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Cuatro autores para un renacimiento cristiano: Maritain, Mounier, Taylor, MacIntyre y un poco de sociedad desvinculada (I)

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Nuestra época se asemeja a la surgida después de la Segunda Guerra Mundial, cuando en el mundo pugnaban dos cosmovisiones distintas: la del capitalismo americano y la del comunismo soviético. De las filas cristianas surgió una tercera posición que no era exactamente neutral en relación con las otras dos, porque era una firme adversaria del comunismo, pero tampoco podía confundirse con la visión liberal conservadora de matriz anglosajona. Fue la Democracia Cristiana, que se extendió por Iberoamérica y algunos países de África, además de Europa, donde durante los “treinta gloriosos años” fue la fuerza política hegemónica. Después se diluyó, hasta ahora.

En aquella nueva opción, Maritain tuvo un papel importante como intelectual. Mounier, aunque influyó en mayor medida en grupos más a la izquierda, también lo tuvo.

Sería bueno operar con ellos un renacimiento cristiano, en un tiempo en el que la matriz de la cultura americana sigue proyectando la alianza entre el liberalismo cosmopolita de la globalización y la progresía de género, ante la que ha surgido una revuelta de la derecha alternativa, cada vez más fuerte y triunfante. Sin embargo, para muchos cristianos, aunque coinciden con ella en la reacción, se sienten incómodos con muchas de sus soluciones, como sucedía, por parte cristiana, en los años cuarenta del siglo pasado, con los demócratas y republicanos anglosajones y su capitalismo conservador frente al imperio soviético.

Hoy, una nueva hegemonía ideológica, surgida también en Estados Unidos, persigue erradicar toda referencia, incluso cultural, cristiana, y constituye una amalgama de las distintas oleadas del feminismo, la doctrina woke, el cosmopolitismo liberal y, en definitiva, la ideología de la realización del individualismo hedonista por la satisfacción de las pasiones y deseos sin restricciones.

Por eso es útil articular el renacimiento de Maritain y Mounier con los diagnósticos de Charles Taylor y Alasdair MacIntyre sobre nuestro tiempo y nuestra sociedad, con el trasfondo, para lo que sea útil y sin la más mínima pretensión de equivalencia con aquellos gigantes del pensamiento, de La Sociedad Desvinculada.

Un renacimiento nunca es la expresión de una simple nostalgia. Se trata de reinterpretar y revalorizar ideas, valores y principios de un período anterior, adaptándolos y reinventándolos para responder a las demandas contemporáneas. Es un esfuerzo por rescatar ideales valiosos frente a las tendencias actuales que se perciben como decadentes o insuficientes. En este sentido, implica un «regreso creativo», donde los valores renacidos se combinan con nuevos conocimientos o sensibilidades, buscando una forma de autenticidad.

Puntos clave a articular de Maritain

El primero de estos renacimientos es el del filósofo francés Jacques Maritain y sus obras Humanismo Integral y El Hombre y el Estado, fundamentales en el pensamiento político y filosófico del siglo XX, especialmente por su influencia en la concepción del Estado democrático y la relación entre la moral y la política en la sociedad moderna. Este es un resumen a partir del cual articular su pensamiento con los demás pensadores:

  1. Humanismo Integral (1936): Fue escrita en una época marcada por la tensión entre ideologías como el comunismo, el fascismo y el liberalismo. Maritain plantea una alternativa cristiana para superar estas ideologías sin renunciar a los valores humanos. Retengamos sus tesis básicas:
    • Humanismo Cristiano: Que respete la dignidad humana y los valores espirituales, pero sin dejar de lado el mundo material y los problemas sociales. Este “humanismo integral” implica que la persona humana se realiza plenamente cuando integra su vida espiritual y terrenal.
    • Personalismo Comunitario: Un enfoque personalista, donde la persona no es un mero individuo aislado ni un engranaje del Estado, sino un ser en comunidad. La sociedad debe servir al desarrollo integral de la persona y, al mismo tiempo, la persona debe estar comprometida con el bien común.
    • Nueva Cristiandad: Plantea la construcción de una sociedad basada en los valores cristianos, pero no una teocracia. Esta “Nueva Cristiandad” sería una comunidad de ciudadanos donde la moral cristiana guía la acción política y social sin necesidad de una imposición dogmática.
    • Autonomía de la Esfera Política y Religiosa: Aunque Maritain es defensor de los valores cristianos, insiste en que el Estado debe ser secular, es decir, debe permitir la libertad religiosa y no estar sujeto a la Iglesia. Sin embargo, la política debería estar inspirada por valores éticos y morales que beneficien a todos los ciudadanos.

    Humanismo Integral influyó notablemente en la formulación de la doctrina social de la Iglesia católica, especialmente en el Concilio Vaticano II, al promover una visión de la política y la economía centrada en la dignidad humana y la justicia social.

  2. El Hombre y el Estado (1951): Tras la Segunda Guerra Mundial, Maritain analiza la relación entre el hombre, la política y el poder, abordando cómo el Estado debe respetar la dignidad humana y los derechos de las personas. Sus tesis fundamentales son:
    • Distinción entre Sociedad y Estado: Maritain argumenta que la sociedad y el Estado son entidades distintas. La sociedad tiene una estructura orgánica y natural, mientras que el Estado es una institución artificial creada para administrar y regular la vida pública. Por lo tanto, el Estado debe estar al servicio de la sociedad y no al revés. Este enfoque, llevado al marco definido por la Constitución española y las autonomías, ayudaría a resolver muchas de las tensiones planteadas.
    • Primacía de la Persona: La persona es anterior al Estado y tiene derechos naturales que no deben ser vulnerados. Maritain defiende una democracia basada en el respeto a la persona humana y a los derechos humanos, donde la libertad y la dignidad individual son elementos centrales.
    • Derecho Natural y Democracia: Una democracia fundada en principios de derecho natural, que reconozca valores universales y morales. Cree que una auténtica democracia necesita un fundamento ético que respete estos principios y evite caer en el relativismo moral.
    • Pluralismo Político: El Estado debe ser neutral y permitir la convivencia de diversas creencias y sistemas de valores. Propone un pluralismo político basado en el respeto y el diálogo, en el que las diferencias se resuelvan a través de un proceso democrático y racional.
    • Limitación del Poder del Estado: Maritain defiende la necesidad de limitar el poder del Estado para evitar la tiranía. Cree que el poder político debe estar al servicio del bien común y bajo el control de la sociedad civil, que debe ejercer una función crítica y vigilante sobre el Estado. Esto, hoy, con los poderes económicos y de control de la información que detenta, es más decisivo que nunca.

El Hombre y el Estado es una obra clave en la filosofía política moderna, especialmente en el contexto de la teoría democrática y los derechos humanos. Su influencia se ha sentido en movimientos democráticos, en la doctrina social de la Iglesia y en los principios de derechos humanos que inspiraron instituciones internacionales.

Es útil articular el renacimiento de Maritain y Mounier con los diagnósticos de Charles Taylor y Alasdair MacIntyre sobre nuestro tiempo y nuestra sociedad Share on X

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