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El pórtico de mi vida

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Para mis padres, la sexualidad era intimidad del Cuerpo, deseo para vivir con Amor y fidelidad. Y era el Misterio que más les acercaba a Dios. Pues la sexualidad era transmisión de Vida. Mis padres no fueron dualistas, no había por un lado la sexualidad como Misterio de Vida, que lleva Vida, y por otro, una energía positiva y de disfrutar profundamente, por su relación de amor. Todo era Uno. Tampoco fueron maniqueos, no había por un lado el bien de la sexualidad que hace sentir deseo, y por el otro el peligro, el obstáculo, el problema de transmitir vida (el embarazo).

Es curioso que, en horas tan ecológicas, donde la naturaleza es entronizada, en estas horas tan animalistas donde el animal es muy valorado, a veces, en los animales domésticos, se llega a encontrar más afecto que en las personas. La sexualidad (en esta sociedad sexuada) es entendida con parámetros ultraliberales; como la propiedad privada radical, cosa mía, para mí, y del todo para mí. Es como tratar la sexualidad desde los principios más neoliberales que radicalmente son criticados por la cultura social-comunista. Cuando estos se refieren a la sexualidad, se trata de una sexualidad, como fuera de la relación (Sexualidad-Vida); el paradigma siempre es «Mi Sexualidad». Así pues, somos del socialismo radical hacia la naturaleza, y ultra capitalistas hacia la sexualidad de cada uno.

En tanto que somos nacidos, gracias a la relación de otros concretos (madre-padre),  un tratamiento ultra subjetivo y egocéntrico de la sexualidad, es en el fondo un desprecio fuerte, a lo que realmente es la sexualidad. Por ser realmente humanos, todos podemos decir:

Era un feto, he estado un feto, y resulta muy irracional pensar que, a esa hora, yo era cuerpo de mi madre, que yo era propiedad de mi madre.

Si mañana un feto como tú y yo hemos estado, resulta que es sacrificado y se le deja sin vida; es muy cínico llamarlo, que se ha interrumpido el embarazo. ¡Qué suerte! que ningún doctor haya sacrificado el feto que yo era, porque si hubiera sido así, yo no existiría. El posible próximo embarazo de mi madre sería otro Embrión, otro Feto, otra Persona.

Este modo de pensar, en el fondo expresa una falta de afecto por la persona. Es una sociedad donde la natalidad se encuentra en gran parte entendida como el problema, el estorbo, el conflicto; la fatal realidad de tener una criatura no deseada o no esperada.

Esta sociedad es antropológicamente, débil, licuada, sin el humus vital que reclama el deseo de ser humanos. Por falta de realidad y verdad ha perdido lo más grave, EL DESEO DE VIDA.

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