El Fondo Monetario Internacional (FMI), según un análisis presentado días antes de su asamblea de primavera, ha advertido sobre el «auge de las corporaciones gigantes». El organismo coincide con la concienciación sobre “una serie de tendencias preocupantes en las economías avanzadas”. Estas tendencias incluyen el estancamiento de la inversión; una distribución de la renta cada vez más favorable al capital frente al trabajo; la brecha abismal entre la riqueza productiva y la financiera, y un raquítico crecimiento de la productividad que frena los salarios. “El aumento del poder corporativo puede contribuir a todas estas tendencias inquietantes de forma simultánea”, afirma el FMI .
El FMI, por tal de medir la concentración del poder de mercado de las empresas, utiliza el margen ( mark-up) entre el precio de venta y los costes marginales. Este margen ha subido un 8% desde el 2000 en las economías avanzadas, según el estudio que analizó un millón de empresas, principalmente europeas y norteamericanas. El mark-up medio ha subido un 43% desde los ochenta. Según el organismo, el aumento del poder de mercado está concentrad en las empresas más productivas e innovadoras.
Detrás de este fenómeno, sostiene el estudio, se encuentra el hecho de que la productividad de las grandes empresas es mayor que en las pequeñas debido a que invierten en intangibles, como patentes y ‘software’. Es decir, su crecimiento se ha hecho a costa de las pequeñas empresas que no pueden invertir en sectores de “alta productividad”, lo que provoca un aumento de los beneficios que hace que la distancia entre unas y otras tienda a aumentar, y, por ende, su influencia en la economía.
En lugar de invertir, las grandes empresas en EE.UU. realizaron recompras de acciones por más de un billón de dólares en el 2018. Según Milesi Ferretti, el aumento del poder de mercado de las empresas explica en gran parte los beneficios estratosféricos de los últimos años, así como la caída del 2% anual desde 1980 de los salarios en relación con los beneficios en el reparto del PIB.
En su informe, el FMI reitera la necesidad de adoptar reformas estructurales que permitan mantener la competencia en los mercados, particularmente en lo que se refiere a empresas no manufactureras, reduciendo barreras de entrada y fomentando la apertura al comercio y la inversión extranjera directa. De este modo, la institución defiende que las autoridades de Competencia cuenten con «amplios recursos» para investigar en detalle las fusiones entre empresas y valorar si resultan beneficiosas para los consumidores.
«Las prácticas anticompetitivas pueden disuadirse de manera más eficaz si las autoridades tienen la capacidad para llevar a cabo exámenes de mercado y, cuando se hallen evidencias de prácticas contrarias a la competencia, aplicar fuertes medidas correctoras, incluyendo la obligación para las empresas de vender activos, si fuera necesario», sostiene.