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La Jornada ‘¿Deuda o Desarrollo?’ reclama transformar los mecanismos de deuda para evitar su uso como herramienta de opresión

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En el marco del Año Jubilar 2025 y como preparación para la IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU, se celebró ayer en la Universidad Loyola de Sevilla la jornada titulada «Deuda o Desarrollo? Financiación para el Desarrollo y Doctrina Social de la Iglesia». Este evento reunió a más de 250 participantes, tanto en modalidad presencial como online, con el objetivo de reflexionar sobre la necesidad de una mayor justicia económica a nivel global.

Un evento de relevancia académica y social

La jornada fue organizada por el Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, la Archidiócesis de Sevilla y la Universidad Loyola, con el respaldo del Instituto de Desarrollo-Fundación ETEA, la alianza Enlázate por la Justicia (Cáritas, Cedis, CONFER, Justicia y Paz, Manos Unidas y REDES) y el HUB España de La Economía de Francisco (EoF-The Economy of Francesco).

El evento contó con la participación de ponentes de reconocido prestigio nacional e internacional, provenientes tanto del mundo académico como de la Iglesia. Entre ellos destacaron el Cardenal Peter K. A. Turkson, Canciller de la Pontificia Academia de las Ciencias y de la Pontificia Academia de Ciencias Sociales, el arzobispo de Sevilla, Mons. José Ángel Saiz Meneses, y el rector de la Universidad Loyola, Fabio Gómez-Estern.

También estuvieron presentes el vicario episcopal de Pastoral Social de la Archidócesis de Sevilla, Salvador Diánez, el director del Departamento de Ecología Integral de la Conferencia Episcopal Española, Eduardo Agosta, y el presidente de la Fundación Universidad Loyola, Jaime Oraá, entre otros expertos y expertas de diversas disciplinas.

La problemática de la deuda y sus consecuencias

Durante el encuentro, se abordó el impacto del sobreendeudamiento en el desarrollo global. Se destacó que más de la mitad de los países menos desarrollados enfrentan deudas que ascienden a 9 billones de dólares, mientras que la carga del servicio de la deuda ha aumentado un 50% en la última década.

Actualmente, 3.300 millones de personas viven en países que destinan más recursos al pago de intereses de la deuda que a garantizar derechos básicos como la salud o la educación.

Además, se enfatizó la deuda ecológica, que incrementa las desigualdades globales y pone en riesgo el bienestar de las generaciones futuras. En los organismos multilaterales, los países endeudados se encuentran en una posición de desventaja, debiendo aceptar condiciones de negociación asimétricas que perpetúan la injusticia económica.

Propuestas para una economía más justa

Como resultado del debate y las ponencias, se presentó una Declaración Final en la que se enfatiza la necesidad de replantear los mecanismos de la deuda para que no se conviertan en un instrumento de opresión. Se recordó la tradición del Jubileo, que llama a construir una economía basada en la justicia, la solidaridad y el bien común.

Entre las principales propuestas incluidas en la declaración final, destacan:

  1. Cancelación o reestructuración de la deuda para liberar a los países más vulnerables del sobreendeudamiento.
  2. Canjes de deuda (debt swaps) por inversiones en salud, educación, seguridad alimentaria y medioambiente.
  3. Mayor regulación y transparencia en el endeudamiento internacional, para evitar crisis de deuda futuras y garantizar condiciones de vida digna.
  4. Creación y dotación de sistemas justos de financiación climática, que reconozcan la deuda ecológica de los países desarrollados con los países más vulnerables.
  5. Un marco multilateral inclusivo y equitativo, donde todas las partes involucradas en las crisis del endeudamiento soberano tengan voz y representación.
  6. Una economía centrada en la persona humana, inspirada en la justicia y la solidaridad, que promueva modelos económicos basados en el bien común, el respeto a la naturaleza y la equidad global.

El mensaje central de la jornada fue claro: la economía debe estar al servicio de la persona y no convertirse en una herramienta de exclusión.

Como ha insistido el Papa Francisco, es necesario «dar un alma a la economía», fomentando una transformación profunda de las estructuras económicas que perpetúan la pobreza y la desigualdad.

La jornada «¿Deuda o Desarrollo?» ha servido como un espacio de reflexión y diálogo sobre la urgencia de una economía más justa y sostenible.

Se espera que las conclusiones de este encuentro contribuyan significativamente a los debates que se darán en la IV Conferencia Internacional de Financiación para el Desarrollo de la ONU este verano en Sevilla, y que impulsen cambios reales en las políticas de deuda y financiamiento a nivel global.

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