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El rito y el Principito, y la Sociedad desvinculada

La nuestra es una sociedad donde los grandes ritos han sido destruidos. Las razones son distintas, la consecuencia Ășnica. Me refiero por ejemplo al noviazgo y al compromiso matrimonial, a ese rito de paso tan relevante que era el servicio militar, el duelo por la muerte de un familiar. Nada los ha sustituido, y esa es una caracterĂ­stica de la sociedad desvinculada: la nada.  De hecho, algunos de aquellos conceptos ya no significan nada para la gente mĂĄs joven. Y no se trata de añorar el pasado, no va por ahĂ­ la cosa, sino de la capacidad de la sociedad para dar sentido a la vida de sus miembros. Todos aquellos ritos estructuraban el tiempo, le daban sentido.

Saint Exupery escribe en el Principito:

¿Qué es un rito? -pregunta el Principito.

Es algo muy olvidado- le contesta el Zorro sabio-. Es lo que hace que un dĂ­a sea diferente de los otros; una hora de las otras. Hay un rito, por ejemplo, en el paĂ­s de los que me cazan. Bailan los domingos con mozas del pueblo. Entonces para mĂ­ el domingo es un dĂ­a maravilloso
Me paseo hasta la misma viña. Si mis cazadores bailasen en cualquier dĂ­a, los dĂ­as serian todos semejantes y yo no tendrĂ­a vacaciones
”

El rito es necesario “porque es bueno que el tiempo que corre no nos produzca la impresión de algo que nos gasta y nos pierde, sino algo que nos realiza y madura.

Por eso hoy nadie quiere ser considerado anciano, porque la vejez no es percibida como la realizaciĂłn humana, sino algo molesto de lo que hay que prescindir. Tanto es asĂ­ que Ada Colau en su manual de lenguaje correcto para Barcelona, ha prescrito la palabra abuelo.

La destrucciĂłn de nuestros ritos colectivos, la expresiĂłn social de prĂĄcticas consuetudinarias, sin alternativa, es negativa, y posee una fuerte capacidad destructora de las instituciones sociales insustituibles socialmente valiosas. La secuencia de destrucciĂłn noviazgo- compromiso- matrimonio- pareja de hecho cohabitaciĂłn, tiene un efecto demoledor que la ideologĂ­a dominante busca que no sea debatido.

Sociedad desvinculada

El resultado salta a la vista: la sociedad estĂĄ estallando en pedazos. Es el fin lĂłgico de la sociedad desvinculada. Sin vĂ­nculos, las fuerzas centrĂ­fugas del yo lo desintegran todo, y cada vez el ser humano se encuentra mĂĄs solo y aislado en su individualismo radical, que ha cercenado la otra dimensiĂłn humana, la comunitaria, la social, la que te convierte en persona. Esto es evidente en muchos ĂĄmbitos. Refiero solo dos e invito al lector a la identificaciĂłn de muchos mĂĄs. Uno es la crisis de la democracia liberal. La democracia se forma a partir del dos palabras griegas Demos, que significa pueblo, comunidad, y kratos, autoridad. El problema es que el pueblo como comunidad cada vez existe menos, porque los vĂ­nculos, los acuerdos fundamentales que los unen, son mĂ­nimos. Existe una multitud, un agregado de individuos, pero no una comunidad. El Ășnico sucedĂĄneo son las leyes obtenidas gracias a procedimientos- medios- que obedecen a una determinada correlaciĂłn de fuerzas. Son importantes, quien lo duda, pero insuficientes y frĂĄgiles, porque sin acuerdos fundamentales que las sustenten se basan en la coerciĂłn o la inaplicaciĂłn. Y este carĂĄcter instrumental y fragilidad, es una causa principal de las guerras culturales de nuestro tiempo, dirigidas a formatear las mentes. Se trata de convertir las leyes en acuerdos fundamentales para que sean irreversibles, o bien de evitarlo. Cuando Ada Colau pone en marcha su manual de lenguaje performativo, estĂĄ utilizando el poder para transformar las concepciones de los barceloneses a travĂ©s de la palabra. Es el Ășltimo ejemplo prĂĄctico de esta manipulaciĂłn de la palabra, que es, sea dicho de paso, una caracterĂ­stica de los sistemas autoritarios. Conocemos numerosas aplicaciones, como “matrimonio igualitario” para designar su aplicaciĂłn a personas del mismo sexo, como si el matrimonio entre hombre y mujer fuera desigual, o “interrupciĂłn voluntaria del embarazo” en lugar de aborto, como si fuera realmente una “suspensiĂłn temporal del proceso” que eso es el significado de interrupciĂłn, en lugar de su destrucciĂłn.

La otra parte del concepto de democracia, la autoridad, estĂĄ evaporĂĄndose a pasos de Polifemo. Tanto que es una palabra prescrita en buena medida. La dificultad para que la asuman tantos adolescentes y jĂłvenes es un signo evidente de su deterioro.

La desintegraciĂłn que comporta la sociedad desvinculada tiene una vĂ­ctima de enorme importancia. El estado del bienestar. Lo degrada por medio de dos vectores: el que destruye sus cimientos, la familia estable con hijos, y los costes sociales crecientes generados por el estallido; desde mĂĄs y mĂĄs personas ancianas viviendo solas, hasta los desmanes de un ocio cada vez mĂĄs orgiĂĄstico.

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