fbpx

El significado esponsalicio del cuerpo humano: una verdad sencilla para matrimonios

COMPARTIR EN REDES

Cuando pensamos en el cuerpo humano, a menudo lo vemos solo desde su aspecto físico o biológico. Sin embargo, el cuerpo tiene un significado mucho más profundo en el plan de Dios. San Juan Pablo II lo llamó “el significado esponsalicio del cuerpo”, que nos invita a descubrir el lenguaje que habla nuestro cuerpo en el amor.

Dios creó el cuerpo del hombre y de la mujer no solo con la capacidad de engendrar vida, sino también para expresar un amor verdadero, total, fiel y fecundo.

El cuerpo “dice” sin palabras: “soy un don para ti”.

El cuerpo como  lenguaje

Este lenguaje se hace especialmente visible en el amor matrimonial, donde el esposo y la esposa se entregan mutuamente con todo su ser, incluido el cuerpo, como signo de un amor que se promete para siempre.

En el relato del Génesis leemos que “el hombre y la mujer estaban desnudos, sin avergonzarse” (Gn 2,25). Esto significa que, antes del pecado, el hombre y la mujer se miraban con ojos limpios, sin miedo ni desconfianza.

Sus cuerpos no eran motivo de vergüenza, sino expresión de un amor transparente y sincero, donde la comunión era total, y el cuerpo un puente de unión, no una barrera.

Hombre y mujer

Ser hombre o ser mujer no es solo una realidad biológica, sino una vocación al amor.

Dios nos creó diferentes para complementarnos y enriquecernos mutuamente.

La masculinidad y la feminidad expresan esta llamada al don de sí: el hombre está hecho para entregarse, y la mujer para acoger, una verdad que se manifiesta en toda la persona, cuerpo y alma.

El pecado original rompió esta armonía. Con él llegó la vergüenza, el miedo y la culpa. El cuerpo, antes vivido como un don, comenzó a verse como un objeto para usar, controlar o esconder.

Esto también se refleja hoy en muchos matrimonios, con dificultades como la incomprensión, luchas de poder y heridas afectivas. Pero no todo está perdido, porque Dios no nos abandona.

Matrimonio cristiano

Jesús vino a perdonar y a restaurar el sentido original de nuestra vida y nuestro amor. En Él, el cuerpo recupera su verdad: está hecho para amar y entregarse. La entrega de Cristo en la cruz nos muestra el amor auténtico “hasta el extremo”.

Así, el matrimonio cristiano es más que una relación humana: es una vocación y un camino de redención, donde marido y mujer aprenden a amar como Cristo, con paciencia, ternura, sacrificio y fidelidad.

Comprender el significado esponsalicio del cuerpo nos ayuda a ver que el amor matrimonial no es solo convivencia o afecto, sino una vocación profunda a entregarse totalmente.

El cuerpo es un lenguaje de amor, fidelidad y comunión. El matrimonio cristiano es el lugar privilegiado para vivir y renovar esta verdad día a día, siempre con la ayuda de la gracia de Dios.

Aunque el pecado haya oscurecido esta verdad, la redención en Cristo la ilumina nuevamente. El cuerpo sigue siendo llamado a expresar el amor verdadero, y el matrimonio, cuando se vive con entrega sincera, sigue siendo un camino de santidad, comunión y alegría.

¿Te ha gustado el artículo?

Ayúdanos con 1€ para seguir haciendo noticias como esta

Donar 1€
NOTICIAS RELACIONADAS

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada.

Rellena este campo
Rellena este campo
Por favor, introduce una dirección de correo electrónico válida.

El periodo de verificación de reCAPTCHA ha caducado. Por favor, recarga la página.