¿Cómo es posible que alguien reciba un disparo por defender lo que cree? La pregunta es brutal, pero inevitable. Con la muerte de Charlie Kirk, el mundo no solo pierde a un hombre. Pierde una voz que se atrevió a decir lo que otros callaban.
Charlie Kirk eligió vivir con propósito. Con valentía defendió la verdad, la familia, la fe. Denunció el globalismo que amenaza con disolver las naciones en un anonimato sin raíces.
Combatió la cultura de la muerte, recordando que cada vida no nacida tiene un derecho sagrado.
Proclamó la belleza del matrimonio y de la familia natural, aun cuando el mundo lo ridiculizaba. Kirk no se agachó: vivió de pie.
Su testimonio encarnó las palabras del Evangelio: “No teman a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma” (Mt 10,28). Supo que hacer lo correcto implica persecución. Y lo hizo. Hasta el final.
Pero hoy su asesinato revela algo aún más hondo: la lógica retorcida de la tolerancia intolerante. Esa que declara violenta la palabra ajena, mientras disfraza de defensa su propia violencia. Esa que corre por las universidades como un veneno, allí donde debería respirarse el logos. La casa del pensamiento ya no soporta el pensamiento.
Que nadie se engañe. No fue un gesto aislado. Es la consecuencia de un clima que demoniza al disidente, que convierte la discrepancia en delito moral, que sustituye el argumento por el grito. Y cuando se arrincona la razón, tarde o temprano aparece la bala.
Callaron para siempre a Charlie Kirk porque su palabra hería a los que viven de la mentira. La violencia es siempre el recurso de los débiles.
Dios tiene la última palabra, y en Él confiamos el alma de Charlie Kirk. Su muerte nos obliga a mirar a la Verdad.
Charlie Kirk no murió por odio, murió por amor: amor a su país, amor a la familia, amor a la vida y a la fe.
Un disparo puede sembrar el miedo y apagar una voz, pero no podrá nunca silenciar la Verdad.











1 Comentario. Dejar nuevo
¡Qué artículo tan exasperante!
¿Por qué exasperante? Por incuestionable, inobjetable, irrefutable.
¿Para quiénes exasperante? Para los woke, para los de la tolerancia intolerante, para tantos universitarios que en la casa del pensamiento no soportan el pensamiento, para aquellos (numerosos) que reemplazan el argumento con la violencia.