Algo tan sencillo como conversar exige algo tan básico como el respeto y el reconocimiento mutuo. Sin ambos, la conversación se hace imposible. Los cristianos, a quien el Señor nos pide amar a los enemigos, deberíamos ser grandes conversadores, escuchar y expresar con claridad, respeto y firmeza nuestros puntos de vista.
La política requiere cada vez más de esta capacidad de conversar, de esa virtud aparentemente humilde que tanto reporta a la concordia. Por eso es una excelente inactiva esta plataforma digital nacida en Cataluña https://conversesacatalunya.cat/ que, si bien tiene como público objetivo a los catalanes, su contenido e intención van mucho más allá. Los textos básicamente en aquella lengua, y también en castellano, tratan a fondo cuestiones de actualidad, y poseen una calidad poco habitual en las redes sociales. Su pretensión es auspiciar hechos, puntos de vista, entidades y grupos, libros y autores, que formen parte de este gran espacio poco vertebrado de quienes mantienen, a pesar de la polarización de los extremos, la capacidad para conversar bajo unas premisas concretas, la del respeto a las personas, para empezar, y también a la ley, porque mal que bien, es el único marco de convivencia que le queda a la sociedad desvinculada.