerca del ejercicio, la autoridad y la responsabilidad episcopal, que debe ejercerse en el contexto de una colaboración genuina entre la Iglesia y el Estado.
El Encuentro no dejará un documento final, según se ha informado. Sólo el discurso conclusivo del Santo Padre, aunque se espera definir a medio plazo un texto de llamamiento a la acción.
Entre las preguntas surgió la del nexo entre los célibes y la posibilidad de que los religiosos puedan casarse, a lo que el Padre Federico Lombardi respondió que se sabe que el tema de los abusos no tiene que ver con el tema del celibato eclesiástico.