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El Papa reivindica en Pentecostés el Espíritu Santo, «no pastillas o soluciones rápidas»

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El Papa Francisco ha celebrado la Santa Misa en la solemnidad de Pentecostés en la Plaza de San Pedro. En ese sentido, el Pontífice ha subrayado que la historia de los doce discípulos, que parecía haber llegado a su final, es renovada por la juventud del Espíritu: “aquellos jóvenes que poseídos por la incertidumbre pensaban que habían llegado al final, fueron transformados por una alegría que los hizo renacer” y esta transformación es obra “del Espíritu Santo”.

En relación a ese aspecto, el Papa ha centrado su homilía en el Espíritu Santo, que, según el Santo Padre, no es, como podría parecer, “algo abstracto” sino “la persona más concreta y más cercana que nos cambia la vida”. Y para corroborar esto, pide que nos fijemos en los apóstoles, a quienes el Espíritu no les facilitó la vida ni les realizó milagros espectaculares pero les trajo la armonía que les faltaba, “porque Él es armonía” ha dicho el Obispo de Roma.

El Papa también ha señalado que la historia de los discípulos nos dice que incluso ver al Resucitado no es suficiente si uno no lo recibe en su corazón: “No sirve de nada saber que el Resucitado está vivo si no vivimos como resucitados”. Y en este sentido, explica que es el Espíritu el que hace “que Jesús viva y renazca en nosotros” y el que “nos resucita por dentro”.

Posteriormente, narrando cuando Jesús le dice a los discípulos: «Paz a vosotros» y les da el Espíritu, el Pontífice ha señalado que la paz no consiste en solucionar los problemas externos sino en recibir el Espíritu Santo: “cuántas veces nos quedamos en la superficie y en lugar de buscar el Espíritu tratamos de mantenernos a flote, pensando que todo irá mejor si se acaba ese problema, si ya no veo a esa persona, si se mejora esa situación” ha dicho el Papa, advirtiendo que esta actitud no nos dará tranquilidad, pues “una vez que termina un problema, vendrá otro y la inquietud volverá”. En cambio, sí la encontraremos en la paz de Jesús y la armonía del Espíritu.

Necesitamos al Espíritu, no soluciones rápidas

El sucesor de Pedro también ha hablado de la actual forma de vida, en la que vivimos sometidos a prisas y en la que parece que la armonía está marginada. “Vivimos  en un continuo nerviosismo que nos hace reaccionar mal a todo” dice el Papa y además, buscamos la solución rápida: “una pastilla detrás de otra para seguir adelante, una emoción detrás de otra para sentirse vivos”. Pero lo que necesitamos – puntualiza – “es el Espíritu”: “es Él quien pone orden en el frenesí. Él es la paz en la inquietud, la confianza en el desánimo, la alegría en la tristeza, la juventud en la vejez, el valor en la prueba”. Y es gracias a Él – ha señalado – que Jesús no es un personaje del pasado sino “una persona viva hoy”.

Por otro lado, el Papa ha hablado de las “desarmonías” actuales, afirmando que se han convertido en verdaderas divisiones: “están los que tienen demasiado y los que no tienen nada, los que buscan vivir cien años y los que no pueden nacer” y en esta era de la tecnología – puntualiza – estamos distanciados: “más “social” pero menos sociales”. Frente a esto, el Papa explica que necesitamos “el Espíritu de unidad”, que nos regenere como Iglesia, como Pueblo de Dios y como humanidad fraterna: “El Espíritu Santo reúne a los distantes, une a los alejados, trae de vuelta a los dispersos. Mezcla diferentes tonos en una sola armonía, porque ve sobre todo lo bueno, mira al hombre antes que sus errores, a las personas antes que sus acciones”.

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