La economía en Alemania se está viendo afectada por la guerra que se está produciendo en los mercados internacionales. El Producto Interior Bruto (PIB) en el segundo trimestre se ha reducido una décima respecto al primer trimestre de este año. Ya, a principios de año, el PIB registrado era sólo del 0,4%. Esta tendencia bajista es aún más evidente si se compara con el crecimiento a finales del 2018, cuando el crecimiento alcanzaba el 0,7%.
La Oficina Federal de Estadística (Destatis) justifica este retroceso con la caída de las exportaciones, siendo mayor que el ritmo de las importaciones. La producción industrial cayó en junio un 5,2% en términos interanuales, el mayor descenso en una década, y las exportaciones un 8%, el mayor desplome en tres años, según datos difundidos en los últimos días. Que la industria alemana este sufriendo un fuerte varapalo no es una buena noticia para el gobierno de Angela Merkel por la importancia en el conjunto del país (suponiendo el 20% de su PIB).
En este mes de junio la industria alemana ha retrocedido un 5,2% respecto el año pasado. Los resultados del mes anterior cifraban en un descenso del 4,4%. Esto supone el su mayor retroceso desde finales de 2009, anticipando una contracción del PIB alemán en el segundo trimestre del año. La producción industrial alemana sin contar con la energía y la construcción registró en junio un retroceso del 1,8%. En el caso de la producción de bienes intermedios se registró una bajada del 2%, mientras que la producción de bienes de capital retrocedió un 1,8% y la de bienes de consumo un 1,4%.
En concreto, la industria del automóvil, primer sector industrial y exportador de Alemania, estan cayendo paulatinamente respecto a los años anteriores. Respecto al primer trimestre del 2018, las ventas en este año han caído un 3,2%. Ante esta situación, el Gobierno Alemán justifica el actual escenario económico como «un tropiezo coyuntural» y afirman que no se requiere medidas fiscales para incentivar a la economía.