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Un apostolado singular

Iglesia

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El pasado 21 de marzo se conmemoró el «Día Mundial del Síndrome de Down». Sin embargo, lo que muchos desconocen es que en la Diócesis de Bourges, en el corazón de Francia, las Hermanitas Discípulas del Cordero ejercen un apostolado verdaderamente singular.

son el primer y único instituto religioso con una regla de vida adaptada para personas con síndrome de Down.

La comunidad fue fundada por la Madre Line en 1985, después de conocer a Véronique, una joven con síndrome de Down cuya fe y deseo de ser monja la conmovieron profundamente. El objetivo de la Madre Line es permitir que las mujeres con Síndrome de Down sigan a Cristo a través de una vida consagrada, acompañadas por mujeres sin esta condición con las que comparten una vida comunitaria.

La comunidad obtuvo el estatus de instituto religioso contemplativo en 1999, gracias al entonces arzobispo de Bourges, Pierre Plateau. Sus estatutos fueron aprobados definitivamente por su sucesor, el arzobispo Armand Maillard, en 2011.

Inspiración espiritual

Las hermanas encuentran su inspiración espiritual en Santa Teresa de Lisieux y San Benito. Todas ellas, ya sean síndrome de Down o no, realizan las mismas actividades y tareas diarias, de acuerdo con sus diferentes capacidades.

La Madre Line defiende que el estilo de vida de su comunidad proporciona a las hermanas con síndrome de Down una independencia que no tendrían en ningún otro contexto social. «Nuestro estilo de vida, que es contemplativo, se adapta muy bien a las personas con síndrome de Down», ha dicho.

Actualmente, hay 10 Hermanitas Discípulas del Cordero. «Realmente necesitamos nuevas vocaciones, ya que nos faltan mujeres jóvenes que puedan consagrarse y brindar apoyo a aquellas con síndrome de Down», ha expresado la Madre Line.

Eco internacional

Las hermanas están sorprendidas por el eco internacional de su comunidad «Los católicos estadounidenses son, con mucho, los más sensibles a nuestra misión y quienes han mostrado el mayor interés hacia nuestra comunidad, ya que la ven como un mensaje profético para el mundo«, ha afirmado la Madre Line. «Estamos muy agradecidas a todos los que nos ayudan a difundir nuestro testimonio, y esperamos que anime a más personas a consagrarse al Señor a través del servicio a las Hermanitas con síndrome de Down».

Las Hermanitas nos recuerdan la importancia de reconocer y valorar la dignidad inherente de cada ser humano, independientemente de sus capacidades o singularidades. Su ejemplo de amor, servicio y sacrificio nos ayudan a todos a ver más allá de las limitaciones meramente humanas y a reconocer el don y la belleza única de cada vida, como un reflejo del amor divino en el mundo.

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