Una serie de enmiendas presentadas por la Corriente Social Cristiana a los diversos grupos políticos del Congreso, muestran la medida del desastre de la Ley de Familias de Sánchez, que no solo no paliará la angustiosa situación de la mayoría de las familias con hijos, sino que en muchos casos la agravará, al tiempo que se manifiesta como una nueva ocasión perdida.
He aquí un resumen de las principales cuestiones de las enmiendas a la Ley de Familias de Sánchez:
- La omisión muy grave de la baja natalidad como uno de los problemas vitales y cruciales de España, estrechamente conectado a la situación de las familias y que la ley ignora ostentosamente. Todo ello a pesar de que la caída de la natalidad en España se refleja en las diversas publicaciones del Comisionado del Gobierno frente al Reto Demográfico, de Respuesta del Gobierno en el Congreso de los Diputados el 23 de marzo de 2020: «El déficit de natalidad en España, entendido como la diferencia entre el número de hijos deseados y el que realmente se tienen, debe abordarse.»
- Todo el articulado es deficitario de medidas para favorecer la natalidad, de ahí que las enmiendas hagan un especial hincapié en este punto presentando una serie de nuevos artículos a favor de la mujer embarazada.
- La ignorancia deliberada de que el modelo ampliamente mayoritario de familia en la sociedad española sigue siendo el formado por personas unidas en matrimonio o como pareja de hecho. Es necesario que la protección perseguida por el proyecto de ley de familias comience, al menos en cuanto a su enumeración, por los tipos de familia mayoritarios. Tenemos un gobierno que legisla desde los márgenes para la totalidad en lugar de abordar en primer término lo que afecta a la mayoría
- La obvia necesidad de que la ley se refiera a las uniones matrimoniales en lugar de omitirlas, porque al gobierno solo parece interesarle las parejas de hecho, familias formadas por una sola persona progenitora, familias formadas por personas pertenecientes a los colectivos LGTBI, familias en las que uno o ambos miembros de la pareja tienen hijas o hijos de uniones anteriores, familias adoptivas o acogedoras, familias procedentes de otro Estado o territorio, o en que alguno o algunos de sus integrantes residen fuera del territorio nacional, o familias entre personas que proceden de entornos culturales o étnicos diferentes. Lo normal en el sentido estadístico no interesa, es decir, no interesa al gobierno la mayoría de las familias españolas.
- Ignorar deliberadamente el valor fundamental para la sociedad de la maternidad y la paternidad y de la necesidad de protegerla y fomentarla. ¿Como llamar ley de familias a una que tiene tamaño sesgo?
- Un ejemplo de la pobreza de las ayudas. Solo 100 euros para los menores de 3 años sin compromiso de revalorización. La enmienda propone «200 euros. Esta cifra será actualizada de conformidad con lo establecido en los Presupuestos Generales del Estado aprobados».
- La ignorancia sistemática de la ley de referirse y actuar sobre la baja natalidad y al mismo tiempo ofrecer asesoramiento genético por parte del Sistema Nacional de la Salud, es decir, propiciar las decisiones eugenésicas.
- Una visión productivista del papel de la pareja y la fatídica ignorancia de la necesidad de atender y facilitar las tareas domésticas, de las que en gran medida depende la estabilidad familiar y su salud.
- La discriminación de los hombres del ámbito rural al establecer solo la procuración del acceso de las mujeres al mercado laboral, con políticas activas específicas para fomentar su capacitación y empleabilidad, en lugar, como es lo justo, de referirse a los habitantes del medio rural.
- El olvido de las dificultades de las personas embarazadas para ubicarse en el mercado laboral, la escasa intervención de los poderes públicos en el sostenimiento familiar, y las deficiencias del sistema sanitario público en relación con la calidad asistencial en el embarazo, el parto y el posparto, disminuyen la natalidad del país y, en particular, de las personas con ingresos medios o bajos.
Y todo esto sin movernos de los parámetros ideológicos de la ley tan alejados de una perspectiva de familia.
En realidad, se trata de una ley que debe ser derogada a la primera de cambio para hacer una norma realmente digna de la familia española.
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