¿Déficit de democracia en Hungría, o déficit de democracia en la UE?

La mayoría en el Parlamento europeo definió al gobierno húngaro de Viktor Orbán como “régimen híbrido de autocracia electoral”. Pero cabe la fundada sospecha de que esta descalificación se hace en el marco de un chantaje de las instituciones europeas para imponer sus ideologías “políticamente correctas”.

Citemos a la presidenta de la Comisión de la Unión Europea, Úrsula von der Leyen, que calificó la ley húngara que prohíbe hablar de homosexualidad e identidad de género en los colegios y que también limita el acceso de los menores a los medios que propaguen esos contenidos, como “vergüenza” y “una desgracia”. Así esta señora, que paradójicamente blasona de cristiana, ve mal que el gobierno de Hungría proteja a los menores de la corrupción. Bruselas considera homófoba una ley que protege a los menores y la Comisión Europea decidió denunciar a Budapest ante el Tribunal de Justicia de la U.E.

Y, en otras declaraciones la Sra. Úrsula, en un encuentro en Princeton, muestra una clara falta de respeto por la democracia en los países miembros de la U.E.: “Veremos el resultado de la votación en Italia, también hubo elecciones en Suecia. Si las cosas van por un rumbo difícil, tenemos herramientas, como en el caso de Polonia y Hungría”. (Declaraciones inmediatamente anteriores a la votación italiana). (Por más que su portavoz declarara que no quiso interferir en ellas).

Y es que Hungría, lejos del paradigma “de género”, trata de impulsar el paradigma “de familia”: Así ha practicado con gran éxito políticas para aumentar la natalidad que ha crecido marcadamente. También el número de matrimonios se ha disparado y los divorcios han bajado notablemente. La mujer en baja por maternidad cobra el 100 % de su salario. Surgen nuevas guarderías. Y hay facilidades en vivienda y coche amplio para familias numerosas, así como disminución de los impuestos. Las ayudas por hijo (notables) se cobran a partir de la 12ª semana de gestación, reconociendo al niño no nacido su carácter de persona.

Aunque en algunos casos el aborto es legal, éste se ve limitado y reducido y últimamente se pide a la mujer que quiere abortar que antes oiga el latido del corazón de su hijo. Lo cual los críticos europeos consideran como paso para la prohibición del aborto. En cambio, la postura del Parlamento europeo es la de recomendarlo a los países miembros, aunque este tema es de competencia de cada país. Así también en este tema la U.E. choca frontalmente con Hungría.

Hemos aludido al chantaje de la U.E.: Hungría es el único país europeo al que la Comisión Europea no da luz verde para cobrar el fondo específico pospandemia. Y, por si fuera poco, Bruselas, recientemente, pide congelar 7.500 millones de las denominadas partidas de cohesión (el 65% del total). Se le achacan irregularidades jurídicas para justificarlo. Pero es muy fuerte la sospecha de que esa es la excusa para chantajear ideológicamente a este valiente y sano país.