fbpx

Dura condena de la Academia Juan Pablo II: Reino Unido avanza hacia la cultura de la muerte

COMPARTIR EN REDES

La reciente aprobación del proyecto de ley sobre el suicidio asistido en la Cámara de los Comunes del Reino Unido ha encendido las alarmas de organizaciones provida a nivel internacional.

Entre las reacciones más contundentes se encuentra la declaración emitida por la John Paul II Academy for Human Life and the Family, una institución fundada por antiguos miembros de la Pontificia Academia para la Vida.

Declaración

En su comunicado, la academia no solo condena el resultado del voto, sino que lanza una grave advertencia sobre las consecuencias morales y espirituales de esta decisión legislativa, a la que describe como una auténtica “ofrenda a la cultura de la muerte”.

El proyecto de ley, titulado “Terminally Ill Adults (End of Life) Bill”, fue aprobado con una estrecha mayoría de 319 votos contra 291. Sin embargo, según la academia, esta aparente paridad numérica oculta una derrota moral mucho más profunda para los defensores de la vida.

Lo verdaderamente preocupante no es solo el resultado del voto, sino la tibieza de los argumentos esgrimidos por los opositores al proyecto. La mayoría expresó reservas sobre detalles técnicos, preocupaciones sobre la implementación y posibles abusos, pero no rechazaron de manera frontal el principio mismo del suicidio asistido.

Solo una pequeña minoría apeló a fundamentos morales sólidos, anclados en la ley natural y en el valor inviolable de la vida humana.

Este debilitamiento del discurso moral ha sido atribuido por la John Paul II Academy a un fallo sistemático en la catequesis católica de los últimos 60 años.

Según la institución, generaciones enteras han crecido sin una formación sólida sobre los principios fundamentales del Evangelio de la vida, como los expuestos por San Juan Pablo II en su encíclica Evangelium Vitae.

La consecuencia directa de esta omisión catequética es la pérdida del sentido trascendente de la vida humana, que hoy se ve reducida a parámetros de utilidad, autonomía personal y emociones subjetivas.

«Derecho a decidir»

El comunicado también critica la forma en que los defensores del proyecto apelaron a valores superficiales como la “compasión” o el “derecho a decidir”.

Estas ideas, aunque revestidas de lenguaje humanitario, están profundamente marcadas por un pensamiento utilitarista que mide el valor de la vida humana según su calidad o su utilidad social.

Frente a esto, la academia recuerda que la ley natural, inscrita en el corazón humano y que sigue siendo el fundamento ineludible para cualquier legislación justa.

Esta ley no se negocia ni se adapta a mayorías fluctuantes, y es precisamente la que fundamenta los derechos humanos universales.

El pronunciamiento cita además palabras recientes del Papa León XIV, quien recordó que los legisladores están llamados a dejarse guiar por esa ley natural como por una brújula moral.

También evocaron el ejemplo de San Tomás Moro, mártir y patrono de los políticos católicos, quien prefirió perder su vida antes que traicionar la verdad inscrita por Dios en su conciencia.

Lo que está en juego, insiste la academia, no es solo una política pública, sino la orientación moral de toda una sociedad.

El suicidio asistido, junto con la reciente decisión del Parlamento británico de otorgar inmunidad legal total a mujeres que aborten incluso hasta el momento del parto, son signos de un colapso ético profundo en lo que antes fueron naciones cristianas.

Este deterioro moral no es solo responsabilidad de legisladores y jueces, sino también de una Iglesia que, por demasiado tiempo, ha fallado en formar adecuadamente a sus fieles.

Petición

Por ello, la John Paul II Academy concluye con una petición directa al Papa y a los obispos: renovar de forma urgente la catequesis en todos los niveles, recuperando el lenguaje de la verdad y del bien objetivo.

“Solo a través de una catequesis auténtica —dicen— que enseñe la supremacía de la ley de Dios y capacite a los fieles para reconocer el mal intrínseco, podremos convencer a la sociedad de que toda vida humana inocente merece igual protección bajo la ley.”

La advertencia es clara y contundente: si la Iglesia no despierta ahora, si no forma conciencias con claridad y valentía, el avance de la cultura de la muerte seguirá erosionando los fundamentos mismos de la civilización.

Y no habrá argumento pragmático que pueda detenerla cuando ya no queden principios sobre los cuales resistir.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.