Las negociaciones del Brexit entre el Reino Unido y la Unión Europea hacen pender de un hilo la situación a medio plazo del gigante International Airlines Group (IAG). La matriz inglesa, en la cual se encuentra Iberia y Vueling, esta pendiente de las reuniones bilaterales entre las dos partes políticas.
En el caso de Vueling, líder de tráfico en el aeropuerto de El Prat, IAG declara que es propietaria de Vueling al 99,5% y la considera una de sus principales filiales, al mismo nivel de British Airways, IAG Cargo e Iberia. La cuestión es que las compañías que no tengan mayoría de capital y control de la UE no podrán seguir con sus vuelos internos.
“Entiendo que no han comunicado cambios en el accionariado porque no se han producido. Para mantener la licencia para operar IAG debería demostrar que al menos un 51% de su capital está en manos comunitarias, algo que a día de hoy no cumple”, valora Felipe López-Gálvez, analista de Self Bank. Por su parte, IAG defiende que es una compañía española y sus aerolíneas tienen AOCs (Air Operator Certificate) estables y desde hace mucho tiempo, así como gran parte del negocio en Irlanda, Francia, España, Austria y Reino Unido. “Estamos seguros que cumpliremos con las normas de propiedad y control post Brexit acordadas por la UE y el Reino Unido”, señalan fuentes de la compañía.
A pesar del mensaje de esperanza por parte de la empresa, Bruselas lleva tiempo pidiendo a las compañías aéreas que se preparen para la posibilidad, cada vez más cerca, de un Brexit duro. Para limitar daños, durante un año estas compañías podrán mantener sus vuelos entre la Unión Europa y el Reino Unido, siempre que se trate de trayectos “punto a punto”, es decir sin escalas. Un escenario que poco alivio aportaría a Vueling o Iberia.
En Bruselas reconocen que la situación de Iberia es especialmente compleja para determinar si cumplirá o no las condiciones para seguir considerándose compañía de la UE, dada su estructura de propiedad, y en todo caso, apuntan que la decisión corresponde tomarla al regulador español, la Agencia Estatal de Regulación Aérea (AESA). Pero, fuentes europeas también añaden que “la Comisión Europea está preparada para actuar si no se respetan las reglas”.
Iberia, líder del crecimiento de IAG
A pesar de la grave situación corporativa, Iberia es la aerolínea de IAG que más ha crecido y mejorado en 2018 en cuanto a ocupación. Ha transportado un 11,7% más de pasajeros por kilómetro mientras que la aerolínea más grande del holding, British Airways, ha registrado un alza del 3,3%.
Así, los datos de Iberia se explican porque es el primer año completo de actividad de Level en Barcelona -la firma de bajo coste y largo radio de IAG empezó a volar en el Prat en junio de 2017- y por la fuerte apuesta e Iberia por crecer en EEUU y América Latina con un aumento de los destinos, las frecuencias y una política de precios más ajustada para competir con el desembarco del bajo coste al Nuevo Continente. De cara a 2019, Iberia, que también se ha comportado mejor de Vueling (+9,8%) y que Aer Lingus, tiene ambiciosos planes de crecimiento en América Latina, Europa y Asia, donde va a aumentar las frecuencias a Japón.
A nivel holding, el tráfico de pasajeros de IAG ha crecido un 7,7% en 2018 hasta los 112,92 millones de viajeros. El mercado que más ha mejorado es el doméstico, con un alza del 9,1% mientras que el tráfico con Norteamérica sube el 7,7 por ciento a los 60,56 millones de viajeros y el de América Latina sube otro 7,7% a los 5,34 millones.
«La incertidumbre en cuanto al impacto del Brexit», es uno de los principales riesgos a los que se enfrenta la compañía, según señalan desde Renta 4. E igual opinan desde el departamento de análisis de Citi. Pero no es el único. «La sobrecapacidad en el sector en Europa, los repuntes del precio del crudo y la posibilidad de sufrir ataques terroristas» son otros de los grandes peligros a los que aluden los expertos.
«Vemos que IAG ofrecerá en 2019 un crecimiento de beneficio plano», aseguran desde Barclays, desde donde afirman que el grupo «enfrenta riesgos adicionales relacionados con Brexit tanto por la conversión de moneda como por los riesgos relacionados con la demanda».