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El feminismo, un peligro para todos como absoluto moral

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El problema central en buena parte de Occidente, y en particular de España, es el de que el mainstream, tiene como componente principal el feminismo de género y las identidades LGTBIQ, que se consideran a sí mismos como absoluto moral y por consiguiente con el derecho a negar la existencia social a toda idea o proyecto político que discrepe de ella.

Toda ideología que se traslade al campo político sin reconsiderar su condición de absoluto moral es incompatible con la libertad y el estado de derecho. Esto es así, porque el absoluto moral expresa la idea del bien, de la justicia, incluso de la necesidad de forma absoluta, y cualquier cosa que se aparte de ello es un mal, una injusticia, o algo superfluo, y en los tres casos no tiene razón de ser.

Todos los totalitarismos políticos parten de la idea de ser absolutos morales. Así fue el comunismo, el nazismo y el fascismo, y antes con la ideología jacobina surgida de la Revolución Francesa.

Una de las principales ideólogas del diario El País, Máriam Martínez-Bascuñán, escribía el domingo 20 de agosto sobre Barbie y la banalidad. Su texto era un compendio de este absoluto moral.

Para el progre feminismo, no importa que una práctica sea banal y alienante, que cosifique a la mujer como Barbie, que se guíe por la lógica del consumo y del capitalismo, generalmente denostado por la autora y sus compañeros de fila, ahora -como también sucede con el fútbol femenino- debe ser celebrado como grandes éxitos del feminismo, dotados de poder transformador, porque la muñeca de toda la vida, que enseñaba a las niñas el valor de su cuerpo y sus vestidos, de los lujos y oropeles como modelo de vida, es lo que ha de ser porque sirve al feminismo.

Forma parte de este “empoderamiento feminista”, que se atribuye a las mujeres, que usan su potencial sexual como factor de su éxito mediático y económico, como Rosalía, para citar una de las últimas aportaciones autóctonas.

Y todo esto conduce a mostrar realmente lo que significa el feminismo de género de acuerdo con su propia conciencia.

Se trata de dotar de poder a la mujer por el hecho de ser mujer por encima del hombre, al igual que le correspondía a la clase obrera en el marxismo, y convertir al hombre, y este es el corolario feminista de Barbie, en un parásito ornamental, como muestra Ken. Esto, cuando no es un criminal que mata a las mujeres por el hecho de ser mujeres, y sobre el que pesa siempre la presunción de culpabilidad y debe ser castigado por el sexo al que pertenece, a una pena mayor a igualdad de delito que una mujer, como establece la legislación española. A todo eso han llegado y ha asumido la sociedad y el presunto estado de derecho sin especiales problemas.

Pero el absoluto moral va más allá, como escribía otra periodista Susana Cuadrado, entre escandalizada y sorprendida, por los comentarios de una estudiante en prácticas.

Las chicas de hoy, la generación Z, hace un uso regular del Satisfyer para dar rienda suelta a sus deseos en privado, al tiempo que crece la bisexualidad entre las que tienen entre 14 a 25 años, y cita dos estudios, aunque hay más.

Para referirme al más próximo, el informe de la encuesta Factores de Riesgo en Estudiantes de Secundaria (FRESC) 2021 analizadas, el porcentaje de chicas  que sienten atracción solo por el otro sexo pasa de un 69,4% en 2016 a un 48,5% en 2021 y en los chicos de un 83,2% a un 77,7%, respectivamente. Los que se sienten atraídos solo por el propio sexo son, según el año, 2016 y 2021 respectivamente, de 9,8% para las chicas, por tanto, no existe modificación, mientras registra un crecimiento para los chicos del 7,1% al 9,7%.

Más de la mitad de las chicas no serían ya heterosexuales.

Son adolescentes, la cifra fluctuará a la baja, y según otro estudio, en los próximos cinco años la cuarta parte perderá su condición bisexual, todo lo que quieran, pero lo que demuestran estos y otros datos, es que formar parte de la corriente principal, del mainstream ideológico y político redunda en consecuencias para la vida práctica. Y no son buenas para el conjunto, porque la confusión sexual nunca lo ha sido.

Los marcos de referencia hegemónicos empujan a jóvenes y adolescentes hacia la bisexualidad, y en menor medida en los chicos a la homosexualidad. De hecho, se trata de esto, y más o menos encubierto, a esto responden los actuales planes de estudio

Para el feminismo de género, el hombre o es culpable o es residual; o debe serlo. La mujer ha de buscar la autosatisfacción sexual desde la adolescencia y sin otro límite que evitar el embarazo, y para ello el Satisfyer es sensacional y la relación sexual, cuando se produce, no debe verse limitada por la condición heterosexual, tanto da, porque lo que se trata es de autorrealizarse mediante el placer.

Estamos viviendo ya en el estadio superior de La Sociedad Desvinculada. Esta es la realidad que impera no en todas, pero sí en un número creciente de mujeres jóvenes y adolescentes. Y si a esto se le añade el aborto, que alcanza una tasa superior a 1 de cada 10 mujeres anual, y que la fertilidad en las mujeres nacidas en España es de solo 1,16 hijos, tenemos un panorama completo de las consecuencias del feminismo de género en nuestra sociedad.

La cuestión de fondo es si la sociedad democrática que busca el bien común puede permitirse todas estas consecuencias sin destruirse.

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • No me gusta criticar a los padres, pues dura tarea es la de criar hijos.
    Pero no pocos cometen el grave error de sentir temor de la reacción agresiva de sus hijos si llegara a ocurrírseles la osadía de corregir estos caprichos de identidad de género de sus hijos.
    Otros no pocos cometen también el grave error de querer mostrarse muy al día al respecto delante de su familia y de la sociedad, de que no los vean como padres, sino como amigos.

    Responder
  • Messerschmidt
    24 agosto, 2023 23:43

    Tiene mucha razón Nadin. Pero también hay que tener en cuenta que muchos de los padres tuvieron ya una educación deficiente y que están sometidos a una presión social muy fuerte. Que sean amigos de sus hijos no está mal, siempre que sigan siendo padres. Una cosa no quita la otra.

    Responder

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