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La señora Irene Montero no puede seguir como ministra

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Todos los limites se han sobrepasado, que una ministra, Irene Montero, en sede parlamentaria afirme el derecho de los niños a mantener relaciones sexuales con quien quiera, siempre y cuando haya “consentimiento del niño”, como muestra el video adjunto, es incitación al delito, porque en la legislación española está totalmente prohibida toda relación sexual, no ya con niños, sino con menores hasta los 16 años.

Si el presidente Sánchez no adopta una medida taxativa, en este sentido demostrará que la pederastia y la legalidad le importan un rábano. Si el Congreso de los diputados no censura a la ministra y no exige su dimisión mostrará que vivimos bajo un régimen parlamentario basado en la arbitrariedad, porque, por una parte, son capaces de acordar que el Defensor del Pueblo cree una comisión para estudiar los abusos infantiles en el ámbito exclusivamente católico, a pesar de que es público y notorio que solo el 0,4%, como mucho, de estos delitos tienen como sujeto a una persona que responda a aquel perfil, mientras ignora la indagación sobre más del 99%, lo que constituye una verdadera discriminación, como se constata en el recurso de inconstitucionalidad presentado por e-Cristians, y precisamente por esto ahora no puede inhibirse del escándalo Montero, y mucho menos apoyar a esta ministra que dice tales barbaridades.

La señora Montero, como algunas personas más de Unidas podemos, demuestran con su relato que viven obsesionadas por el sexo. Este es el eje de sus políticas y constituye una aberración. No podemos tener al frente del país a personas que tengan visiones tan deformadas de la realidad, que digan impunemente lo que no es y que consideren que su ideología está por encima de la ley con la que nos hemos dotado. Todo esto es lo que hace la señora Montero.

Pero, hay más: en breve tiempo, el video permite constatar otro punto que también es grave y escandaloso.

Nadie discute que los niños han de recibir una educación sexual, lo que está en discusión es que esta sea una responsabilidad del Estado o del Gobierno que la represente en cada momento, que es lo que la señora Irene Montero da por descontado. El estado no es para nada competente para educar sexualmente a nuestros hijos, carece de esta misión. A quién corresponde es a las familias y, en su caso, a quienes ellas específicamente deleguen. Pero, si tal acto de cesión de responsabilidad, que además siempre será limitado, no existe, la escuela pública, que carece de ideario educativo concreto, más allá de lo que establecen los principios constitucionales, no puede educar la sexualidad de nuestros hijos.

Estamos al albur de lo que decidan unos gobernantes irresponsables, como es el caso de la señora Irene Montero, pero que se extiende a ámbitos autonómicos y locales.

Semanas atrás se produjo un escándalo en una población de Cataluña, Vilassar de Mar, porque habían montado una yincana en la que intervenían menores de edad, en la que la reproducción de posiciones del kamasutra, ilustradas con dibujos, y la distribución de helados con formas casi sexuales formaban parte del juego. Después de semanas de presión y protesta, la concejal de juventud responsable del tema dimitió sin reconocer su error, simplemente porque para ella no había tal error. El propio alcalde tardó días en hablar y asumir sus responsabilidades, solo el miedo a las próximas elecciones municipales le condujo a una única decisión posible, que era dejar sin cargo a la concejal. Pero, ahora mismo, en otra población catalana, Terrassa, el ayuntamiento también ha auspiciado una acción semejante, en la que se promueve que niños se disfracen de niñas para jugar a ser drag queen.

Todos pertenecen a la misma fauna que Montero, y esto no se puede permitir y hay que decir basta. Para ello, debemos organizarnos para proteger a nuestros hijos de la manipulación sexual que el gobierno, algunos ayuntamientos y poderes públicos, pretenden para impedir su normal desarrollo y ajustarlo a sus ideas preconcebidas surgidas de la perspectiva de género, que persigue cambiar la naturaleza humana, comenzando por allí donde es más débil, en la infancia.

No debemos esperar más. Lo más inmediato es la dimisión de Irene Montero. Pero esto solo debe ser el principio de una gran respuesta para proteger a nuestros hijos de pederastas, pedófilos y otras gentes, que intentan sexualizarlos a su gusto y según sus intereses.

No debemos esperar más. Lo más inmediato es la dimisión de Irene Montero, pero esto solo debe ser el principio de una gran respuesta Clic para tuitear

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3 Comentarios. Dejar nuevo

  • José González
    24 septiembre, 2022 14:19

    Irene Montero no va a dimitir, ¿porque a donde va a ir?, a la caja de un super…Todo el secterismo ideológico de este gobierno, cuya finalidad es cargarse el pais, empezando por la familia, debe caducar el dia que el PP tome posesión del gobierno. Entonces Feijoo deberá decir: se acabó la diversión de la izquierda, y mandar a desmontarlo todo. La cuestión es ¿será capaz de hacerlo?

    Responder
  • Una barbaridad más de las que la Sra. Montero no tiene empacho en ir soltando para polucionar el medioambiente mental de este país. Sus exhalaciones verbales van quedando ahí como nubes tóxicas que favorecen la descomposición social en la que andan afanadas las militantas de un partido, o mejor dicho, de una partida a la que titulan “Unidas Podemos” pero que debería llamarse “Podridas Pudrimos”.

    Lo del “consentimiento del niño” daría risa si no fuese por la hipócrita perversión que oculta y que solo provoca asco. A no ser que sea fruto de la tantas veces constatada estupidez ideológica de la ministra Montero, en cuyo caso tampoco daría risa, sino indignación porque se haya empoderado a tamaña incompetente encumbrándola en un puesto tan influyente desde el que se le permite promover leyes inicuas que corrompen y degradan a la sociedad.
    Esta apología encubierta de la pederastia, en la que carga sobre el niño la responsabilidad de una decisión para la que no está capacitado, es un escándalo público que no solo debería llevar a su dimisión forzosa como ministra, sino a tener consecuencias penales.

    Responder
  • Ni Irene Montero dimitirá, ni casi nadie pedirá su dimisión, ni tengo esperanza de que Feijóo si llega a la presidencia se marque el norte de derogar las leyes anticristianas que se han aprobado durante esta legislatura de horror.
    Justo a primeros de este mes su compañera de partido y presidenta de la región de Madrid afirmó su estar de acuerdo con el derecho a abortar de las jovencitas. (¿Pero no fue su partido el que presentó un recurso de inconstitucionalidad contra la ley del aborto aprobada antes de la etapa de Rajoy, recurso que por cierto el Tribunal Constitucional en doce años aún no ha resuelto?)
    Los católicos en España no debemos conformarnos con nuestra fe vivida Individualmente ni con la fe compartida en la iglesia los días de precepto; debemos aspirar al mejoramiento en todos los aspectos de la sociedad llevando como marco vital a Jesucristo. Y esto, en medio de una gran generalidad de gente que vive como si Dios no existiera.
    Debo entender que no quedará mucho para tocar fondo y seguidamente empezar una resurrección, pero de momento seguimos bajando, mayormente desastidos de Dios porque se le dado la espalda.

    Responder

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