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La ‘RAE’ catalana no se adhiere al lenguaje inclusivo

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El Institut d’Estudis Catalans (IEC) ha dejado claro su posicionamiento ante la proliferación de propuestas de supuesto lenguaje inclusivo. En un comunicado emitido por la Sección Filológica, se desestiman formas como ‘totis’, ‘ellis’ y ‘fillis’ por no ser normativas. A su vez, se destaca que el género no marcado en las lenguas románicas, incluido el catalán, es el masculino.

Ante las consultas y declaraciones que han surgido en torno al uso del lenguaje inclusivo, el IEC ha decidido orientar al público sobre qué soluciones son compatibles con la normativa lingüística. El documento, bajo el título «El llenguatge inclusiu: compatibilitat dels recursos estilístics dels usos no sexistes amb la normativa lingüística» («El lenguaje inclusivo: compatibilidad de los recursos estilísticos de los usos no sexistas con la normativa lingüística», en castellano), clarifica sin rodeos las propuestas lingüísticas que se ajustan a la norma y las que se desvían de ella.

A diferencia de lo que en su momento estableció la RAE, el IEC no se opone a los desdoblamientos, siempre y cuando se realicen con prudencia y a partir de consideraciones estilísticas. Sin embargo, enfatiza que el uso del género femenino como no marcado obedece a criterios políticos y sociales, no lingüísticos.

El IEC reconoce la influencia de los cambios sociales en la lengua y apunta que, si bien dichos cambios pueden generar modificaciones en el idioma, es crucial mantener un enfoque prudente. El documento propone soluciones normativas para aquellos hablantes que buscan alternativas al uso del masculino como género no marcado, etiquetas que impone la ideología de género.

Entre las recomendaciones del IEC se encuentra el uso mesurado de desdoblamientos, nombres colectivos y el trato de ‘vós’, que es uniforme para ambos géneros. Asimismo, sugiere el uso del pronombre ‘tothom’ («todo el mundo», en castellano) en lugar de desdoblamientos como ‘tots i totes’ («todos y todas», en castellano).

Finalmente, la Sección Filológica concluye que todos estos recursos son aceptables, siempre que se utilicen de manera adecuada y no generen ambigüedades o complejidades innecesarias en el lenguaje. Este posicionamiento del IEC refuerza la importancia de mantener la integridad lingüística en medio de las tendencias relativistas del lenguaje inclusivo.

Se enfatiza que el uso del género femenino como no marcado obedece a criterios políticos y sociales, no lingüísticos Clic para tuitear

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2 Comentarios. Dejar nuevo

  • “IEC no se opone a los desdoblamientos, siempre y cuando se realicen con prudencia y a partir de consideraciones estilísticas.”

    Los desdoblamientos, tal como se vienen practicando por imposición feministoide, nunca son estilísticos, son redundantes, prolijos, farragosos, y en definitiva repelentes por lo que traslucen de obsesión maníaca debido a su manifiesta inutilidad.
    Usarlos, además, es cometer una grave imprudencia que acabará por inducir en los hablantes, sobre todo en los niños, la percepción lingüística de que el masculino colectivo no marcado, (“los catalanes”), es un género marcado que se opone al femenino (“las catalanas”), con lo que ello implica en cuanto a deterioro de la lengua, puesto que si el masculino no marcado desaparece habrá que hacer desdoblamientos siempre y en todo lugar.

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  • “IEC sugiere el uso del pronombre ‘tothom’ («todo el mundo», en castellano) en lugar de desdoblamientos como ‘tots i totes’ («todos y todas», en castellano)”

    Absurdo. El desdoblamiento se puede evitar simplemente no haciéndolo. Si decimos “tots”, como masculino no marcado, incluimos no sólo a los dos géneros, “binarios” por mal nombre, sino a los tropecientos géneros que pululan en la ideología de género. No cabe mayor inclusión que en “tots”. “Tots i totes”, por contra, excluye al resto de géneros.
    Por otra parte, resulta poco inteligente que el IEC proponga el pronombre “tothom” para evitar el “tots i totes”. La sílaba “hom” procede de “home” (hombre), y no ha de tardar el día en que el histerismo feministoide lo perciba como una lacra heteropatriarcal y exija acompañarlo del pronombre “totdon”, en el que la sílaba “don” procede de “dona” (mujer).

    El problema no está en las lenguas románicas, que funcionan muy bien, sino en una ideología, apodada “feminismo”, que se ha desquiciado y enloquecido hasta alcanzar las más altas cimas de la impoluta estupidez.

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