Negarlo es negar la evidencia. Existe una acción continuada y sistemática a todos los niveles dirigida a la cancelación cristiana en general y católica allí donde la Iglesia posee significación.
La campaña de El País de más de cinco años de duración, la adopción anticonstitucional por discriminatoria del Congreso de un acuerdo que reduce el problema de la pederastia a los católicos, el propio Informe del Defensor del Pueblo, el escándalo de asignar 440,000 agresores a los católicos a partir de 91 casos (en parte perfectamente dudosos) sobre 8,000 entrevistas, son ejemplos de ello. Como lo es el propósito manifestado por Sánchez en su discurso de investidura.
Los ejemplos se multiplican
En el gobierno municipal de Barcelona, regido en solitario por los socialistas, que se presenta en Cataluña como partido de orden, producto averiado que parte de las élites económicas, sigue imperando la ideología Colau, como lo manifiesta el hecho de que cuatro calles de Barcelona dedicadas a un santo, San Rafael y tres santas, Santa Magdalena, Santa Àgata y Santa Rosa, nombres tradicionales de calles con más de un siglo de historia, quieren sustituirlos por cuatro nombres de mujeres perfectamente desconocidas. Una iniciativa a la que e-Cristians ya ha respondido con una campaña. Y no se trata solo del feminismo de guerra de Colau, porque tres de los nombres de las calles que desaparecerán son de mujeres, pero vaya por Dios, son santas y esto para el social-colauismo reinante en Barcelona las hace dignas de ser canceladas. El nuevo alcalde socialista, Collboni, responde a la misma ideología de Colau, pero con modales, digamos, más neocapitalistas.
En la Unión Europea, «emporio de libertades», el Tribunal de Justicia de la Unión ha acordado que es legal, en nombre de la neutralidad, que los funcionarios, estén o no de cara al público, no podrán lucir signos religiosos, la pequeña cruz cristiana, el pañuelo en la cabeza de algunas musulmanas, si así lo deciden los políticos, lo cual no dejará de ser un perfecto lío argumental, porque se convierte en una censura sobre la forma de vestir si no se admite que la cruz para algunos puede lucirse como un simple ornamento, como así es, y si no, que se lo digan a Madonna, o les dé por lucir un pañuelo en la cabeza como adorno porque cree que aquel día lleva mal el pelo. Ya lo ven, para ser neutral hay que ser nada, y cualquier signo religioso en la función pública molesta. Claro que también se acepta que pueda lucirse, pero entonces han de ser todos por igual, con lo cual nuestros directores europeos comparan la modesta cruz con el hiyab o el burka y el turbante y puñal Sij. Están perdidos y los sueños de la razón sin Dios, crean monstruos.
Claro que no siempre es así. En Finlandia, el tribunal de apelaciones sentenció unánimemente que la interpretación tradicional de la Biblia no es un discurso de odio criminal. Esto afectaba a un obispo, Juhana Pohjola, de la iglesia conservadora Misión Evangélica Luterana. Pohjola fue acusado de incitación al odio por la publicación del folleto de 23 páginas de Räsänen, Male and Female He Created Them, en 2004. El texto formaba parte de la serie catequética de enseñanzas cristianas de la Iglesia sobre temas importantes. Él y el diputado del partido demócrata cristiano, Räsänen, fueron acusados en virtud de la ley penal de delitos de odio por el folleto, y por un tuit en el que condenaba el apoyo de la principal iglesia luterana a un evento del Orgullo en 2019 y una entrevista radiofónica de seguimiento en la que dijo que, según la Biblia, los «actos homosexuales» son «pecado y vergüenza».
Según los fiscales, estas declaraciones no solo eran ofensivas, sino que probablemente incitaban al odio y a la violencia contra las personas LGBT, porque causan «intolerancia, desprecio y odio» y, por lo tanto, ponen vidas en peligro.
La mayoría de los miembros de la Iglesia Evangélica Luterana de Finlandia, la iglesia principal de la que se separó la denominación de Pohjola a principios de la década del 2000, también ocupan esa posición, si bien no celebran matrimonios entre personas del mismo sexo. «El discurso ofensivo tiene un efecto dañino en las personas», argumentó la fiscalía ante el tribunal. «Si se juntan todas las declaraciones, está claro que son despectivas hacia los homosexuales”. E hizo esta reflexión: “Condenar los actos homosexuales condena a los homosexuales como seres humanos». La condena del acto es una condena a la totalidad de la persona en la visión de la fiscalía finlandesa, pero los tres jueces rechazaron sus argumentos:
«Debe haber una razón social imperiosa para interferir y restringir la libertad de expresión«, dijo el tribunal. «No hay razón para alterar el resultado final de la sentencia del Tribunal de Distrito». En 2022, el tribunal inferior dictaminó que «no le corresponde al Tribunal de Distrito interpretar conceptos bíblicos».
En este caso ha prevalecido la libertad, pero existen precedentes de signo contrario en otros países nórdicos que rozan siempre la misma cuestión. Aspectos de las Sagradas Escrituras, incluido San Pablo, deben censurarse porque son contrarios al orden establecido en la nueva filosofía de los delitos de odio.
No hay que abusar de la condena que Dios hace de determinadas prácticas y comportamientos, ni ocultar el amor de Dios, pero en ningún caso se debe ocultar lo que a ojos de Dios no ha dicho que está mal.
🌍 Desde la cancelación de tradiciones centenarias hasta debates sobre el uso de símbolos religiosos en espacios públicos, es crucial mantener un equilibrio que respete las creencias individuales. 🕊️✨ Share on X