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Escándalo en la ideología de género: revelaciones impactantes sacuden la ética y la moral médica

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La revelación de las prácticas de la World Professional Transgender Health (WPATH) ha desatado un profundo cuestionamiento moral. Estas acciones plantean serias preocupaciones éticas y humanas.

La (WPATH), considerada la autoridad principal en medicina de género, ha sido responsable de establecer estándares de atención que han influido en políticas de salud pública en todo el mundo. Sin embargo, las recientes filtraciones de documentos han expuesto que su práctica médica carece de la debida consideración por la dignidad y el bienestar de los menores. 

Dudosa terapia afirmativa de género

La noticia ha conmocionado incluso a quienes han luchado durante mucho tiempo contra la terapia afirmativa -bloqueadores de la pubertad, hormonas y cirugía- para menores no conformes con su género, como el psicoanalista David Bell, quien denunció el escándalo en la Clínica Tavistock de Londres: «Incluso para mí, el contenido de estos archivos es impactante e inquietante», declaró. «Los archivos sugieren que algunos miembros de la WPATH son conscientes de que los tratamientos afirmativos de género a veces causan graves daños y que algunos pacientes que han recibido tratamientos médicos irreversibles no estaban en condiciones de dar un consentimiento significativo». Los archivos a los que se refiere Bell son un video y una selección de mensajes extraídos de un chat interno entre los miembros de la Asociación (WPAT).

Como se ve, el escándalo se centra en el tratamiento de niños, incluidos aquellos con trastornos psíquicos graves, que son sometidos a intervenciones médicas sin el debido consentimiento informado y sin tener una comprensión clara de las consecuencias a largo plazo. Este enfoque ignora los principios fundamentales de la ética médica, que exigen respeto por la autonomía del paciente y la obligación de brindar atención que maximice el beneficio y minimice el daño.

Un chat carente de ética

Los archivos de la WPATH además revelan que la organización no cumple con los estándares de una medicina basada en la evidencia. En el chat, los miembros -cirujanos, terapeutas y activistas- admiten improvisar frecuentemente los tratamientos mientras avanzan y muestran plena conciencia de que los niños y adolescentes no pueden comprender las consecuencias de por vida de la terapia afirmativa, como la esterilidad y la disfunción sexual.

Dan Metzger, endocrinólogo canadiense, declaró: «En teoría, es bueno hablar con un adolescente de catorce años sobre preservar su fertilidad, pero sé que es como hablar con una pared… La mayoría de los chicos no tienen madurez cerebral para hablar realmente en serio sobre esto». Muchos dicen: «Eh, niños, bebés, qué asco». O la respuesta habitual es: «Solo adoptaré».

Por otro lado, un miembro del chat  solicita consejo sobre un paciente de 14 años que se identifica como niña y solicita la extirpación del pene y los testículos, reubicando el tejido para crear una pseudo vagina. Pero este procedimiento requiere prácticas de dilatación de por vida: ¿es demasiado joven para esto?, se pregunta. Marci Bowers, presidenta de la WPATH y cirujana pélvica y ginecológica en California, ella misma transgénero, afirmó considerar cualquier límite de edad como «arbitrario», pero no lo haría: «El tejido es demasiado inmaduro, la rutina de dilatación es demasiado complicada». 

Prácticas inmorales

Un terapeuta expresa en los documentos que una vez buscaron el consentimiento de todas las diferentes personalidades de un paciente que tenía un trastorno de identidad antes de recetar la terapia hormonal. Incluso se admite el hecho de que algunos pacientes muy jóvenes han desarrollado tumores como resultado de la terapia hormonal: por ejemplo, se habla de una joven de 16 años a la que se le diagnosticó un tumor hepático después de recibir hormonas.

En otros archivos se habla abiertamente sobre las complicaciones de la cirugía de transición para las niñas, una faloplastia en la que se moldea un pseudo pene no funcional con tejido del antebrazo o del muslo. Se procede a una histerectomía completa y a la extirpación quirúrgica de la vagina.

También se discuten otras graves consecuencias, como la enfermedad inflamatoria pélvica, la atrofia vaginal, la incontinencia. Varios miembros hablan de pacientes con condiciones similares, algunos con problemas intestinales debilitantes o sangrado y dolor agudo durante el sexo.

Luego está el caso de los pacientes jóvenes que no se sienten ni hombres ni mujeres y se identifican como no binarios. Se han planificado docenas de cirugías «de género neutro» para crear una apariencia cosmética lisa y asexuada, desconocida en la naturaleza. Incluso existe una cirugía experimental «bigénero» que intenta construir un segundo conjunto de genitales. 

Respeto por la integridad de la persona

La WPATH ha afirmado este concepto en sus estándares de atención, el mismo documento ha aprobado por primera vez la castración química o quirúrgica para pacientes que se identifican como eunucos. Estas cirugías futuristas no están reservadas solo para adultos.

La discusión sobre la cirugía de reasignación de género para adolescentes plantea dilemas éticos de gran gravedad. La cirugía irreversible no puede negar las preguntas sobre la integridad física y la identidad personal. El cuerpo humano es un regalo sagrado y cualquier intervención que altere su estructura debe ser considerada con extrema seriedad y respeto por la integridad de la persona.

La búsqueda de una identidad de género  lleva al abismo a la naturaleza del ser humano y su relación con el cuerpo. Es evidente que la verdad fundamental de la sexualidad humana como una expresión del diseño divino debe ser sostenida y protegida.

En el chat, los miembros -cirujanos, terapeutas y activistas- admiten improvisar frecuentemente los tratamientos mientras avanzan y muestran plena conciencia de que los niños y adolescentes no pueden comprender las consecuencias Clic para tuitear

 

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1 Comentario. Dejar nuevo

  • Todo esto tiene la traza de que dichos médicos están usando a menores para experimentar y constatar los resultados. Se asemeja a lo que practicaban los médicos nazis con internados en los campos de concentración. La diferencia es que estos se fundaban en la ideología racista y los actuales se escudan en la ideología generista.

    Las víctimas de los médicos nazis no gozaron del consentimiento informado. La trampa actual consiste en utilizar esta coartada mediante un documento firmado, pero sin consistencia real, ya que un menor con disforia de género, es decir, con un grave problema de identidad corporal, está incapacitado para dar consentimiento alguno a que le inflijan tamañas brutalidades. Y si el consentimiento lo dan sus padres deberían quitarles la patria potestad por maltrato y abuso de menores.

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