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Del Brexit a «La metamorfosis» de Kafka

Libertades

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El escritor inglés Ian McEwan ha publicado (2019) una novela titulada The Cockroach (La cucaracha en castellano), donde presenta una sátira corrosiva de la Inglaterra del Brexit y la Europa de los populismos. Dedica el libro al gran analista inglés de asuntos internacionales, Timothy Garton Ash, historiador y periodista, considerado uno de los intelectuales más influyentes del mundo, siempre muy crítico con el Brexit y con los populismos en general.

El Prefacio de la novela es luminoso. Allí podemos leer lo siguiente. Los políticos populistas británicos están intentando satisfacer la ambición más inútil y masoquista que se haya soñado nunca en la historia de las islas británicasEl resto del mundo, salvo los presidentes Putin y Trump, lo ha observado con consternación ¿Porque nos estamos haciendo esto? Las mentiras, la financiación poco fiable y la implicación rusa tendrán preocupados los historiadores del futuro, que estudiarán sin duda la ceguera causada por un tipo especial de polvos mágicos frecuentes en todos los movimientos populistas que se están apoderando de Europa, los Estados Unidos, Brasil, India y muchos otros países. Los ingredientes de estos polvos ya son bastante conocidos: una irracionalidad salvaje, la hostilidad hacia los extranjeros, la resistencia al análisis detallado, la desconfianza en los «expertos», una estimación pija del mismo país, creer de manera entusiasta en las soluciones sencillas, la nostalgia por la «pureza» cultural … hay muchas cosas históricamente injustas en el Estado británico, pero muy pocas de estas injusticias se derivan de la Unión Europea. La tarea de los partidarios del Brexit ha sido persuadir al electorado de lo contrario. Y lo han conseguido con el 37 por ciento, suficiente para transformar nuestro destino colectivo durante muchos años. Con el clásico estilo populista de los polvos mágicos, los dueños de los fondos de cobertura, los plutócratas, los ex alumnos de Eton y los propietarios de los periódicos partidarios del Brexit, se adjudicaron el papel de enemigos de las élites. Funcionó, y ahora esta élite de antielitistas se ha convertido en nuestro gobierno.

Casi dos tercios del electorado británico no votaron a favor de salir de la Unión Europea. La mayor parte del mundo de los negocios, la agricultura, la ciencia, las finanzas y las artes estaban en contra del proyecto del Brexit. Tres cuartas partes de los diputados del Parlamento votaron a favor de quedarse en la Unión Europea, pero la mayoría ignoraron el interés público y se refugiaron detrás de la lealtad al partido y «del pueblo ha hablado», una locución soviética tenebrosa, y unos polvos mágicos que nublan la mente y que han cegado la razón y han oscurecido las perspectivas de nuestros hijos de vivir y trabajar con libertad en la Europa continental.

El Prefacio termina con las palabras siguientes. Con susurros de sangre y de patria, con anhelos nativistas imposibles y con un desprecio trágico para las preocupaciones por el cambio climático, el populismo, que no es consciente de su ignorancia, podría hacer aparecer en el futuro otros monstruos, algunos de los cuales bastante más violentos y relevantes que el Brexit. Pero, en cualquier caso, el espíritu de la cucaracha prosperará. Deberíamos procurar conocer bien este bicho, en lo posible, para derrotarlo. Yo creo que vamos a salir. Y si la razón no abre los ojos y se impone, quizás entonces tendremos que confiar en la risa.

El arranque de la novela de Ian McEwan es una reelaboración del famosísimo comienzo de La metamorfosis de KafkaPero aquí se invierten los términos y nos encontramos con una cucaracha que, un buen día, cuando se despierta, descubre que se ha convertido en el primer ministro del Reino Unido. Y no es la única cucaracha transformada en político británico. El primer ministro invoca al pueblo para situarse por encima de todo y de todos: la oposición, los disidentes de su propio partido e incluso el Parlamento y las normas más elementales de la democracia. El proyecto estrella del primer ministro implica poner en práctica una absurda teoría económica llamada «inversionismo» que pretende cambiar la dirección del flujo del dinero, de tal manera que hay que pagar para trabajar y se recibe dinero cuando se compra.

Una fórmula mágica que supuestamente lo solucionará todo. Como el Brexit, vaya.

Ian McEwan recurre a Kafka para retratar una realidad que tiene efectivamente mucho de kafkiana, pero declara que el gran referente de su sátira es Jonathan Swift, uno de los maestros en el arte de servirse del humor para poner en evidencia la estulticia y combatirla.

Según McEwan, el texto fundacional de la tradición literaria inglesa de sátira política sigue siendo Una proposición modesta (1729), de Jonathan Swift, al que se puede añadir Los viajes de Gulliver(1726).

En la primera obra mencionada, Swift expone la alocada teoría de que los irlandeses pobres podrían ver aliviados sus problemas económicos si vendieran sus hijos e hijas como alimento para señoras y señores ricos. La segunda obra es una sátira muy famosa de las costumbres inglesas de la época del autor y de la naturaleza humana en general. El primer viaje de Gulliver es Liliput, un país donde todo es de tamaño pequeño. El segundo viaje transcurre en un país de gigantes. El último viaje del libro es un país poblado por caballos hablantes de una inteligencia superior.

El principal reto de Ian McEwan en su novela ha sido diseñar un proyecto político y económico que se pudiera equiparar a un disparate tan contraproducente como el Brexit. El autor siempre ha sido temeroso de que la realidad superara la imaginación del novelista, de que tal vez no se puede imaginar ningún proyecto que pueda rivalizar con la locura real del Brexit.

En uno de sus últimos artículos, Timothy Garton Ash, a quien ya hemos dicho que va dedicada la novela de McEwan, ha escrito lo siguiente: «Sólo quedan seis meses para cerrar o no un acuerdo (o no) para la salida británica de la UE. El cinismo y la irresponsabilidad está a la orden del día en la política británica.  Trump puede hacer mucho daño, pero su mal no puede ir más allá de ocho años, pues la constitución norteamericana fija como máximo dos mandatos presidenciales consecutivos, pero el Brexit puede hacer mucho más daño, porque puede durar siglos. El castigo empieza pronto, concretamente a partir del primer día de enero del año que viene. El repliegue de las dos potencias anglosajonas por culpa del populismo será muy perjudicial, para ellas mismas en primer lugar, y luego para Occidente y la buena gobernanza del mundo en general «.

Ian McEwan no se puede imaginar ningún proyecto que pueda rivalizar con la locura real del Brexit Share on X

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