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El hispanista Ian Gibson anima a “derribar” la cruz del Valle de los Caídos

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La construcción de un relato único por parte de la política autodenominada progresista provoca que se quiera eliminar de la vida pública cualquier elemento que distraiga de su propuesta ideológica o modelo de vida. Toma ahora la voz e la defensa de los postulados progresistas el hispanista e historiador irlandés Ian Gibson.

Gibson, uno de los voceros culturales de la ideología ‘progre’, aboga por “derribar” la gran cruz del Valle de los Caídos, rebautizado oficialmente como Valle de Cuelgamuros en cumplimiento de la nueva Ley de Memoria Democrática, ya que a su juicio, mientras siga ahí no habrá resignificación posible y seguirá siendo “un lugar siniestro y tétrico”.

Gibson cae en un error agravado por el discurso que pretende levantar el PSOE en el territorio español, el error es hacer enmienda del todo y olvidar que una cuestión es la política y otra la religiosa.

La Iglesia católica ya realizó durante la Transición española su proceso de despolitización y el llamado nacionalcatolicismo franquista dio paso a una Iglesia centrada en la construcción moral de sus fieles a través del encuentro con Cristo y alejada de protagonismo políticos, sino éticos desde las raíces cristianas. ¿Ha realizado ese proceso la izquierda española? La respuesta es que no. El PSOE, gran precursor de la nueva Ley de supuesta memoria histórica no se ha permitido cambiar esa percepción de la Iglesia católica. La razón no es la ingenuidad, si no una pretendida proyección de la Iglesia como institución cuyo ADN es consustancial a la dictadura de Francisco Franco.

De hecho, vincular el símbolo de la cruz como símbolo político representa una sinrazón a todas luces que solamente puede ser guiada por la mala intención de dañar la imagen del catolicismo.

“Yo por mí derribaba la cruz. Si sigue ahí, hagan lo que hagan, es un sitio siniestro y tétrico que ha hecho mucho daño a España”, afirma Ian Gibson en una entrevista concedida a Europa Press cayendo en el error planteado anteriormente.

Gibson protagoniza el documental Donde acaba la memoria, de Pablo Romero-Fresco, que se proyecta en el marco de la 67 Semana Internacional de Cine de Valladolid (Seminci).

“Para mí esta cruz no es de Jesucristo, yo vengo de familia cristiana, vengo del cristianismo y esta cruz es repelente”, ha defendido Gibson, quien ha enfatizado que el Valle es “el sitio más siniestro” que conoce, a pesar de haber estado en “muchos sitios siniestros”. La pregunta que cabe hacerle a Gibson es si la cruz de Jesucristo puede ser de alguien más que no pueda ser Jesucristo y, si precisamente el anterior régimen se quiso apoderar de tal símbolo, si no resultaría liberador por medio de la nueva memoria histórica que se promueva que se la devuelva su sentido principal y primigenio. ¿O es que lo que se pretende es colateralmente atacar también a una institución como la Iglesia asociándola con el pasado régimen?

En febrero de 2019, ForumLibertas se preguntaba si la exhumación del dictador Francisco Franco no era una operación para desalojar también a la orden benedictina que gestiona el complejo religioso y, paralelamente, eliminar un centro católico de referencia por su singularidad religiosa (con sus 150 metros de altura constituye la cruz más alta del mundo).

Qué duda cabe que la supuesta memoria que se pretende construir en la actual por parte del Gobierno bipartito de Sánchez y Podemos es aprovechar que tienen el bolígrafo que escribe el relato para endulzar lo que consideren y para dañar cualquier institución que sea incómoda para ellos.

“Caídos por Dios y por la patria, esa idea de que esto es para los caídos, y luego los rojos que están ahí, arrancados de sus fosas comunes y sus sitios sin permiso de sus familias para meterlos ahí también, para que haya más variedad de españoles. Todo esto es un asco, no tengo otra palabra”, ha sentenciado Ian Gibson, que incurre en el segundo error común de la Guerra Civil Española: que se trató de una carnicería inexplicable de dos bandos y que ambos realizaron atrocidades contra los propios conciudadanos. Que el Régimen franquista dio pie a una realidad que impuso una de las visiones, sí; pero que ambas visiones fueron frutos de excesos y ninguna debe ser considerada víctima, también.

El Valle de Cuelgamuros aparece en los primeros compases de Donde acaba la memoria, un documental dirigido por Pablo Romero-Fresco que repasa la trayectoria del irlandés durante el último medio siglo tras los pasos de figuras destacadas del arte español del siglo XX como Luis Buñuel, Salvador Dalí y Federico García Lorca. ¿Construirá una memoria equidistante?

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