Casarse no es simplemente unir dos vidas por amor o conveniencia, sino abrazar un camino de entrega y sacrificio.
No es una promesa de felicidad incondicional, sino una elección consciente de compartir tanto las alegrías como las dificultades. Y el símbolo que define esta unión no es un anillo de oro ni una firma en un papel, sino una Cruz.
Esto lo saben muy bien en Croacia, donde la ceremonia matrimonial refleja este enfoque, colocando la Cruz en el centro del acto.
El crucifijo
Durante la boda, la pareja lleva consigo un crucifijo, que el sacerdote bendice y presenta como el símbolo de su unión.
Lejos de hablar de un ideal de felicidad o de perfección en la pareja, el sacerdote enfatiza la dimensión del sacrificio:
Habéis encontrado vuestra Cruz. Es una Cruz para amar, para llevar con vosotros, una Cruz que no debe ser arrojada, sino atesorada.
Este mensaje resume la visión del matrimonio: una realidad que implica entrega, constancia y esfuerzo compartido.
El ritual también establece que la novia coloque su mano derecha sobre el Crucifijo, con la mano del esposo sobre la suya.
Esta acción simboliza la unión de los esposos bajo la enseñanza cristiana, marcando un compromiso que no se limita a su relación personal, sino que los vincula con la fe y la trascendencia. El sacerdote cubre sus manos con la estola y los declara unidos en matrimonio.
Primer gesto de amor y respeto es hacia Cristo
En lugar del beso entre los contrayentes, el primer gesto de amor y respeto es hacia Cristo, con un beso sobre el Crucifijo.
Esta tradición subraya una concepción del matrimonio en la que el amor no es sólo un sentimiento, sino una vocación que requiere esfuerzo y compromiso. Si uno de los esposos abandona al otro, también está abandonando la Cruz, perdiendo la conexión con la fe que dio sentido a su unión.
Tras la ceremonia, el Crucifijo se entroniza en el hogar de los recién casados como un recordatorio constante de su compromiso.
No es una simple decoración, sino el punto de referencia de sus vidas en común y el centro de su oración familiar.
Así, la familia que nace de este matrimonio no se entiende como una estructura basada en conveniencias o en deseos momentáneos, sino como una comunidad cimentada en la fe y en el sacrificio compartido.
La tradición croata nos recuerda que el amor no es solo emoción o pasión, sino una elección diaria de sostener al otro en sus momentos más difíciles, de compartir el peso de la vida y de mantenerse fieles a la promesa inicial.
El matrimonio en Croacia es una elección consciente de cargar la Cruz juntos, de hacer del sacrificio un acto de amor y de construir, sobre esa base firme, una familia que perdure.
A medida que el mundo cambia e intentan redefinir el matrimonio, esta tradición se mantiene firme en su mensaje: el amor verdadero no se abandona cuando llegan las dificultades. Se carga con fuerza, con fe y con determinación. Y es en esa resistencia compartida donde se encuentra su belleza más auténtica.
El matrimonio en Croacia es una elección consciente de cargar la Cruz juntos, de hacer del sacrificio un acto de amor y de construir, sobre esa base firme, una familia que perdure Share on X